En el nuevo pacto por la tierra y por la vida, los principales protagonistas son el campesinado y las organizaciones agrarias que han resistido por décadas a la represión, el extractivismo y el despojo
Nury Martínez – Presidenta de Fensuagro
En enero del 2025 se cumplieron 53 años del pacto de Chicoral que frenó el anhelo de la reforma agraria impulsada por el campesinado colombiano.
El centro poblado de Chicoral en el municipio del Espinal, Tolima, fue testigo en 1972 de un encuentro respaldado por el entonces presidente Misael Pastrana Borrero, en el que asistieron congresistas y latifundistas de la época el cual tuvo como objetivo garantizar las condiciones de los terratenientes en el mantenimiento y ampliación de los mecanismos del agronegocio en el país.
Esta contrarreforma no solamente garantizó la acumulación de capitales en manos de unos pocos, sino también perpetuó el dominio del poder en el contexto de lo político. Varios estudiosos de la cuestión agraria han mencionado esa fuerte relación: “quien tiene el poder tiene la tierra y quien tiene la tierra tiene el poder”.
Tierra, uso y tenencia
En ese contexto, la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria, Fensuagro, plantea a todos los lectores del campo y la ciudad la necesidad de situar el análisis frente a las condiciones actuales que se tienen en cuanto a los temas relacionados con la tierra, su uso y su tenencia.
El cinco por ciento de los propietarios posee el 70 por ciento de las áreas rurales, considerando que el país hay 3,5 millones de propietarios rurales. Pero si se compara con las personas que no tienen tierra, significa que 350 mil personas con los mayores predios son dueños de más del 80,5 por ciento de la tierra.
Esto plantea una tenencia de la tierra en pocas manos y con unas condiciones para el campesinado bastante complejas y con importantes desafíos. Como dice el profesor Darío Fajardo, para garantizar el proceso de reforma agraria los terratenientes tienen que aflojar la tierra para lograr la paz. Además, más del 75 por ciento del campesinado no tienen tierra suficiente para garantizar sus condiciones en el territorio, lo que dificulta también la permanencia.
Aun así, con todo y dificultades en tenencia de la tierra, el campesinado colombiano produce más del 70 por ciento de los alimentos que requiere y consume la población del país.
Potencia agraria
Fensuagro identifica que todo esto ha conllevado a que el campesinado colombiano enrute los ejes de trabajo en la defensa de la soberanía alimentaria en manos campesinas. También, en la consolidación de una reforma agraria integral y popular construida desde las lógicas político organizativas de las personas que trabajan en el campo y la ciudad.
Los datos evidencian que el tema de la tierra no solo es una base de poder, sino también es un bien común que garantiza la soberanía de todo un país en el que es fundamental garantizar la participación de personas de la ciudad como del campo.
A pesar de las dificultades se mantiene viva la esperanza. Gracias al proceso de cambio político, el próximo 21 y 22 de febrero del 2025 nos reencontraremos en Chicoral, Tolima, para promover un nuevo pacto por la tierra y por la vida, esta vez impulsado por un Gobierno a favor del campesinado y las organizaciones agrarias que han resistido por décadas a la represión, el extractivismo y el despojo.
En la actualidad existe un compromiso institucional en poder consolidar una verdadera reforma agraria que le garantice la tierra a quien la trabaja. Por eso, se requiere estructurar un plan de trabajo a diez años que convierta a Colombia en una potencia agraria de la vida.
¡Mantengamos viva la esperanza en esta revolución por la vida! ¡El día de la siembra no es el mismo de la cosecha!