miércoles, abril 2, 2025
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“El único plan es sacar adelante el proceso de paz”

El comandante Bernardo Téllez del Ejército de Liberación Nacional conversa sobre el cese al fuego por seis meses, el supuesto atentado contra el fiscal Barbosa, las diferencias que tienen con la política de Paz Total que impulsa el Gobierno y las expectativas que despierta la participación de la sociedad

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

El comandante del Ejército de Liberación Nacional, ELN, que lideró la subcomisión del cese al fuego es de Codazzi, Cesar. Su nombre de guerra es Bernardo Téllez en homenaje a Bernardo López Arroyave, un sacerdote camilista que luchó en las filas del movimiento insurgente en Antioquia, y de Pedro Rodríguez Téllez, un campesino que cayó en combate en 1992. “Ese compañero murió al lado mío y eso me marcó”, dice el guerrillero.

Bernardo Téllez ingresó a las filas guerrilleras en 1988 cuando tenía 16 años. Integra la delegación de paz del ELN que instaló la mesa con el gobierno de Juan Manuel Santos en 2017. En esa ocasión también participó del alto al fuego en la confrontación armada que se extendió por 90 días.

Para cumplir con la entrevista llegó a tiempo vistiendo su característica boina. Han sido días agitados en la ciudad para la delegación del ELN por cuenta del ruido mediático, especialmente en contra del presidente Petro. Un café y una conversación off the record relajan el ambiente.

Se enciende la grabadora. Habla para VOZ uno de los comandantes guerrilleros que hizo posible el cese al fuego por 120 días entre la histórica insurgencia y el Gobierno del presidente Gustavo Petro.

El cese al fuego

La pregunta es inevitable. ¿Tiene el ELN algún plan para atentar contra la vida del fiscal Francisco Barbosa, el general Zapateiro o la congresista María Fernanda Cabal?

-El único plan que tiene el ELN es sacar adelante este proceso, el cese al fuego y la participación de la sociedad. Es un absurdo todo lo que se ha dicho. El ELN le apuesta a encontrar una salida, ojalá definitiva, a las causas estructurales del conflicto armado. Entonces, eso obedece más a hechos mediáticos desde la Fiscalía para atacar directamente no solamente al proceso de paz, sino también al gobierno del presidente Gustavo Petro. El pronunciamiento del Comando Central desmiente de manera clara y precisa ese montaje.

El 3 de agosto entró en vigencia el cese al fuego bilateral y usted hizo parte de la subcomisión que logró el acuerdo. ¿Qué nos puede contar de todo ese proceso?

-Inicialmente quiero decir que hubo voluntad del Gobierno y sus representantes. También estuvo el deseo del ELN en acordar un cese al fuego, mandato de un pleno ampliado de la organización finalizando el 2022. Lo segundo es que se recoge la experiencia de alto al fuego por 90 días con el gobierno de Santos sobre la base de construir sobre lo construido.

Se incorporan nuevos elementos. Primero que hay una decisión plena de la Conferencia Episcopal en acompañar el proceso, eso antes no estaba. Segundo, hay un mandato especifico de las Naciones Unidas y la Misión de Verificación para acompañar lo acordado. Tercero, se logra construir las bases de un acuerdo general y unos protocolos que facilitan que el cese al fuego tenga herramientas con las que se puedan prevenir, calificar y tratar asuntos que tengan que ver con incidentes o violaciones de las partes. Y cuarto, hay un mecanismo de monitoreo y verificación que tiene una presencia no solo nacional, sino regional y local, lo que permite que se pueda tramitar de una manera rápida y oportuna las dificultades que se presenten.

¿También hay acordado un protocolo de acciones defensivas para el ELN?

-Los territorios están complejos. Está acordado mantener nuestras propias medidas de defensa porque no hay cese al fuego multilateral con otros actores armados. Como se sabe, en estos últimos tiempos se han desatado acciones ofensivas en territorios de histórica presencia del ELN por parte de grupos paramilitares y fuerzas disidentes de las Farc.

Paz Total

¿Cuál es el diferencial de este cese al fuego con respecto a otras experiencias?

-Este cese al fuego es diferente porque se hace para aportar en alivios humanitarios, segundo para acompañar el proceso de participación y tercero se da al inicio del desarrollo de la agenda. En los últimos tiempos esto no se había visto.

¿Cómo evalúan las caravanas humanitarias?

-Hablamos de hacer acuerdos humanitarios integrales. Que se haga una intervención en el territorio, donde no solo se puedan abordar los problemas de la guerra, sino los problemas sociales. Estas intervenciones lo que buscan es que se puedan identificar cuáles son los factores que mantienen esas crisis humanitarias en los territorios y se buscan con las comunidades la manera que se deban solucionar esos problemas.

¿El ELN le apostaría a un cese multilateral al fuego?

-Nosotros no compartimos la llamada política de Paz Total del Gobierno porque los problemas con esos otros actores armados están alrededor del narcotráfico y las alianzas con los carteles mexicanos. Ese es un asunto que no se soluciona con un diálogo. Se resuelve formulando nuevas políticas en el tratamiento del problema de las drogas y los cultivos de uso ilícito. Se cambia con políticas en los territorios donde la gente tenga oportunidades.

¿Cómo analizan la posible apertura de mesas de diálogo con esos actores armados?

-Le deseamos mucha suerte al Gobierno con esos diálogos y que se pueda aliviar la violencia en muchos de los territorios. Pero en nuestra opinión el paso determinante es que se cambie la fracasada política antidrogas de Estados Unidos que ocasiona la perpetuidad de esas violencias reprimiendo a los campesinos y destruyendo la naturaleza. Los verdaderos ganadores con las rentas del narcotráfico no solo son los mexicanos, sino el mayor cartel del mundo que es la DEA. Se pueden desmovilizar y hacer un pacto de acogimiento, por ejemplo con el ‘Clan del Golfo’, pero con seguridad aparecerá rápidamente otro narco cartel.

Un nuevo pacto social 

¿Qué busca el ELN en concreto con esto de la participación de la sociedad?

-Nosotros entendemos que el conflicto armado en Colombia y el problema de la violencia estructural y de la desigualdad social obedece a que históricamente las élites han excluido a las mayorías de participar en las decisiones importantes y estratégicas del país.

La participación de la sociedad es importante porque es el camino para construir un nuevo pacto social donde la gente, por medio de diversas formas de intervención y con todos los sectores, pueda avanzar en la construcción de un gran acuerdo nacional con una agenda de transformaciones y cambios. Por eso decimos que es el corazón del proceso, porque una mesa de negociación donde no esté la sociedad va a ser siempre un ejercicio fallido.

¿Se sienten a contrarreloj? ¿Cómo ven los tiempos del Gobierno?

-No nos sentimos presionados por el tiempo. Sin embargo, si es importante identificar que la gobernabilidad de la administración Petro es limitada. Por lo tanto, la posibilidad para que esto avance es que se logre construir una alianza política y social que pueda darle continuidad al proceso de cambio que mandató el estallido social y que fue a lo que la gente eligió. Si eso no es así y llega otro gobierno que revierta todo, vamos a tener otro periodo difícil en el país, quizás más difícil del que hemos tenido hasta ahora.

Muy polémico esto del Fondo Multilateral de Financiación. ¿Qué opinan sobre la discusión que se ha desatado y sobre la propuesta?

-El grupo de países acompañantes y de cooperación plantean ayudas políticas, diplomáticas y financieras al proceso de paz. Si bien el ELN le apuesta a que la mesa tenga éxito, no tiene como horizonte una autodestrucción estratégica. Como organización político-militar tenemos que seguir manteniendo, vistiendo y alimentando a nuestras unidades. A esa situación se le debe encontrar alguna solución que no sea la eliminación del otro. Eso no tiene sentido. La negociación política es para que el contradictor y adversario siga su lucha política por otros medios.

Codazzi y el Caribe colombiano

Usted nació en el Caribe colombiano. ¿Cómo evalúa la difícil situación humanitaria, tanto rural como urbana, en esta región del país?

-Literalmente en la década del noventa y comienzos del siglo XXI el paramilitarismo arrasó a la organización social en el Caribe colombiano. Se impuso el modelo paramilitar en toda la región. De tal manera que la recuperación del movimiento social y de los procesos organizativos ha sido muy lenta porque la gente vive con miedo. Pero también entendemos que es un territorio que se ha expresado mayoritariamente por el cambio, por ejemplo, La Guajira.

Creemos que la gente tiene esperanza a través de la fuerza del movimiento social. Por medio de los nuevos liderazgos que van surgiendo se puede buscar soluciones sociales para la región sobre problemas fundamentales. Sin embargo, el paramilitarismo sigue muy vivo, porque los principales financiadores del fenómeno y los principales jefes paramilitares han surgido de la costa, es decir, grandes terratenientes y clanes que aún tienen el poder absoluto sobre las comunidades. Es grave la situación, pero también entendemos que hay un pueblo que quiere cambios.

Existe una especie de morbo con el hecho que Bernardo Téllez y el negociador José Félix Lafaurie sean de Codazzi, Cesar, es decir, son paisanos. ¿Cómo le ha ido con el máximo líder gremial de los ganaderos en Colombia?

-La participación de José Félix Lafaurie como negociador del Gobierno ha sido importante porque el representa a un gremio involucrado en la guerra del país. Y si se le está apostando a un gran acuerdo nacional, pues necesariamente tendrán que participar todos los sectores. Es un asunto de los problemas que tiene que abordar el proceso de reconciliación y de paz nacional. Sin la participación de los gremios económicos, que también están involucrados en la guerra, pues será difícil encontrar caminos para que se acuerden procesos sólidos.

A nivel personal entre todos los negociadores, incluidos los militares, hay mucha cordialidad porque se trata de una mesa de negociación. Nos vemos como adversarios. Ellos representan sectores del Estado y nosotros representamos a una organización insurgente.

La guerrillerada y la lucha armada

¿Cómo se encuentra la guerrillerada de base? ¿Cúal es la lectura que se hace en las filas sobre el actual proceso de paz con el Gobierno Petro?

-Nuestros combatientes, y en general la militancia del ELN, siempre le apuestan y le han creído a un proceso de paz en el que participe la gente, en el que se traten los problemas sociales desde los territorios. Nuestra gente tiene la esperanza que la participación pueda aportar en la superación de las causas estructurales del conflicto.

Es importante dejar claro que la visión que tiene el combatiente del ELN no es una negociación con el gobierno para beneficiar a la guerrilla. Nuestro interés es llegar a los acuerdos que sean necesarios con el gobierno para resolver las injusticias, la inequidad y el abandono del Estado en los territorios.

Petro hizo muchas obversaciones al ELN en la instalación del Comité Nacional de Participación. Criticó las viejas consignas del siglo XX, cuestionó fuertemente la lucha armada y los invitó a que dejaran oxidar los fusiles para construir la paz. ¿Cómo recibió la comandancia del ELN esas críticas?

-Nosotros entendemos que esa es la visión del presidente, pero la realidad del país es otra. El asesinato de líderes sigue, el paramilitarismo está en ascenso, el trato de guerra a la protesta social sigue vigente. Un ejemplo es que el gobierno no ha desmontado el Esmad ni ha sacado de las cárceles a los muchachos de las primeras líneas. Entonces, el discurso es muy bonito pero la realidad del país no es tal para que eso sea posible sin que se aborden las grandes discusiones. Las mismas reformas de Petro están frustradas y quizás con mucha dificultad para que se logren concretar. Esos son asuntos cruciales en procesos donde se dice que se tiene en cuenta la gente, que se busca la justicia social, se invoca la política del amor y se nombra la ética de la vida. Sin embargo, ese discurso solo lo tiene el presidente, porque el resto de las instituciones actúan en contravía a esa política.

¿Cuál es el mensaje del ELN a la sociedad colombiana?

-Nuestra aspiración está en que la sociedad entera pueda abordar los problemas fundamentales que tiene el país. El conflicto armado, el narcotráfico, la violencia urbana, la injusticia social, la falta de oportunidades para la juventud y las mujeres, etcétera.

El mensaje es a que la gente se decida a participar, en acompañar el proceso de paz en el entendido de que el ELN lo que busca es fortalecer los caminos para que se puedan resolver los problemas de manera concertada, de manera dialogada y pacífica, pero que al final de ese camino pueda existir justicia social, inclusión política y más democracia, políticas más efectivas para las mayorías nacionales. A eso es a lo que nosotros aspiramos y ese es el mensaje que mandamos a la sociedad colombiana. Por eso luchó el padre Camilo Torres y por eso luchamos en la actualidad.

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