jueves, abril 18, 2024
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El senador del año en Colombia es de izquierda

Iván Cepeda Castro es la voz del pueblo en los estrados del parlamento colombiano.

Iván Cepeda Castro. Foto Nelosi
Iván Cepeda Castro. Foto Nelosi

Nelson Lombana Silva

Iván Cepeda Castro es sin lugar a dudas el senador del año en Colombia. Sus iniciativas, ponencias, debates y permanente recorrido por el país así lo certifican. Desafiando el terrorismo de Estado no ha dejado una lucha por librar tanto al interior del parlamento como fuera de él. Es un hombre forjado en la lucha y en la formación ideológica y política de sus padres, dos insignes comunistas: Manuel Cepeda Vargas y Yira Castro.

Es hijo de la sórdida guerra que el Estado ha declarado contra el pueblo inerme. Su padre fue asesinado el 9 de agosto de 1994 en las calles céntricas de Bogotá, en donde se supone se concentra la mejor seguridad del país.

Hace parte de la familia de la Unión Patriótica (UP), movimiento que surge de los diálogos del gobierno de Belisario Betancur y las FARC-EP, y que fue sometido al más demencial exterminio en planes siniestros diseñados por los Estados Unidos y desarrollados a plenitud por el binomio militar-paramilitar.

En el marco de estos criminales planes cayeron asesinados dos candidatos presidenciales (Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa), ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales, once alcaldes y cerca de cinco mil militantes de la naciente UP. Iván, en consecuencia, es un sobreviviente más de este terrible genocidio que no para, a pesar de su juventud y también a pesar de estarse desarrollando un nuevo intento de diálogo de paz en La Habana entre la guerrilla fariana y el gobierno Santos.

En 1965, prácticamente a los tres añitos, su familia fue impulsada al exilio, llegando a Praga, capital de Checoslovaquia. Un país extraño. Gélido. Pero que abrazó a esta familia que intentaba proteger su vida. Seguramente Iván no entendía mayor cosa, pero sí iba grabando minuto a minuto, segundo a segundo toda aquella inexorable odisea. Durante 1968 y en la concreción del llamado Pacto de Varsovia, a la familia le corresponde emigrar: Va a Cuba, la isla de la libertad en un momento histórico en que el proceso revolucionario se abría paso contra viento y marea, mientras el imperialismo arreciaba sin piedad alguna contra el pueblo cubano.

Regresa al país en 1970. Iván todavía es un niño. Las calles retorcidas de Bogotá son los caminos que lo van poniendo en contacto rápidamente con la cruda realidad, la cual va asimilando a la fuerza. No es libre como los demás niños. Se somete a las normas rígidas de un país que carece de democracia. Se concentra alrededor de su núcleo familiar.

Fue militante de la Juventud Comunista (Juco) cuando solo contaba trece años. Desde muy joven fue activista de derechos humanos, sobre todo cuando su padre cae cobardemente asesinado siendo senador de la república y director del semanario VOZ La verdad del pueblo.

A los 19 años sale del país. Va a Sofía, capital de la república de Bulgaria, estudiando en la universidad San Clemente de Ohrid, regresando al país en 1987, asumiendo una postura crítica ante el modelo soviético, teniendo la visión política de avizorar de alguna manera su caída. Criticaba sobre todo el extremo autoritarismo que contradecía el espíritu democrático que encarna por esencia el socialismo.

Se metió de lleno en la campaña de Bernardo Jaramillo Ossa. Era la lucha denodada del Partido Comunista y la naciente Unión Patriótica. El sueño se esfuma en 1990, cuando es asesinado Bernardo Jaramillo en el puente aéreo El Dorado de Bogotá.

Se aleja de la égida del Partido Comunista, no así de la concepción comunista propiamente, acercándose a la Alianza Democrática M-19 a partir de 1990. Eso generó dura controversia con su padre, como era apenas obvio. A la muerte de éste, Iván, junto con su esposa Claudia Girón, funda la fundación Manuel Cepeda con el objeto de trabajar por el esclarecimiento de los crímenes contra la izquierda, especialmente el vil asesinato de su progenitor.

Así surge el movimiento nacional por las víctimas, al principio con 17 organizaciones, que busca esclarecer los crímenes entre 1980 y 1990. Fue blanco de nueve amenazas en ese entonces, teniéndose que asilar en Francia desde el año 2000. Allí recibió el título de magister en Derechos Humanos de la Universidad de Lyon. Regresa a Colombia en el 2003, para retomar con más vigor la lucha por la defensa de las víctimas del paramilitarismo y del militarismo.

En este mismo año, junto a otras personalidades y luchadores sociales y de derechos humanos, contribuye decididamente a la fundación del movimiento nacional de víctimas de crímenes de Estado (Movice), movimiento que busca reunir a las víctimas del terrorismo de Estado a fin de descubrir, denunciar y erradicar las prácticas criminales del Estado Colombiano.

Este fue un escenario propicio para adelantar diversas actividades de solidaridad con las víctimas del terrorismo de Estado. Es conocida la marcha llamada “Homenaje a las víctimas del paramilitarismo, la parapolítica y los crímenes de Estado”, que se realizó el 6 de marzo de 2008, agigantándose con sobrados méritos la imagen de Iván, por su carácter y conciencia de clase.

Asumió una decidida y valiente posición crítica contra la dictadura del presidente Álvaro Uribe Vélez. Parte de esta la consignó en el libro “A las puertas de El Ubérrimo”, en coautoría con Jorge Rojas, libro que contribuyó a develar el origen mafioso y paramilitar del entonces inquilino de la casa de Nariño y hoy senador del autodenominado “Centro Democrático”.

En el 2009 le picó el bicho de la política, siendo candidato a la cámara de representantes por el Polo Democrático Alternativo teniendo 35 mil votos, siendo el quinto candidato más votado y el segundo al interior del Polo después de Germán Navas Talero.

Fue un parlamentario valiente y consecuente con lo propuesto en campaña en esta célula legislativa. Adelantó diversos debates de control político de singular valor, sobre asuntos relacionados con el despojo de la tierra, la dramática situación del sistema penitenciario, la violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado, el proceso mentiroso de desmovilización de las estructuras del paramilitarismo.

El 11 de abril de 2012 realizó el histórico debate sobre la hacienda Guacharacas, predio propiedad de los hermanos Uribe Vélez, y el surgimiento del paramilitarismo en esta propiedad en la década de 1990, siendo para entonces el señor Álvaro Uribe Vélez gobernador del departamento de Antioquia.

El 29 de ese mismo mes y año, fue lanzado el libro intitulado “Víctor Carranza, alias el “Patrón”, el cual fue escrito con el padre jesuita Javier Giraldo.

Este año se presentó como candidato al senado de la república, nuevamente bajo la bandera del Polo Democrático Alternativo, saliendo elegido con 84.126 votos, posesionándose el 20 de julio de 2014. Es admirable la gestión que viene haciendo en el parlamento colombiano. Valiente por decir menos, el singular y contundente debate contra el senador Uribe Vélez. Una vez más lo desenmascara y lo coloca al desnudo de pies a cabeza, tal y como es el ex presidente: narcoparamilitar. Asiste con decisión a los temas de derechos humanos, a la defensa de los diálogos de La Habana y la lucha incansable por la defensa de las zonas de reserva campesina, contra la megaminería a gran escala y por la soberanía nacional y la soberanía alimentaria.

Son algunos méritos que lo hacen acreedor al mejor senador durante este año que comienza a agonizar, en medio de las duras contradicciones y la sarta de amenazas violentas contra los medios alternativos de comunicación y 13 periodistas en concreto a manos al parecer de las hordas del militarismo – paramilitarismo. Iván Cepeda Castro es la voz del pueblo en los estrados del parlamento colombiano.

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