Nelson Lombana Silva
El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Genaro Muñoz, debe renunciar a su cargo, ante su incapacidad para dirigir el gremio cafetero en este país. Funcionario que no es capaz de liderar el gremio con solvencia moral y compromiso político no puede ocupar cargo de tan elevada responsabilidad.
Su postura en el reciente paro cafetero deja mucho que desear. En vez de colocarse al lado de los pequeños y medianos caficultores, se colocó al lado de los magnates del grano en Colombia y del presidente de la república, Juan Manuel Santos Calderón. Los centenares de campesinos que fueron brutalmente golpeados por la Policía y el Esmad, los cafeteros asesinados por el Estado en varias regiones del país, no tuvieron en el gerente una palabra de solidaridad.
Tampoco apoyó el justo pliego de los caficultores, como el precio digno, la rebaja del costo de los insumos, la democratización de la Federación y el rechazo de la megaminería en zona cafetera. En ningún momento el gerente de marras se sintió por aludido. Genaro Muñoz estuvo pendiente de las gabelas que ofrece el corrupto Establecimiento, siempre estuvo dispuesto a vender los sueños y las utopías del pueblo caficultor que se lanzó conscientemente a las calles a luchar.
¿Qué le puede interesar a Genaro Muñoz el drama de los pequeños y medianos caficultores? ¿Qué conciencia social puede tener un funcionario que nadie del gremio cafetero sabe cuánto gana mensualmente?
Casi la totalidad de comités municipales de Pereira le vienen solicitando su renuncia, lo mismo sus homólogos de los departamentos de Antioquia, Caldas y Cundinamarca. Seguramente en el transcurso de los próximos días otros comités municipales y departamentales se sumarán. No vale la pena tener un zángano de estas características en la dirección de la Federación.
El esfuerzo heroico de los caficultores que participaron del paro del 28 de febrero al 8 de marzo no puede resultar estéril, debe arrojar sus frutos y uno de ellos es precisamente la democratización de este ente, comenzando por la renuncia de don Genaro Muñoz.