Editorial 3278
En el departamento de Nariño, entre los municipios de Cumbitara y Policarpa se encuentra un impresionante accidente geográfico natural. El río Patía, que baja del departamento del Cauca, se encontró de frente con la cordillera occidental, no se detuvo, se vio obligado a abrirse paso rompiendo la gran piedra que sostenía la cordillera y creó un cañón estrecho y de gran profundidad. Como resultado de toda esa tenacidad y persistencia del río Patía, se formó La Hoz de Minamá, una hermosa, amplia y serpenteante laguna, ejemplo bello y notable de la fuerza erosiva del río Patía, donde el agua ha esculpido un paisaje impresionante en medio de la cordillera.
Así sucede con los comunistas, la izquierda y el progresismo en América Latina y el mundo. En medio de bloques y poderes supuestamente infranqueables, plantados como cordilleras impenetrables, se abren paso las propuestas y proyectos que buscan cambios hacia la justicia social, las reformas y construcción de poderes populares duraderos y sostenibles. Es una clara afrenta al capital y al neoliberalismo, como su modelo económico hoy en crisis, que responden con fiereza para no perder su hegemonía.
La contundente victoria de Jeannette Jara, exministra de Trabajo y candidata del Partido Comunista de Chile a las primarias presidenciales, es un mensaje de la historia para Colombia. Es una demostración de esta persistencia, como hecho político concreto, que logra perforar la barrera del anticomunismo, rompe la tendencia del extremo progresismo y se convierte en un mensaje claro del mandato popular. El triunfo por amplio margen de Jara (61%) garantiza que será una carta ganadora y unitaria de la izquierda para las elecciones de noviembre de 2025.
Después de 25 años, el Partido Comunista de Chile vuelve a tener posibilidades de llegar a la Casa de la Moneda, liderando una coalición de izquierda y progresista junto al Partido Socialista, el Frente Amplio y la Federación Regionalista Verde Social.
No es un hecho menor, teniendo en cuenta la larga historia de poder dominante de la extrema derecha en Chile, dictatorial y neoliberal. No es menor, en tanto el gobierno social-liberal de Boric, en el que participa el PCCh, viene de una derrota reciente al poner a consideración un plebiscito de cambios y reformas del Estado. No es menor, porque de llegar a ser presidenta, Jeannette Jara seguro reforzará y recuperará los espacios de integración del Sur Global, anticoloniales y basados en la soberanía y autodeterminación de los pueblos. O, dicho de otro modo, se fortalecería la lucha contra la hegemonía del imperialismo guerrerista y se tendería a favorecer el multilateralismo y la lucha solidaria por la paz mundial.
El triunfo de Jeannette Jara en Chile se enmarca en lo regional en un contexto de fuertes luchas que, con diferencias políticas e ideológicas, muestra procesos que se mantienen y avanzan, como Cuba, Venezuela, Colombia donde se acaban de aprobar las reformas laboral y pensional, Bolivia, Brasil, México, Nicaragua, Honduras, Guatemala o Uruguay. En lo global, avanzan en su desarrollo soberano (también con sus diferencias) Rusia, China, Vietnam, Corea del Norte, Sudáfrica, Burkina Faso o Corea del Sur, que hace poco eligió un gobierno progresista. En Estados Unidos, el movimiento social y popular crece y comienza a romper la barrera mediática, mientras el Partido Demócrata elige como candidato a la Alcaldía de Nueva York al socialdemócrata Zohran Mamdani. Todos ellos son procesos y rebeldías en el mundo que hacen ganar confianza en la lucha contra las injusticias y las guerras, y fortalecen la perspectiva del multilateralismo con iniciativas como los BRICS.
No hay cordillera que no pueda perforarse cuando los gobiernos están del lado de los excluidos y los pueblos, convertidos en caudalosos ríos, deciden luchar.