El colapso de la poca salud pública de la región Caribe de Colombia hará desaparecer los centros de formación de médicos y auxiliares que quedan sin lugares de prácticas

Libardo Muñoz
Los pocos hospitales públicos que agonizan por la privatización de la salud en la Región Caribe colombiana, comenzarán a cerrar sus puertas a partir del primero de agosto próximo ya que la asfixia financiera, a la que se encuentran sometidos de manera premeditada, llegó a lo insostenible.
Al mismo tiempo en que ocurran los cierres de los hospitales públicos, tendrá lugar una verdadera masacre laboral de la que no se salvará ni el personal calificado como laboratoristas, radiologistas, bacteriólogos y enfermeros.
Los hospitales costeños que desaparecerán de la red pública son los de Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Sincelejo, Montería, afectados por una deuda que sumada al 30 de junio pasado es de 324 mil millones de pesos. De paso sucumbe una importante cantidad de centros de primeros auxilios rurales, que existen más por el espíritu solidario de muchos voluntarios.
El dinero de la salud pública de Colombia se encuentra en los bancos ganando intereses, las llamadas EPS no pagan a los hospitales y a los empleados les adeudan seis meses de salarios, a los proveedores también les tienen facturas de seis meses y a médicos y especialistas les deben hasta 12.
El caso del prestigioso Hospital Universitario de Cartagena, HUC, ilustra el desastre asistencial de la Región Caribe: de un magnífico edificio de 10 pisos solo funcionan siete, al ocurrir la privatización y el cierre, desaparecieron cientos de camas, instrumentos de laboratorio y otras ayudas científicas que se adquirieron con fondos del pueblo fueron robados y jamás se ha rendido cuentas de ese delito que le quitó calidad a la atención facultativa comunitaria.
La clase política de Cartagena dedicada al robo y a la corrupción nunca se dio por entendida de lo que pasaba con el HUC, y luego pasó a formar parte de las EPS que sembró clínicas privadas a lo largo y ancho de la capital de Bolívar.
El HUC es un cascarón ruinoso donde funcionaron salas especializadas, los pisos superiores están inutilizados, sin luz, algunas terrazas amenazan con caer a pedazos.
El colapso de la poca salud pública de la Región Caribe de Colombia hará desaparecer los centros de formación de médicos y auxiliares que quedan sin lugares de prácticas.
Las continuas denuncias de los trabajadores de la salud por los efectos privatizadores, introducidos por el modelo neoliberal del gobierno, no parecen conmover a nadie.
La prensa de la pequeña burguesía cartagenera tiende a ser cómplice por omisión y acción de la privatización de la salud, uno de los feudos del paramilitarismo costeño.
La deuda de los hospitales públicos de la Región Caribe, en miles de millones de pesos puede dividirse así: Hospital de Cartagena 72 mil, Hospital de Barranquilla 70 mil, Hospital de Montería 65 mil, Hospital de Sincelejo 40 mil, Hospital Nino Jesús 17 mil.