El dirigente social ve en Norte de Santander posibilidades de desarrollo, que pasan por la consecución de la paz y la economía campesina
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
Jaime Alberto Gómez Montañez es un reconocido abogado y defensor de derechos humanos en Norte de Santander. Ha trabajado en la administración pública en su departamento, donde ha sido Procurador Ambiental y Agrario.
Ahora, ve en la Cámara de Representantes una oportunidad de seguir aportando para recuperar la prosperidad que conoció hace años. Por eso, con el número 9 en el tarjetón participa en la consulta del Pacto Histórico.
¿Para qué ir a la Cámara de Representantes en el actual contexto político?
Creo que es un compromiso donde se está definiendo la justicia social que hemos propuesto desde el pacto histórico y, como somos un partido de la esperanza, queremos contribuir a que esa justicia social se pueda materializar allí, y podamos quedar bien con las mayorías de este país, que han sido excluidas y no se le han garantizado sus derechos humanos.
El Catatumbo
¿Cuáles son las principales problemáticas de su departamento?
Norte de Santander tiene una característica y es que ha presentado mayores obstáculos hacia los cambios, en el electorado en general.
En Norte de Santander tenemos, por ser una región de frontera, algunas particularidades como la de Catatumbo, pero también las otras partes del departamento tienen sus propias necesidades insatisfechas desde hace muchos años, que requieren una transformación, unos cambios para generar unos nuevos polos de desarrollo, donde la gente sea lo primero y no los recursos naturales, que es lo que le ha interesado a la clase dirigente.
El Catatumbo ha sido una subregión que ha sufrido mucho la violencia de varias clases, para salir de eso ¿qué se puede hacer desde el Congreso?
Yo he sido una persona vinculada al Catatumbo porque fui personero del municipio de Tibú. Estuve en un programa gubernamental de sustitución de cultivos ilícitos. Conozco la región y ahí inicialmente se construyó un tejido social desde las bases populares, porque era una zona de colonización y se generaron procesos de desarrollo.
Luego vino el tema de la hoja de coca y dañó ese tejido social. Yo creo que hay que recuperar todo el tejido social que se había tenido.
Hay que explotar los potenciales, no solo en el Catatumbo, sino en todo el departamento y creo que esa es una de nuestras apuestas. Es decir, ¿cuál es el modelo de desarrollo que queremos para el departamento? Y eso significaría educación, salud, vías, infraestructura y servicios públicos. Hacia allá es que debe apuntar cualquiera de las políticas públicas que se quieran implementar.
Tierra y paz
¿Qué proyectos se pueden trabajar desde el Congreso hacia el departamento?
Yo creo que hay que seguir impulsando la economía campesina como un motor de desarrollo. También es necesario profundizar en la formalización del territorio, ya que tenemos unas dificultades que tienen que ver con parques naturales, zonas de Ley 2 de 1959 y que la gente también se sienta propietaria, dueña de la tierra y pueda generar todos los procesos de la economía campesina.
Eso que usted acaba de decir está condicionado por las políticas de paz del Gobierno nacional en ese territorio y no ha habido resultados.
Lo que pasa es que digamos, hoy el concepto de la paz general, total, tiene que aterrizar en complejidades muy particulares, que tiene cada una de las regiones, y en unas dinámicas propias.
Entonces, hay que hacer mucho más análisis, más detalle para mirar todas las implicaciones que se llevan, no desde el marco general, sino desde la particularidad de cada una de las regiones.
Debemos pensarnos no cualquier paz, no es el silenciamiento de los fusiles, es la justicia social la que estamos reclamando y, creo que hay unas condiciones, favorables y otras desfavorables.
Ventajas de la frontera
¿Cuáles serían las desfavorables?
El hecho del 16 de enero marcó una supremamente desfavorable en la región, como el confinamiento, el desplazamiento, pero creo que ahí es donde está el gran reto: poder superar todas esas dificultades que se vienen dando.
¿Qué otros proyectos o políticas en el ámbito nacional se deben apoyar en el Congreso?
Pues el relacionamiento siempre con el Estado vecino de la República Bolivariana de Venezuela es fundamental para toda esa región, porque somos casi dependientes de nuestras relaciones.
Hay que recordar que nosotros, Norte de Santander, en un momento dado fue un departamento pionero en la luz, en los textiles, en la entrada del café, cuando teníamos la salida al Lago de Maracaibo.
Si nosotros tuviésemos toda la salida al Lago de Maracaibo, estaríamos en un relacionamiento diferente al que hoy tenemos por no tener la salida al mar.







