sábado, marzo 8, 2025
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Después de la tormenta, ¿llegará la calma?

Las últimas noticias informan sobre las renuncias en gran parte de los altos cargos del poder ejecutivo, en un golpe de timón para enfrentar la recta final del Gobierno nacional

Simón Palacio
@Simonhablando

Pasan los días y el foco del debate político sigue concentrando las consecuencias que dejó el polémico consejo de ministros del 4 de febrero de 2025. Lo curioso en este episodio es que, para bien o para mal, el presidente Gustavo Petro sabe que la agenda del país gira en torno a su iniciativa.

Como si se tratara de una implosión controlada, las últimas noticias informan sobre las renuncias en gran parte de los altos cargos del poder ejecutivo, en una suerte de golpe de timón en la recta final del Gobierno nacional. Y aunque la espuma tiende a bajar por cuenta del viaje que tendrá el jefe de Estado a Dubái, los efectos colaterales siguen moviendo a la política colombiana.

Hasta el momento, lo único cierto es que el segundo capítulo del consejo de ministros televisado quedó en veremos y que la recomposición del gabinete sigue siendo un enigma.

Papaya partida

Para la fecha de impresión de esta edición, es un hecho que ha corrido mucha agua bajo el puente. Después del massmediático ejercicio del consejo de ministros, nunca antes experimentado por algún gobierno, los análisis han sobresaturado los espacios.

La mayoría de estos enfoques se han concentrado en resaltar lo que dejó en evidencia el fallido piloto: un Gobierno fragmentado y débil, que naufraga por cuenta de sus propias contradicciones y que su recomposición estará mediada por liderazgos que representan el status quo y no un proyecto de cambio político. A papaya servida, papaya partida.

Pero más allá de esa perspectiva, aparentemente lógica e incontrovertible, el análisis debe trascender y no quedarse con el libreto masificado por los representantes del Establecimiento.

En el fondo, esta crisis dejó en evidencia que además de tener fuertes tensiones, el Gobierno nacional se enfrenta con la recta final de su mandato y que la angustia del presidente es cumplirle a la gente. Las expectativas siguen siendo muy altas y Gustavo Petro no quiere fallar.

Las metas del PND

Por eso, para el Gobierno nacional, pero fundamentalmente para el presidente Petro, se ha convertido en una suerte de obsesión el cumplimiento de las metas del Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia, potencia de la vida’. El mandatario ha dicho que el nuevo gabinete ministerial se concentrará en el cumplimiento de las bases de políticas públicas formuladas por el Ejecutivo.

Si bien en el episodio televisado del 4 de febrero el documento sujeto a debate hacía referencia a los compromisos adquiridos por el jefe de Estado con la ciudadanía en sus presentaciones públicas, en este momento el foco que tendrá el Gobierno nacional serán las metas del PND para lograr su concreción. La responsabilidad, se dijo en campaña, es cambiar positivamente la vida de la gente.

Pero ¿Cuáles son los objetivos que se propuso el Gobierno de Gustavo Petro? En resumen, son superar la pobreza extrema, eliminar el hambre en la primera infancia, garantizar el derecho humano a la alimentación, entrega masiva de tierras, formalización de la pequeña propiedad, acelerar el catastro multipropósito, vías terciarias para conectar territorios, transición energética, frenar la deforestación, diversificar exportaciones, impulsar la economía popular, asegurar cobertura del sesenta por ciento en educación superior, entre otros propósitos.

¿Son metas imposibles? En principio la respuesta es negativa. Sin embargo, al considerar que cada una de ellas tiene indicadores de cumplimiento con alto grado de rigurosidad, todo este episodio mediático deja una orientación positiva. El Gobierno se exigirá al máximo en ejecutar los planes, programas y proyectos pactados colectivamente con el pueblo.

Otro asunto prioritario son el futuro de las reformas sociales. Con la pensional aprobada, quedan faltantes los proyectos de cambios al sistema de salud y al régimen laboral. Para ello, necesita de un nuevo acuerdo con las fuerzas que tienen representación en el Congreso y, seguramente, la recomposición del gabinete estará en esta dirección.

La unidad de la izquierda

Así parezca de manual, por momentos se pierde el foco sobre una realidad en política. Ningún Gobierno es homogéneo y mucho menos cuando se trata de una coalición, como es el caso del actual proceso al interior del Ejecutivo nacional, donde el Pacto Histórico no es el único partido de Gobierno.

La exposición de las discusiones internas, el llamado a las renuncias protocolarias, las salidas a medios de algunas personas funcionarias del poder ejecutivo, las incertidumbres de lo que será el año y medio que resta del ejercicio de Gobierno, el período electoral que ya comenzó, entre otras variables, dibujan grandes retos para el actual momento.

Estos desafíos tendrán que ser asumidos con cabeza fría, especialmente por los sectores alternativos y de izquierda que tienen la obligación de darle continuidad a “la carga de caballería” que les ha permitido llegar tan lejos.

“Aquí no hay más alternativa que vencer. Unos en la política callejera uniendo al pueblo y otros aquí, cumpliendo con el programa que beneficiará al pueblo y sus jóvenes, rompiendo a fondo los mecanismos de las mafias dentro del Estado: la corrupción”, ha publicado en X el presidente Gustavo Petro.

El mensaje parece apaciguar las aguas de una tormenta que aparentemente está terminando. Sin duda alguna, en todo este episodio el gran afectado no solo ha sido el funcionamiento interno del Gobierno, sino también la unidad de las fuerzas de izquierda que intentan avanzar de cara al proceso electoral de 2026.

Si el momento prioriza la movilización de todos los recursos para lograr los objetivos, tal vez sea bueno recordar las reflexiones que desde la cárcel hacia el filósofo marxista Antonio Gramsci: “cuando solo importan las posiciones decisivas, entonces se pasa a la guerra de cerco, comprimida, difícil, en la cual se requieren cualidades excepcionales de paciencia y espíritu de invención”.

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