Una marcha que reivindique las libertades individuales y recupere su carácter revolucionario y popular
Sentir “orgullo” implica no sentirse cómoda con la celebración de la diferencia docilizada de un acrónimo de cuatro letras que exige ser norma, que exige ser visible e incorporada a la maquinaria multiculturalista del estado. Sentir “orgullo” es exceder la imposición de esa diferencia y construir un movimiento social crítico que cuestiona la categoría de “diversos” y dirige sus luchas, deseos, placeres, cuerpos, prácticas y teorías para derrocar el régimen de la heterosexualidad como naturaleza de lo social.
Trapo (Travesti-Pobre) [1. Orgullo subversivo, a propósito de las marchas LGBT]
Katto Fures
Colectivo León Zuleta
Villavicencio
La construcción de identidades contrahegemónicas que resisten la colonización capitalista del cuerpo y del conocimiento ha sido una bandera desvanecida con cada agitación en la que se dejó de cuestionar el sistema, en la que asumimos la identidad y el orgullo gay del “buen ciudadano”, el reservado, el que no incomode demasiado, el que pida permiso para hacer uso de sus derechos, el que no cuestione los modelos socialmente impuestos.
Cuando los activistas privilegiados del sistema,conmemoran los disturbios de Stonewall sin reconocer a quienes iniciaron dichas protestas – las prostitutas, las trans, lxs racializadxs, lxs travestis, las locas, las desadaptadas, lxs proletarixs, LGBTI, drag queen, drag king y la multiplicidad de sujetxs construidos fuera de la norma- que lucharon y luchan contra la represión policial, institucional y social que lxs condenó al gueto y la burla social de la que se niegan a ser parte, traicionan este legado.
Nuestro accionar político debe reactivar ese orgullo nacido de los disturbios de Stonewall que critique el contexto social excluyente y marginalizador. La marcha no puede ser el espacio de reproducción de modelos hegemónicos de poder en el que la exigencia de derechos, la manifestación de orgullo y la lucha individual sean normalizados con la imposición de un reglamento que diga cómo reclamarlos al acomodo elitista de quienes buscan una “aceptación” y no una transformación social.
¿Se ha perdido el carácter de la marcha? Más que darle una respuesta hacemos la invitación a todos, todas y todes a resignificar el papel de la marcha, a que levantemos el espíritu transgresor llevando nuestros cuerpos y subjetividades fuera de la estética de “tolerancia” para movilizarnos contra la violencia, vigilancia, condicionamiento, burla y patologización que sobre nuestros cuerpos, identidades y sentires se imponen, para subvertir los escenarios que confinan a las mujeres trans a la prostitución o la peluquería, que ridiculizan y criminalizan a los hombres y mujeres homosexuales y bisexuales e invisibilizan a las personas intersexuales.
Una marcha que reivindique las libertades individuales y recupere su carácter revolucionario y popular, ligando nuestra lucha a la de los sectores sociales, sindicalistas, feministas y demás que lleven la bandera incluyente y divergente.
En un acto político de rebeldía de los movimientos sociales, los partidos políticos, los colectivos, las personas organizadas y no organizadas y la institucionalidad comprometida con la defensa y restitución de los derechos de las personas de los sectores sociales LGBTI.
La consigna es que todxs marchemos juntxs desvirtuando el poder y la dominación, y empoderadxs como sujetxs políticos transformadorxs, autónomos y con autodeterminación sobre nuestros cuerpos y autorrepresentaciones en sociedad, sin los condicionamientos y los prejuicios de la falsa moral.
Por la emancipación social y sexual