Colombia ya conoce el monstruo del Narco-Terrorismo que a finales del siglo pasado, a punta de bombas, asesinato de candidatos presidenciales y dirigentes políticos, múltiples masacres, logró hacerle un inmenso daño al país. Hoy nuevamente ese demonio abre sus fauces para retar al Estado y a los colombianos, poniendo en marcha un siniestro plan terrorista de desestabilización de la nación.
Son los autores del criminal atentado contra la vida del senador Miguel Uribe que condenamos firmemente. Responsables de una serie de bombas en el Occidente del país. Carro-bomba en Corinto, moto-bomba en Cali, bus-bomba en la carretera Panamericana, cilindro-bomba en Guachinte. Pérdida de vidas de civiles, policías y soldados.
Graves daños materiales. Los narco-bandidos haciendo de las suyas, enviando un claro mensaje de reto: Aquí estamos, nos hacemos sentir y no tenemos ni miedo, ni límites. El Presidente Petro ha denunciado un plan para matarlo, ordenado desde Dubai por la denominada Junta Directiva, una poderosa fuerza multinacional de narcotraficantes.
El mandatario el año pasado dio a conocer que desde la Embajada de Estados Unidos se le había informado sobre esos planes. Como respuesta a la férrea persecución del gobierno nacional contra el negocio, los terroristas enviaban el mensaje que no estaban dispuesta a tolerar los frecuentes golpes asestados. Ya no pueden continuar manteniendo el mismo nivel de control sobre el Estado, instituciones y funcionarios.
Crecen los decomisos, la destrucción de laboratorios, el control de puertos, muchos funcionarios y agentes cómplices fueron removidos, se limitan los precursores, crecen las incautaciones, se multiplicaron las extradiciones y se persigue a sus socios narco-guerrileros.
La denuncia del Presidente no produjo ninguna reacción, ni en sus propias filas oficiales, ni en el progresismo, ni en la oposición, ni en el país. De igual manera nadie desmintió la existencia del plan. Faltando pocos meses para tener un nuevo gobierno, la Junta Directiva diabólica, optó por cambiar el método para obtener el mismo resultado.
Necesitan un gobierno y un presidente que dentro de pocos meses, les vuelva a abrir las puertas hoy cerradas. Buscan culpar al Presidente Petro y a su gobierno de ser el causante de la inseguridad. Lo dramático es que el terrorismo está logrando su criminal objetivo.
El país se desorientó y ha primado el sectarismo político y la ausencia de valores democráticos. La clase política tradicional, las oposiciones, las cortes y los medios, no han superado la prueba. Nadie puede seriamente pensar que el gobierno progresista es el responsable del criminal atentado contra el senador Uribe.
Pero la pasión enceguece el juicio y el dedo acusador de la oposición se dirigió contra el mandatario. Felices los bandidos. Se ha considerado que la polarización es el caldo de cultivo de la violencia política. Bajar el tono de las declaraciones y de la pugnacidad. Suspender la Consulta Popular. Como si la competencia democrática fuese la causa de la violencia política.
La violencia terrorista de hoy no proviene del país político ni del país nacional, proviene de la delincuencia organizada. Se impone la creación de una poderosa fuerza de unidad nacional. Un frente único con la participación de todos, sin distingo alguno, gobierno y oposición, empresas y sindicatos, jóvenes y estudiantes, campesinos e indígenas, ellas y ellos, la nación entera. Podemos vencer el narco-terrorismo, rodeando nuestras instituciones democráticas y al gobierno nacional.
Unidos venceremos. Los bandidos nos quieren bien divididos y peleando entre nosotros. Las reformas sociales deben continuar. Debemos garantizar un proceso electoral pacífico y competitivo. La iglesia católica es un buen garante y promotor de la unidad nacional.
Bogotá, D.C., junio 11 de 2025.
Agenda progresista, visión de cambio, dirección nacional