jueves, marzo 28, 2024
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Debate sobre Escocia: El Sí significará beneficios para Escocia

Gran Bretaña perderá aun más el estatus de «potencia mundial», tanto política como económicamente. Este será un gran golpe para Washington y para la OTAN, pero será un avance significativo para la paz mundial, señala Daphne Liddle del Nuevo Partido Comunista Británico

Foto: alister via photopin cc
Foto: alister via photopin cc

Daphne Liddle

Es claro que los líderes del imperialismo occidental están entrando en pánico ante la perspectiva de que Escocia vote a favor de la independencia total el próximo jueves y esa sola razón debería alentar el voto por el Sí.

La campaña del Sí disfrutó de un pequeño aumento en las encuestas de opinión la semana pasada, a medida que los indecisos van tomando partido, en su mayoría a favor de un voto afirmativo.

Esto provocó la decisión de los líderes de los tres principales partidos en Westminster de ir a Escocia para dar un impulso final a la campaña del No, que todos ellos han respaldado. Pero se parece demasiado a la desesperación y es probable que sea contraproducente.

Se puede argumentar que el mejor activo que tiene la campaña por el No es Alex Salmond, líder del Partido Nacional Escocés. Él y el partido que dirige son básicamente conservadores pro-empresariales que harían poco para detener la privatización y el giro en general a la derecha que ha tenido Westminster desde que Thatcher llegó al poder en 1979.

También ha vacilado en algunas de sus promesas claves, como la eliminación de la base de submarinos nucleares de Faslane, y está indeciso sobre qué moneda utilizará Escocia.

Esta es una clara señal de que es susceptible de ser persuadido, y no faltarán grupos de presión haciendo cola para verter oro en su regazo.

Pero la plena independencia permitiría a los escoceses elegir una dirección diferente para su propio Parlamento, y el Laborismo escocés siempre ha estado a la izquierda del de Westminster.

El impacto de lo que la mayoría de la clase trabajadora escocesa quiere se hará sentir con más fuerza en Holyrood que en Westminster.

Esto a su vez aumentará las esperanzas y expectativas entre los trabajadores en Inglaterra y Gales, lo que equivale a una división y debilitamiento de la autoridad de la clase dominante en toda Gran Bretaña. Como clase, podemos derrotarlos más fácilmente poco a poco.

Y sólo será cuestión de tiempo antes de que Gales también esté buscando la plena independencia.

Los unionistas en los seis condados ocupados de Irlanda del Norte estarán más débiles, ya que habrá menos «Unión» para que ellos traten de aferrarse.

El caniche favorito de la Casa Blanca será miniaturizado. Lo que quede de Gran Bretaña tendrá mucha menos influencia en Europa, en la OTAN, en las Naciones Unidas, en el G-8 y otros foros internacionales.

La propia OTAN se verá debilitada, especialmente sin sus activos en territorio escocés.

Las fuerzas armadas británicas se reducirán; una gran parte de la administración pública británica, que tiene que ver con nuestros registros de impuestos en Glasgow, estará en un país extranjero.

Gran Bretaña perderá aun más el estatus de «potencia mundial», tanto política como económicamente. Este será un gran golpe para Washington y para la OTAN, pero será un avance significativo para la paz mundial.

Y, como nuestro difunto ex secretario general Eric Trevett siempre destacó, ya que el capitalismo necesita guerras para resolver sus crisis financieras y sus contradicciones, la paz se convierte en una exigencia revolucionaria.

Por supuesto que una Escocia recién independizada se enfrentará a algunos problemas con respecto a su moneda, su estatus dentro de la Unión Europea y así sucesivamente. Pero estos son de menor importancia en comparación con los que tiene ahora siendo gobernada desde Westminster.

Y sería libre para salir de la UE si el electorado lo quiere. Y de firmar tratados económicos con cualquier país.

No es extraño que Cameron se vea preocupado; ha hecho un pésimo trabajo con la campaña del No, apelando a amenazas, alarmismo e intentos de intimidación. Ha defraudado a su propio bando e hizo que la mayoría de los escoceses estén aún más decididos a romper con Westminster.

Cameron incluso ha amenazado con posponer las elecciones generales de 2015, sobre la base de que los parlamentarios escoceses elegidos a Westminster no deben tener autoridad para votar sobre cuestiones que afectan al resto de Gran Bretaña, ya que no van a ser parte de ella por mucho tiempo. Pero nadie, ni siquiera en su propio bando, cree en esa excusa.

No obstante los activistas del Sí serían imprudentes si actuaran de forma complaciente. La campaña por el No, respaldada por gente como Barack Obama y Rupert Murdoch, lanzará todos los recursos que pueda en la lucha en la próxima semana para asustar, engañar y confundir a los votantes de Escocia.

Sería una tragedia si llegan a ganar porque los votantes del Sí piensan que no es necesario molestarse en ir a los centros de votación.

The New Worker
Traducción de David Moreno para 45-rpm.net

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