viernes, marzo 29, 2024
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Debate sobre Escocia: Cuidado con el regalo envenenado de falsa independencia

La promesa de la falsa independencia es una trampa que debilita la unidad de la clase obrera, advierte Bill Greenshields, presidente del Partido Comunista Británico.

¿Cómo puede ser que en los últimos días antes del referendo sobre la independencia escocesa vemos al pueblo escocés dividido por la mitad sobre la pregunta?

Las luchas exitosas originales para la independencia nacional tienen en común la construcción de una verdadera unidad de todo el pueblo, no su división en un enfrentamiento contraproducente 50-50. Algo está mal.

Y tal vez lo que está mal no es demasiado difícil de ver. Esta no es una verdadera lucha por la independencia nacional en absoluto.

Los graves problemas que enfrenta el pueblo de Escocia no son fundamentalmente de carácter nacional.

La explotación, la opresión y la injusticia son clasistas. La clase millonaria escocesa está muy bien, gracias, al lado de sus compañeros ingleses y galeses.

La clase obrera escocesa está bajo el ataque de toda la clase capitalista británica y su gobierno. La misma clase capitalista que, con sus aliados en la Unión Europea, está atacando a todos los trabajadores en Gran Bretaña en su conjunto.

La «carta del nacionalismo» está siendo sacada de la baraja para desviar deliberadamente los ataques de la clase dominante, que continuarán aunque Escocia vote Sí o No. No es una lucha liberadora… es una trampa.

La clase dominante y su gobierno de Westminster están decididos a «reequilibrar» la economía británica. Es decir: restablecer la tasa de ganancia después de la crisis económica reduciendo los salarios, suprimiendo las pensiones, socavando las condiciones de trabajo, extendiendo el trabajo a tiempo parcial y el trabajo precario, recortando los impuestos de las corporaciones y de los más ricos, reduciendo el gasto público y privatizando todo lo que obtenga algún beneficio en toda Gran Bretaña. Los nacionalistas ofrecen un escape parcial del gobierno de Westminster, pero no hay escape de la clase dominante.

Lo que necesita claramente el pueblo trabajador es la máxima unidad en la lucha. Vínculos más fuertes. Una mayor solidaridad entre las comunidades de la clase trabajadora. Más resistencia coordinada y generalizada en términos de acción industrial y la acción directa de la comunidad. El crecimiento de la Asamblea del Pueblo. La recuperación o restablecimiento de un verdadero partido de masas de la clase obrera. El desarrollo de una alianza sostenida contra los monopolios. Una estrategia económica, social y política alternativa para todos los trabajadores en Gran Bretaña.

Lo que también se necesita es una estrategia para ganar que divida y debilite a la clase capitalista británica, y la saque de la protección del club de la «austeridad» neoliberal de la Unión Europea.

¿Un voto por el Sí cómo fortalecería a los trabajadores y debilitaría el ataque capitalista? Está claro que no lo hará.

La frustración, la ira y la desesperación entre los trabajadores escoceses por el ritmo tan lento de progreso para desarrollar una resistencia real en la Gran Bretaña, están haciendo que muchos busquen una respuesta fácil en forma de nacionalismo. Pero todo el mundo sabe realmente que esta no es una lucha nacional, sino una lucha de clases. De ahí, la división en términos de una respuesta a las propuestas de «independencia».

¿Qué propone el programa de la independencia escocesa? Precisamente lo contrario de lo que la realidad de la lucha de clases demanda. Dejaría la clase capitalista británica y todas sus instituciones intactas y fortalecidas, y dividiría organizativamente y fragmentaría el movimiento obrero haciendo más difícil coordinar y generalizar, a través de las fronteras recién dibujadas, acciones de solidaridad.

Dejaría la industria y los servicios financieros de Escocia bajo el dominio actual de las empresas monopolistas internacionales.

Se mantendrían la libra y la estructura monetaria actual, con el Banco de Inglaterra supervisando los impuestos y la deuda.

Se mantendrían los recortes del gasto y la austeridad, con la promesa de mayores recortes de impuestos para las corporaciones e «incentivos» tributarios para los negocios.

Sería la continuación perfecta del malévolo control omnipresente de la City de Londres. No hay ninguna indicación de que se deroguen leyes antisindicales. Incluso la monarquía se mantendría, ¡Dios los bendiga!

Todo esto se vería reforzado con entusiasmo por la Unión Europea y su «policía de austeridad».

Sus recortes de impuestos y el programa de privatización están plasmados en su Pacto de Estabilidad neoliberal (que ahora se llama el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza), lo que, sin duda, se incluirá en una nueva constitución escrita escocesa. La deuda nacional de Escocia, calculada sobre una base per cápita, sería de inmediato colocada dentro del programa de exceso de déficit de la UE, lo que requiere nuevas medidas de austeridad: recortes en el gasto público, presión a la baja sobre los salarios y más privatizaciones.

Las regulaciones de la UE dan a la Comisión Europea la supervisión previa del proyecto de presupuesto de cada estado miembro signatario. En otras palabras, la UE y el Banco de Inglaterra tendrían un doble bloqueo sobre la austeridad en una Escocia «independiente».

La adhesión a la UE también impediría la intervención en la economía, tales como la ayuda estatal o la propiedad pública de las industrias estratégicas, de acuerdo con el argumento de que dicha ayuda estatal distorsiona el mercado y es contraria a la competencia.

No habría más capacidad que ahora para desafiar el poder de las grandes empresas, poner la economía bajo el control democrático, redistribuir la riqueza y promover la propiedad pública.

Con las barreras constitucionales y legales erigidas entre la clase obrera escocesa y sus camaradas ingleses y galeses, de hecho esas ambiciones políticas y económicas -que de manera realista sólo pueden ser alcanzados a través de la organización de clase unida y activa y la lucha- estarían aún más lejos.

¿Quién se vería reforzado, y quién se debilitaría por esto? ¿Quién ganaría la lucha de clases?

La desesperación y la frustración de los trabajadores escoceses con la lentitud general de la construcción de la resistencia a los ataques de clase contra nosotros se reflejan entre muchos en el movimiento en Inglaterra y Gales también.

Pero la desesperación y la frustración no deben dar lugar a la captación desesperada en «respuestas fáciles», como las ilusiones ofrecidas por los nacionalistas, respuestas fáciles que son, de hecho, una trampa que fortalecería el capitalismo y debilitaría a nuestra clase en toda Escocia, Gales e Inglaterra.

Communist Party of Britain
Traducción de David Moreno para 45-rpm.net

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