domingo, julio 13, 2025
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Cumbre Agraria para la acción unitaria

Nelson Lombana Silva

La Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular realizada con éxito en Bogotá del 15 al 17 de marzo, convoca a todos, especialmente a los campesinos, indígenas, afrodescendientes y sectores populares a la acción unificada y decidida, en aras de defender el campo y sus habitantes que vienen siendo entregados a las multinacionales y transnacionales por parte de esta clase oligárquica dirigida por el tatareto presidente Juan Manuel Santos Calderón.

Foto: Agencia Prensa Rural 10 años via photopin cc
Foto: Agencia Prensa Rural 10 años via photopin cc

La declaración es clara, precisa y contundente. Llama a la acción. Por eso, la tarea prioritaria al lado de la campaña electoral a favor del dúo Clara López y Aída Avella, Polo Democrático Alternativo y Unión Patriótica, respectivamente, es la de crear en veredas y barrios organización de paro, desarrollando el contenido de esta declaración con las particularidades de cada región.

La oligarquía nunca ha estado dispuesta a ceder algunas reformitas a favor del pueblo por la vía del diálogo y de la palabra comprometida. Todas las pequeñas conquistas han sido fruto de la lucha popular de las masas. A la memoria de los 19 campesinos asesinados al parecer por la Fuerza Pública, el Esmad, especialmente, y a la conquista de nuestros derechos ignorados y vapuleados por este régimen participemos activamente en la socialización de la declaración de esta cumbre y los puntos fundamentales que la alimentan.

Esta cumbre no es una dádiva de Santos y su patota. Es un proceso unitario en vía de maduración a partir de los paros campesinos e indígenas del año anterior que, con el entusiasmo y coraje de los hombres de ruana, azadón y machete, estremecieron las estructuras de la pálida democracia colombiana y a la misma comunidad internacional.

No se está luchando por poca cosa. Todo lo contrario. La razón de la lucha es oceánica, inmensa y necesaria. La democratización del campo, la tierra para el campesino, la soberanía nacional y la soberanía alimentaria, la paz con justicia social, la reforma agraria integral, la defensa del medio ambiente, son puntos centrales que deben convocar a todos.

La lucha popular por reformas reivindicativas se debe concatenar a la lucha política. Hay la necesidad de politizar a las masas al calor de la lucha callejera y veredal. La política es poder y ese poder que hoy está ilegal e ilegítimamente en el círculo cerrado de la clase oligárquica, debe pasar a la clase proletaria. Es decir, al pueblo representado en los campesinos, indígenas, afrodescendientes, obreros, hombres y mujeres. La unidad es el camino.

La protesta popular, campesina e indígena es ante todo escuela teórica-práctica, que nos ayuda templar el acero. O sea, la conciencia social y de clase. Por eso, no se puede desligar la lucha reivindicativa de la lucha política. Cada conocimiento, cada experiencia, debe ser socializada con entusiasmo y criterio político. Que no se vuelvan a presentar frases equivocadas de que la protesta es “apolítica”.

Hay que aprender de los errores. Por eso, resultan de vital importancia los balances, la crítica y la autocrítica. Esta tiene más valor cuando se hace desde la acción, desde la práctica. Hay que estar dentro del pueblo y compartir con él sus sueños, sus triunfos y sus derrotas, no es recetando desde un escritorio con aire acondicionado.

El pueblo debe exigir su derecho a opinar y decidir sobre su propio destino; el campesino debe decidir sobre el futuro del campo, su forma de tenerlo y aprovecharlo. Verdad, justicia y reparación. Basta ya de tanta impunidad.

Se ha dado un paso importante, hay que profundizarlo. Dice la declaración: “La cumbre agraria logró, por primera vez en la historia de los movimientos sociales del país, construir un pliego unitario de las organizaciones campesinas, indígenas y afrocolombianas”. Evidentemente, es un hecho relevante, histórico que hay que dimensionar y contribuir políticamente a su desarrollo. Una vez más los comunistas levantamos la bandera de la unidad y de la acción teórica-práctica. Manos a la obra.

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