La Cumbre de Paz articuló apuestas locales en torno a la defensa de la vida, la naturaleza y la autonomía de los pueblos.
Verónica Luna – Agencia Prensa Rural
El 2 y 3 de abril, organizaciones sociales de la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular participaron en la Gran Cumbre Surcolombiana de Paz en Pitalito (Huila), para crear una agenda conjunta de paz para la región.
Al inicio de esa semana, el Centro Democrático del Huila citó su marcha en el mismo punto, lo que, sumado al paro armado, desembocó en la abstención de algunas organizaciones del Caquetá y Putumayo.
Pobladores de Pitalito afirmaron que convocantes de dicha marcha pagaron a quienes participaran. Aun así tuvo poca acogida.
Simultáneamente, campesinos, indígenas y afros de Huila, Putumayo y Caquetá proyectaban agendas conjuntas de paz en torno a territorios interculturales y ordenamiento territorial, recursos naturales y ruralidad, garantías y participación política, y economías propias.
Uno de los aspectos más relevantes para las comunidades de la región es el tratamiento que el gobierno le ha dado a los bienes comunes naturales de la zona, al transformar la región amazónica en un gran Proyecto de Interés Nacional y Estratégico, que evidencia el propósito económico detrás del auge de megaproyectos minero-energéticos en dicha región.
La venta del río Magdalena, la escalada de explotación petrolera y minera en el Putumayo, la expropiación de tierras al campesinado en el Caquetá y la creciente presencia de Ejército y paramilitares en la región fueron los pilares de las discusiones y acciones propuestas.
El Gobierno incumple sistemáticamente los acuerdos alcanzados con las comunidades, y define el rumbo del campo en torno a una política extractivista y un modelo de desarrollo que no atiende las necesidades básicas de pueblos campesinos, afros e indígenas.
Por esto, dichos sectores se vieron en la necesidad de volcarse a las calles durante el 2013 y para este año proyectan un segundo paro agrario nacional. Pero esta vez de largo aliento, en donde se pondrán en la mesa las problemáticas centrales en materia social, política, ambiental y jurídica.
Esta Cumbre de Paz hizo énfasis en la exigencia de garantías de no repetición a la época cruda del paramilitarismo en Colombia. La consolidación de territorios interculturales, la unidad y la puesta en práctica de las iniciativas de educación y comunicación popular intercultural allí planteadas serán herramientas para defender la Amazonia.
Ya dependerá del gobierno de Juan Manuel Santos si atiende sus peticiones con el uso desmedido de la fuerza o con cabeza fría, compromisos claros y cumplimientos reales en los territorios.