Hoy estaremos con el alma crispada como un puño esperando el ataque de Nairo en las alturas épicas de los Alpes con la misma pasión con que esperamos salir definitivamente de la violencia y conquistar las cimeras ilusiones de la paz.
Jaime Cedano Roldán
Quizás no sea fácil entender la pasión que desborda en el alma colombiana la danza del caballito de acero. Seguramente parecerá muy folclórico ese explotar de sentimientos cuando nuestros héroes menudos, cobrizos y callados se lanzan a la conquista de las cimas europeas como si estuviéramos plantando el tricolor nacional en las alturas del olimpo y la gloria eterna.
Sería muy largo poder contar que varias generaciones de colombianos …empezamos a conocer la geografía nacional escuchando por la radio las transmisiones de la Vuelta a Colombia. La caravana multicolor que desafiaba las alturas de las cordilleras se convirtió en un esfuerzo colectivo para intentar olvidar los espantos de la violencia partidista. Los colores diversos de las camisetas eran un arco iris que serpenteaba alegre y juguetón por las cordilleras haciéndonos pensar que otros colores eran posible y no solo el rojo de la bandera liberal o el azul de los conservadores. La vuelta a Colombia podría compararse con esa epopeya de la colonización paisa que más de un siglo atrás a lomo de mula y golpes de hacha y de machete rompió las inexploradas cordilleras. Nuestros ciclistas eran los nuevos exploradores en esas etapas interminables por carreteras endiabladas, abismos infernales y cumbres borrascosas. Quizás allí aprendimos que salir de la violencia, de la pobreza y del olvido nos costaría sangre, dolor y lagrimas. Los éxitos de hombres como Nairo, Cochise Rodríguez, Fabio Parra, Lucho Herrera, el ñato Suarez o Ramón Hoyos Vallejo han sido la alegría colectiva deseada para ocultar por unas horas las diarias noticias de muertes y violencias insensatas y sin fin.
Hoy estaremos con el alma crispada como un puño esperando el ataque de Nairo en las alturas épicas de los Alpes con la misma pasión con que esperamos salir definitivamente de la violencia y conquistar las cimeras ilusiones de la paz.
Sevilla, julio 25 de 2015