Miles de personas desde distintos puntos de España participaron este sábado en la Puerta del Sol de la movilización convocada por la agrupación de izquierda para reivindicar que llegó la hora del pueblo.
“Presidente”, “Presidente”, coreaba la multitud -cien mil personas según la Policía- que aclamó a Iglesias en el mismo escenario donde hace casi cuatro años nació el movimiento de los indignados españoles, que rechazaba los liderazgos así como a los partidos políticos, a los que culpaban de la sangría provocada por las políticas de austeridad neoliberales implementadas en el país.
El politólogo Pablo Iglesias era uno de esos indignados. Hoy es el líder de Podemos, una fuerza política alternativa y antineoliberal que intenta no parecerse a las demás, precisamente buscando que los ciudadanos se sientan partícipes del proceso político de cambio que parece estar experimentando España.
Con esa idea se gestó la «Marcha del Cambio», una movilización atípica, ya que no reclamaba nada al gobierno español de Mariano Rajoy, y que se convirtió en el primer gran mitin con el que Podemos quiso demostrar que cuenta con bases sólidas para disputarle el poder al conservador Partido Popular (PP).
«Hoy soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños», aseguró Iglesias en numerosas ocasiones, al dirigirse como un verdadero líder de masas ante sus simpatizantes en el acto con el que concluyó la marcha.
«Soñamos con un país mejor, pero no hemos llenado la Puerta del Sol para soñar sino para hacer realidad nuestro sueño en 2015», subrayó.
«Este año vamos a trabajar para que el cambio político llegue. Este es el año del cambio y le vamos a ganar las elecciones al Partido Popular», prometió el secretario general de Podemos, entre gritos de «sí se puede», «sí se puede».
«Es emocionante ver a un pueblo sonreír y hablar con voz de gigante», fueron sus primeras palabras a una multitud emocionada, que volvía al corazón de Madrid, esta vez en torno a una fuerza política que ya reclama protagonismo liderando las encuestas de cara a las elecciones generales de noviembre, por delante del PP de Rajoy y del Partido Socialista (PSOE) de Pedro Sánchez, las dos grandes fuerzas políticas de España.
Pero con la victoria del partido de izquierda Syriza y de Alexis Tsipras en Grecia aún caliente, Iglesias instó a los españoles a mirar hacia el país heleno para corroborar que se abrió una grieta que hay que aprovechar el momento histórico para forjar el cambio.
«El viento de cambio empieza a soplar en Europa», y «a los españoles nos toca ser protagonistas de nuestra propia historia», dijo.
«¿Quién decía que no se puede? ¿Quién decía que un Gobierno no puede cambiar cosas? En Grecia se ha hecho más en seis días que otros gobiernos en años», afirmó.
Con la actitud de quien ya se encuentra en campaña, Iglesias no sólo atacó a sus adversarios sino que explicó algunas propuestas e ideas que defiende su formación.
«Las políticas de Rajoy no crean empleo, reparten miseria, ¿eso es recuperación?», se preguntó, al tiempo que denunció «los salarios de miseria» y la situación de pobreza en la que viven muchos españoles mientras la elite sigue incrementando su riqueza.
En línea con las políticas que defiende Tsipras, Iglesias, sostuvo que para salir de la crisis es necesario «reestructurar la deuda de forma rigurosa, honesta y solvente acorde con la cuarta economía del euro que es España». También prometió «garantizar las pensiones», «potenciar a las PyMEs», la investigación y un cambio en el modelo energético».
«Las políticas de austeridad han dividido nuestro país en dos, los que han ganado y los que están peor que antes: los de arriba y los de abajo. Al cambio, los de arriba lo llaman experimento y caos, los de abajo lo llamamos democracia», aseguró.
Y ya casi para concluir envió un mensaje de ilusión: «Hoy decimos a esos aristócratas arrogantes: ‘la libertad y la igualdad triunfarán».
Las intenciones de Podemos quedaron claras ya desde el inicio.
«La marcha parte de Cibeles pero termina en la Moncloa», dijo el «número dos» de Podemos, Iñigo Errejón, en la apertura de la manifestación que, en un ambiente festivo, recorrió el centro de Madrid hasta la Puerta del Sol detrás de una pancarta con el lema «Es ahora».
El ya famoso «Tic, tac, tic, tac» popularizado por Iglesias y que hace referencia a la cuenta regresiva para el cambio de gobierno, fue una de las consignas más repetidas.
El color violeta de Podemos inundó la capital española, hacia donde se desplazaron más de 260 ómnibus organizados por ciudadanos provenientes de distintos puntos del país.
Los manifestantes portaban banderas republicanas y griegas; y numerosas pancartas, entre las que se destacaba una enorme con el lema: «Políticos, el pueblo ha despertado».
Entre gritos de «el pueblo unido jamás será vencido» o «Casta, volvemos, somos Podemos», miles de familias, jubilados y muchos jóvenes -para envidia de los partidos tradicionales- avanzaron hacía la Puerta del Sol, donde Iglesias fue el gran protagonista.
“Hoy en un día histórico, esta foto se va a a ver en los libros de texto, y vamos a poder decir: yo estuve aquí, en 2015, el año que comenzó el cambio”, afirmó Luis Alegre, secretario de «participación» de Podemos, felicitando a los simpatizantes por el éxito de la convocatoria.
Mientras los manifestantes en la Plaza del Sol entonaban «Todo Cambia», canción popularizada por la argentina Mercedes Sosa, y un símbolo contra la resignación, Rajoy les avisaba desde Barcelona que «No lo van a conseguir».
En un mitin partidario, el jefe del Ejecutivo advirtió que no va aceptar esa «España negra» que quieren «pintar algunos» para sustituir a «quienes están gobernando y han tenido que afrontar la crisis más dura que ha habido en décadas».