Rafael Castillo Pacheco es hijo de la universidad, ha demostrado su sentido de identidad y pertenencia con su fines y propósitos; tiene la formación profesional, la experiencia en el desempeño de cargos administrativos y docentes y las manos limpias para regentar el Alma Máter.
Rubén Darío Arroyo Osorio
Desvinculada como rectora de la Universidad del Atlántico la doctora Ana Sofía Mesa de Cuervo, quien provenía del Ministerio de Hacienda en calidad de encargada de la dirección de institución por seis meses para imponer la ley 550/99, lapso que se convirtió en un doloroso periplo de más de seis años, fue designado como rector encargado el doctor Rafael Castillo Pacheco.
Economista, egresado de esa Universidad, magister en Gobierno y políticas públicas. Ha ocupado la dignidad de vicerrector administrativo de la institución; secretario de Educación del Distrito de Barranquilla, director del Tránsito Departamental, gerente de Fondelibertad, docente de educación superior de varias universidades y en la actualidad se desempeñaba como profesor de tiempo completo ocasional de la Uniatlántico.
Es decir, es hijo de la universidad, ha demostrado su sentido de identidad y pertenencia con su fines y propósitos; tiene la formación profesional, la experiencia en el desempeño de cargos administrativos y docentes y las manos limpias para regentar el Alma Máter. Además cuenta con respaldo inequívoco de los estudiantes, profesores y empleados administrativos que conocen su laboriosidad y transparencia en el manejo de la cosa pública y sus proyectos para sacar a la universidad del marasmo en fue sumida por anteriores administraciones.
Por lo pronto ya se ha comprometido públicamente a garantizar mayor participación de los estamentos en la toma de decisiones de la universidad; la gratuidad en las matrículas y sostenimiento para estudiantes de estratos 1 y 2 que mantengan un promedio de 3,5 y que sostengan al día sus créditos académicos; reorientar el proceso de actualización docente con maestrías y doctorados propios y con convenios; desjudicializar y descongestionar la acción administrativa, ahogada en el círculo vicioso de las demandas y contrademandas por el desconocimiento de acreencias laborales birladas por la anterior administración; respetar y cumplir los acuerdos del pliego de peticiones firmado entre la universidad y los sindicatos de docentes y trabajadores; impulsar y fortalecer los procesos de acreditación de alta calidad de los programas académicos; optimizar la planta física, las bibliotecas, los laboratorios, las cafeterías y restaurantes con productos elaborados higiénicamente y con precios asequibles a los estudiantes; nombrar en los cargos de dirección académica y administrativa a profesionales con idoneidad comprobada y probidad ética y moral.
Por ello los vicerrectores de investigación, de bienestar universitario de docencia y los otros cargos ocupados por nuevos ciudadanos han contado con el respaldo de los estamentos, la ciudadanía de Barranquilla y la región. Señora ministra de Educación, déjenos gobernarnos.