jueves, mayo 1, 2025
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Colombia, la alegría ya viene

Felipe Ramírez Quintana
@FelipeRamirez_Q

En el marco de la celebración del 1 de mayo, el Gobierno nacional decidió radicar ante el Congreso de la República las doce preguntas de la Consulta Popular, la cual recoge los principales aspectos de la Reforma laboral archivada por el Senado. Vale hacer una reflexión sobre el sentido político de esta Consulta y las oportunidades que abre a la clase obrera para fortalecer la organización social y radicalizar la democracia.

Más allá del articulado de la Reforma o de las preguntas de la Consulta Popular, la iniciativa de una Reforma laboral busca generar un debate público sobre las relaciones de trabajo, es decir, romper la idea de que las grandes decisiones del país únicamente pueden ser tomadas por un puñado de tecnócratas graduados en las universidades del norte global.

El porqué de la Consulta

El objetivo es que todas las trabajadoras/es en su conjunto, indistintamente si tienen un contrato formal o si desarrollan su trabajo en la economía popular o en labores de cuidado, pudieran discutir sobre cómo deben regularse las condiciones laborales: jornadas, recargos, contratación, tercerización, protección especial a mujeres, licencias, promoción de la organización sindical, negociación colectiva, huelga, etc.

En últimas, se busca democratizar las relaciones de trabajo permitiendo que la voz de las trabajadoras/es sea genuinamente escuchada.

Sin embargo, la posibilidad de que, como decía Eduardo Galeano, “los hijos de nadie, los dueños de nada”, pudieran tomar en sus propias manos el destino de sus vidas; esto despertó las pasiones más enconadas y ruines que anidan en el ser humano. Salieron a flote todas las furias del interés privado.

Impulsados por una voraz hambre canina de plusvalía, los representantes parlamentarios de la burguesía recurrieron al ausentismo, la desinformación, el filibusterismo y, en último término, a la votación negativa para hundir la Reforma laboral, porque cuando se trata de dinero, los sentimientos no tienen lugar.

La respuesta organizada del proletariado

La vía parlamentaria está cerrada para las exigencias de cambio de la clase trabajadora. Así lo advertía Rosa Luxemburgo: cuando la democracia comienza a convertirse en un verdadero instrumento de los intereses del pueblo, la burguesía y su representación estatal no dudan en sacrificar incluso las formas democráticas para defender sus privilegios.

Frente a este escenario, la tarea del proletariado es redoblar esfuerzos en agitación y organización. En este contexto, la Consulta Popular es también la oportunidad inmejorable para convocar a la clase obrera a ampliar y profundizar el debate sobre el sentido y las condiciones de un trabajo digno.

Se trata de movilizar toda la fuerza proletaria como un río caudaloso, capaz desbordar los diques del institucionalismo burgués. Y a su paso, esas aguas cargadas de dignidad y esperanza fertilizarán el suelo desde el cual podremos, finalmente, cosechar la alegría y felicidad.

El lenguaje en la Consulta

Por otro lado, las preguntas de la Consulta han suscitado diversas críticas provenientes de distintos sectores de la sociedad, incluso de la misma izquierda, Se ha señalado que son ambiguas y poco revolucionarias. Es cierto que las preguntas pueden mejorarse, pero es importante considerar algunas las objeciones que se han planteado.

En primer lugar, el espíritu de la Consulta Popular es movilizar a todas las trabajadoras y trabajadores, no solo al 4% de sindicalizados. La redacción sencilla y accesible de las preguntas busca que cualquier persona pueda entender fácilmente lo que se está proponiendo. Esta claridad es necesaria para facilitar una campaña pedagógica que permita movilizar 14 millones de personas. Convocar esta cantidad de votantes, de los cuales una mayoría simple debe votar “Sí”, se vuelve más complejo si se utiliza un lenguaje pretencioso o académico.

No podía pasarse por alto la necesidad de evitar el lenguaje técnico y complicado que suelen emplear los abogados y expertos en el ámbito laboral. Ese galimatías legal y académico no sería comprensible para la mayoría. La primera palabra que debe venir a la mente de una persona al leer cualquiera de las preguntas es simplemente “Sí”.

Está claro que podrían haber planteado las preguntas más ambiciosas y profundas. Algunos incluso sugieren que se debería haber preguntado: “¿Está usted de acuerdo con la revolución y la dictadura del proletariado?”. Sin embargo, si esta pregunta se hiciera, con razón, el pueblo colombiano nos consideraría locos.

Consulta y lucha de los trabajadores

Sin embargo, es bueno recordar que ninguna reforma logra transformar el régimen del capital, ya que la explotación y el sistema de trabajo asalariado no se fundamentan en leyes ni disposiciones legales, sino en relaciones de producción. Estas relaciones no son el resultado de leyes burguesas, como señalaría Rosa Luxemburgo.

Siguiendo a Luxemburgo, la Consulta Popular debe permitir al pueblo colombiano comprender que, aunque la Reforma laboral puede ser un paso hacia la democratización de las relaciones laborales y la garantía a un trabajo digno, no es suficiente para cambiar fundamentalmente su situación. Para transformar de manera profunda las condiciones de explotación impuestas por el capitalismo, será inevitable, a través de la lucha, la conquista final de poder político.

La Consulta Popular es una herramienta del proletariado en el contexto de una lucha de clases cada vez más aguda. Esta herramienta permite, entre otras cosas, movilizar al pueblo en lo que Ernst Bloch denominó El principio esperanza: la esperanza de un futuro mejor, una Colombia más justa y alegre, donde todas y todos trabajemos, pero trabajemos menos.

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