Libardo Muñoz
Líderes campesinos de El Carmen de Bolívar denunciaron la aparición de una nueva ola de panfletos amenazantes, de claro origen paramilitar, destinados a crear terror entre los dirigentes y el pueblo que se movilizó en abril pasado, con marchas y declaraciones que condenan la pobreza y el despojo de tierras por latifundistas.
No es esta la primera vez que en la región de los Montes de María surgen estas maniobras de la derecha fascista, amparada por el aparato militar que se hace el de la vista gorda cuando actúan los criminales cabecillas del paramilitarismo.
Esta zona del departamento de Bolívar es una de las más martirizadas regiones de Colombia por el accionar de matones contra familias campesinas que no están dispuestas a entregar sus tierras para que se instalen los cultivadores de palma con su discurso fracasado del “empleo rural”, cuando lo que existe en el fondo es la entrega del campo al TLC y a las multinacionales que buscan extraer materias primas en proporciones monstruosas.
La propia población de El Carmen de Bolívar es un claro ejemplo del fracaso del modelo neoliberal y de apropiación de las tierras, pues esta localidad no tiene siquiera acueduecto, el hambre y el desamparo social tienen desesperados a miles de hombres y mujeres humildes, la salud pública no existe, las escuelas están desvencijadas y lo que impera en el sector urbano es el rebusque incontrolado en la economía informal.
Muchos padres de familia de este municipio y de otros en la costa caribe, caen en las garras de los “cobradiario”, mediante préstamos ilusorios que son repartidos para montar pequeños negocios. Al no poder pagar el dinero obtenido, lo que sigue es la muerte por sicariato, que es la factura de cobro del paramilitarismo urbano.
Ante este cuadro de horror y miseria social, los gobernantes departamentales o los alcaldes tienen una venda en los ojos.