Luis Alberto Vanegas Z.
Colombia se presenta como un país sin rumbo, en el que conviven las más atroces formas de violencia al lado de hechos que reflejan una profunda solidaridad humana. A esta situación la clase dominante colombiana ha sabido sacarle provecho y estimulado un modelo de crisis sistemática en todos los niveles de la sociedad. Dividir y fragmentar ha sido su práctica; una forma de reproducir esta realidad ha sido enviar la andanada de noticias desarticuladas que presentan los medios masivos de comunicación oficial y su hábil estrategia de banalizar los acontecimientos.
De esta manera, plantean que Colombia ha sido por 200 años una de las más antiguas democracias, a pesar de que casi nunca ha vivido períodos de paz. No obstante transitar en un país inviable, los gobiernos plantean que somos el nuevo milagro de la prosperidad. Millones de víctimas conviven al lado de sus propios victimarios.
Dentro de este panorama macondiano, ¿cómo entender dos recientes y contradictorios pronunciamientos que se dicen sin ningún reparo frente al paro cafetero? Uno tiene que ver con el pronunciamiento del Ministro del Interior, Fernando Carrillo, quien llama a través de los medios a las autoridades regionales a respetar la protesta social. Transcurridos unos minutos, el director general de la Policía señala que quien instigue el paro será judicializado en el marco del Estatuto de Seguridad Ciudadana que contempla penas entre dos y ocho años de cárcel.
Ante estas dos caras de la misma moneda del sistemático terrorismo de Estado, a los demócratas y revolucionarios no nos queda sino el camino de tomar partido por la vida, la justicia, la soberanía y la paz democrática para construir un nuevo país; ya nos lo ha enseñado la historia, y con el fin de no repetirla como tragedia sabemos que la conquista de los cambios profundos y perdurables se da a través de la construcción colectiva, es decir, como fruto de la decisión y el trabajo de las mayorías del pueblo.
El actual gobierno de Santos continúa profundizando en forma gradual y agresiva el modelo neoliberal, basta mencionar la aprobación de la reciente reforma tributaria y las anunciadas reformas a la salud, pensional y laboral. Por eso, con el fin de fortalecer la oposición a este sistema explotador debemos pasar de la resistencia defensiva a la mayor iniciativa y contundencia en la acción de masas.
En este contexto se hace necesario preparar la realización del paro nacional, y articular la más amplia unidad de las variadas y fragmentadas luchas para avanzar por la vía de una apertura democrática que levante con fuerza la propuesta de un nuevo modelo económico alternativo, como sí lo han logrado los pueblos vecinos de América Latina y de esta forma poner en cuestión la estructura que ha llevado a Colombia a ser el tercer país más desigual del mundo.
Debemos fortalecer los niveles de encuentro alcanzados entre los movimientos campesinos, estudiantiles, trabajadores, defensores de derechos humanos, mujeres, afros, indígenas que permanentemente han convocado acciones de protesta y han constituido escenarios de unidad de acción como la Gran Coalición Democrática y la Comosocol que en este período han propuesto convocar el II encuentro nacional obrero y popular para el mes de julio, con el fin de precisar los objetivos y el plan de acción a desarrollar.
Cada día se hace más necesario fortalecer la movilización, esta semana se ha iniciado el paro nacional cafetero con marchas en más de siete departamentos, y el 28 de febrero se adelantará la jornada por el derecho a la salud pública.
El 8 de marzo conmemoraremos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora; y la tarea central en este período de quienes nos comprometemos por la paz con justicia social es constituir un gran movimiento por la paz, donde diversas iniciativas como la Ruta Social Común por la Paz, Colombianos y Colombianas por la Paz, el Congreso de los Pueblos, la Marcha Patriótica venimos convocando una gran movilización el 9 de abril, en apoyo a los diálogos y a la solución política negociada al conflicto interno social y armado.
En esta fecha se realizarán marchas y concentraciones en todo el país. En Bogotá, junto con la Alcaldía, se trabaja para garantizar la movilización desde las localidades y desarrollar la más multitudinaria concentración en la Plaza de Bolívar, como lo hizo Gaitán en la memorable Marcha del Silencio. Nadie se puede perder esta cita por la paz de Colombia.