La violencia contra la población de Arauca no cesa y siguen siendo el campesinado, familias humildes, líderes y menores de edad quienes pierden la vida ante los fusiles de los violentos. Una masacre, el asesinato de un guardia campesino y un militante comunista se suman a los hechos de violencia en menos de 24 horas en el departamento
Carolina Tejada
@carolltejada
En menos de 24 horas líderes de la región hablan de más de 10 personas asesinadas, poca información al detalle se conoce y crece el temor para denunciar ante las posibles represalias de quienes tienen el control territorial en la región llanera.
Un fin de semana bañado en sangre
En los hechos más recientes está la masacre que se conoció públicamente el día lunes ocurrida en horas de la mañana del domingo 17 de abril, luego de que una familia, según información de las comunidades de la zona, fuera atacada a bala mientras se trasladaba a bordo de un vehículo tipo camioneta Grand Vitara, color gris. Los impactos de bala no solo dejaron como víctimas a sus ocupantes, también perdieron la vida otras personas vecinas del lugar y otras más resultaron heridas.
Dentro de las víctimas fatales se encuentran dos adultos Elison Portela y Julián Estrada y dos menores de edad Delvis Arbey y Yelina Prada de 8 y 4 años. Igualmente, fueron heridas otras cinco personas que fueron trasladadas al hospital San Antonio de Tame, un hombre con impactos de arma de fuego en la espalda, quien debido a la gravedad fue remitido al hospital de Saravena, dos mujeres y dos menores de edad, quienes presentaron algunas laceraciones, producto del ataque armado.
En el lugar de los hechos y por más de 18 horas permanecieron los cuatro cuerpos sin vida a la espera de que se llevara a cabo el levantamiento por parte de la Fiscalía, pero esta nunca llegó. El proceso, rompiendo la cadena de custodia, lo tuvo que desarrollar la misma comunidad.
El día lunes 18 de abril, se conoció del asesinato del líder social e integrante de la guardia campesina de la Asociación Nacional Campesina Asonalca, John Jairo Esquivel, en la vereda Salem del municipio de Fortul.
Luego de conocida esta noticia, se denunció en horas de la tarde del mismo lunes, del secuestro y posterior asesinato del dirigente del Partido Comunista, integrante de la dirección local y de la Junta de Acción Comunal de Tame Wilmer Hernández. Según comentaron los habitantes, a Wilmer se lo llevaron hombres desconocidos cerca de la escuela del caserío en donde acostumbraba a desarrollar sus actividades sociales y deportivas. Horas más tarde encontraron su cuerpo sin vida en la vía que de Puerto Nidia conduce al Mordisco en la vía a Fortul.
Hay que decir que en el departamento la crisis humanitaria creció a inicios de este año, los enfrentamientos entre los grupos armados, entre los que se encuentran, el ELN, disidencias de las FARC, la segunda división del Ejército Nacional, que luchan por el control territorial, afectando directamente a la población. Y, el Estado colombiano, más allá de la militarización de la región, poco o nada ha adelantado en favor de garantizar la seguridad, la paz y la tranquilidad de la gente, como se estipula en el Acuerdo de Paz.
Según el Comité Permanente de DD HH, en un comunicado público, “Arauca está viviendo desde el pasado 2 de enero la agudización del conflicto social y armado que se generó desde hace varias décadas por las políticas criminales del Estado y que se ha materializado en muertes selectivas, masacres, desapariciones, falsos positivos y desplazamientos en diferentes regiones del territorio colombiano. La violencia y las mentes criminales siguen masacrando familias y niños inocentes que no entienden por qué los asesinan”.
“La pena de muerte al contradictor”
El caso de Wilmer como los de muchos y muchas lideresas sociales se repite en el país. Él con su familia y siete familias más, se habían desplazado forzosamente del municipio de Tame luego de reanudado el conflicto en la región a inicios de este año. El temor por sus vidas y las de sus familias se había anunciado, un grupo armado ya había asesinado a un primo, los armados no estaban respetando a nadie. Pero el arraigo al territorio y la falta de garantías para mantenerse económicamente por fuera de su vereda en Puerto Miranda y de su dinámica laboral y social, hicieron que Wilmer regresara con sus dos hijas menores de edad y su esposa.
El dirigente comunista, era parte del comité conciliador de la Junta de Acción Comunal. Permanecía vinculado a la lucha por la alimentación escolar por los niños y niñas, desarrollaba actividades sociales para las comunidades, era frentero en medio de la alegría con la que siempre desarrollaba su trabajo y el referente del PCC en el municipio.
La degradación del conflicto en la región, dicen los líderes locales, ha conllevado a que, por el sectarismo o desinformación para sacar a los pobladores del liderazgo o un negocio, etc, se señale e injurie y se ponga en riesgo la vida de personas valiosas para la región; a líderes, comunales y comunistas.
Desde la situación regional, también se había integrado al Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos CPDH, y al Sindicato Departamental del Agro Araucano Sindeagro. Sus compañeros aseguran que “fue ese humilde obrero que trabajó por un compromiso social a favor de su comunidad de Puerto Miranda, por su gente y nunca dejó de soñar con las transformaciones”.
Llamado a parar la barbarie
El Comité Central del Partido Comunista Colombiano, en un comunicado público aseguro: “El asesinato del camarada Wilmer Hernández, dirigente comunal de Puerto Miranda, Tame, Arauca, es un duro golpe a los esfuerzos del movimiento popular, de las organizaciones de Derechos Humanos y de las fuerzas políticas que buscan alcanzar la paz y el respeto a la vida en la frontera con la hermana República Bolivariana de Venezuela”.
Asegura, además, que “la actitud de las autoridades estimula la permanencia del estado de guerra, las posturas hegemonistas y ultra sectarias que alegan ver como enemigos a las y los luchadores del pueblo como Wilmer. De modo irresponsable se pretende legitimar la política de la muerte y aparecerla como enfrentamientos entre actores armados cuando siguen muriendo civiles desarmados”.
El CPDH, también repudió estos hechos de violencia e instaron a las autoridades competentes a que investiguen lo sucedido y se castigue a los responsables de los crímenes. “A los actores armados exigimos no atentar contra los civiles, que hagan uso del respeto por la vida y los derechos humanos”. El PCC por su parte, expresó: “El pueblo debe levantarse en unidad para enfrentar la ola criminal y el exterminio de defensores de la causa popular”.