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Amor y deseo en clave revolucionaria

La obra, escrita en 1919 y publicada tras la Revolución Rusa, plantea que la lucha por la emancipación femenina no puede limitarse a la esfera económica o laboral, sino que debe abarcar también el ámbito de las relaciones personales, afectivas y sexuales

Anna Margoliner
@marxoliner

En La mujer nueva y la moral sexual, Alexandra Kollontai propone una reflexión profunda sobre el papel de la mujer en el socialismo y la transformación de los vínculos afectivos en una sociedad liberada del capitalismo. Con una mirada adelantada a su tiempo, se interroga sobre qué tipo de vínculos serán posibles en una sociedad comunista, cómo debe transformarse la sexualidad para responder a nuevos valores y cuál es el lugar del amor en la utopía socialista.

Planteamientos de la autora

Uno de los argumentos centrales de la obra es que la revolución social exige una moral sexual nueva, coherente con los principios de libertad, igualdad y solidaridad. Según Kollontai, la moral sexual burguesa impone normas restrictivas que sujetan a la mujer, especialmente en su rol de madre, esposa y cuidadora dentro del hogar. Esta moral perpetúa una estructura de dependencia económica y emocional que impide la plena autonomía de las mujeres.

En contraposición, la autora plantea la figura de la “mujer nueva”, que se incorpora al trabajo colectivo, que es libre para amar sin pertenecer y que construye sus afectos en pie de igualdad. Para Kollontai, el amor proletario debía estar basado en la camaradería, el respeto mutuo y la responsabilidad colectiva.

En la obra, la autora también critica la forma en que el amor romántico ha sido instrumentalizado para disciplinar a las mujeres. El ideal del amor exclusivo, de la pareja cerrada y de la entrega incondicional, es, a su juicio, una forma de encadenamiento emocional. Kollontai aboga por un amor más libre, no exento de responsabilidad, sino más bien centrado en la cooperación y la reciprocidad.

El objetivo no es eliminar el amor, sino transformarlo en una práctica ética y social que no excluya a la mujer de su propia vida. “La moral sexual comunista”, afirma la autora, “no se basa en la prohibición, sino en una conciencia de responsabilidad ante uno mismo, ante el otro y ante la colectividad”.

Sobre la autora

Fue una de las figuras más destacadas del socialismo revolucionario en Rusia y una de las primeras mujeres en ocupar un alto cargo en un gobierno posrevolucionario. Nacida en San Petersburgo en 1872 en el seno de una familia aristocrática, pronto abandonó su posición privilegiada para unirse al movimiento obrero y feminista.

Militante del Partido Bolchevique, Kollontai participó activamente en la organización de mujeres trabajadoras y fue fundadora del Zhenotdel, el Departamento para la Mujer en el gobierno soviético. Fue también la primera mujer en el mundo en ser nombrada embajadora, representando a la Unión Soviética en países como Noruega y México. Su vida encarna las tensiones y desafíos de ser mujer, comunista y feminista en una época de profundas transformaciones sociales y políticas.

Así nació esta obra

La obra La mujer nueva y la moral sexual se inscribe en el contexto de la Revolución Rusa de 1917, una revolución que no solo trastocó el orden político y económico, sino también los modos de vida, las relaciones familiares y las formas de organización social. En este marco, el rol de las mujeres fue crucial: participaron como obreras, campesinas, combatientes, enfermeras y organizadoras comunitarias.

Según Wendy Goldman, historiadora especializada en género y comunismo, las mujeres rusas no solo demandaban pan y paz, sino también guarderías, derechos civiles y acceso a la educación, es decir, una revolución también en la vida cotidiana. Kollontai entendió que sin una transformación profunda de la vida afectiva, la revolución quedaría incompleta. De ahí la importancia de sus textos, que buscan pensar el amor y la sexualidad no como asuntos privados, sino como dimensiones políticas de la experiencia humana.

Hoy, más de un siglo después de su publicación, La mujer nueva y la moral sexual sigue siendo un texto relevante para los feminismos contemporáneos. En un mundo donde las mujeres aún enfrentan desigualdades económicas, violencia de género y restricciones morales impuestas por sistemas patriarcales, la propuesta de Kollontai resuena como una invitación a pensar formas de amor más justas, menos jerárquicas y más libres.

Su planteamiento no es una apología del amor libre sin compromiso, como algunos la caricaturizaron, sino un intento de imaginar relaciones éticas en un marco de transformación social. En palabras de la propia Kollontai, “la nueva moral sexual exige que el amor no se convierta en una cadena, sino en una fuente de alegría y crecimiento mutuo”.

Su influencia en tiempos modernos

Además, la noción de una “mujer nueva” sigue vigente en los debates feministas actuales sobre cuidados, autonomía, maternidad y vínculos no normativos. Autoras como Silvia Federici, Nancy Fraser o Françoise Vergès han retomado esta línea de pensamiento para pensar la reproducción social como un eje de lucha política.

En este sentido, Kollontai no fue solo una teórica del socialismo, sino también una precursora del feminismo marxista, cuya obra ofrece herramientas conceptuales para pensar una política del amor que desafíe las estructuras opresivas del presente.

En tiempos donde el feminismo se enfrenta al avance de discursos conservadores, neoliberales e incluso reaccionarios que buscan reinstalar roles tradicionales para las mujeres, releer a Kollontai es también un gesto de resistencia.

Su mirada radical sobre el amor, la sexualidad y la vida cotidiana nos recuerda que la revolución empieza en el corazón de nuestras relaciones y que la libertad de las mujeres no puede lograrse sin una transformación profunda del modo en que amamos, deseamos y cuidamos.

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