No encuentra sintonía el ex presidente con las realidades del país. Crece desasosiego en sus filas
Hernán Camacho
“La única salida es que me quiten la vida”, dijo el ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias al salir de la diligencia en la que un juez de la República descartó los argumentos presentados por su defensa para que éste obtuviera el beneficio de casa por cárcel.
La decisión judicial fue sustentada en el supuesto de que el mentor de Agro Ingreso Seguro (AIS) es un peligro para el buen curso del proceso y que, con su excarcelación de la guarnición militar, puede influir en algunos testimonios pendientes por recogerse que entorpecerían la decisión judicial de fondo en uno de los casos de corrupción más penosos para el país.
Deslegitimar la Justicia
A esta decisión se le sumó la ratificación de la resolución de acusación, emitida por el vicefiscal general de la Nación, en contra de Jorge Visbal, ex embajador de Colombia en Lima, hoy acusado de conformar grupos paramilitares en la costa norte. Esa decisión estuvo sustentada en los testimonios de paramilitares extraditados y la información recolectada por el ente investigador desde hace ya tres años. Cuando la Justicia actúa, dicen los mentideros políticos, los hombres fuertes del uribismo la pasan mal.
La reacción del ex presidente Álvaro Uribe y sus áulicos a estas dos circunstancias era previsible: la Justicia politizada y una conspiración en su contra y en favor de Santos y los enemigos de su política de seguridad democrática. La retórica conocida. Entre tanto, del otro lado de la frontera, el presidente Nicolás Maduro hacía públicas graves acusaciones en contra de Uribe.
Maduro alertaba nuevamente sobre planes desestabilizadores para su país desde Miami y Bogotá, en cabeza del ex mandatario colombiano. La muerte de un periodista deportivo en Petare, estado de Miranda (Venezuela) prendió las alertas de lo que sería el plan orquestado con muchos golpes violentos en el país vecino. “Uribe está detrás de un plan para asesinarme. Uribe es un asesino, yo ya tengo elementos suficientes de que él está conspirando, hay sectores de la derecha venezolana en comunicación con él para eso”, denunció Nicolás Maduro.
Planes desestabilizadores
A ese respecto VOZ consultó fuentes en Caracas, las que señalaron que en el Palacio de Miraflores reposa detallada información sobre planes conspirativos en contra del gobierno Maduro. Entre ellos la arremetida política de los sectores de la derecha del continente contra el presidente recientemente elegido por los venezolanos.
Y no es para menos el temor. Basta recordar las declaraciones del exiliado ex director de informática del extinto DAS, Rafael García, quien señaló cómo se organizó hace algunos años una avanzada paramilitar que incursionara en Venezuela con el objeto de asesinar al presidente de aquel entonces, Hugo Chávez. Pues bien, hoy se tiene una mayor certeza de las amenazas contra el vecino país y de las fuerzas políticas y militares que instan a ello.
La enérgica denuncia de Nicolás Maduro sirvió para una polémica en el país. El presidente Santos debe defender la dignidad de los gobernantes, fueron las palabras de otro ex mandatario que terció en la pelea, Andrés Pastrana, quien hizo pública una carta en respaldo a las declaraciones de ilegitimidad del gobierno Maduro hechas por Uribe y aplaudió la manera como se inmiscuyen en asuntos de Venezuela.
Uniones nefastas
Luego se protagonizó una parafernalia en la que intervino esta vez el apoderado del ex presidente Uribe, Jaime Granados, quien emprendió una agitada campaña mediática en busca de la declaratoria de medidas cautelares por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) para su defendido por una supuesta amenaza en su contra hecha por el presidente venezolano.
Para analistas, los hechos polémicos que protagonizan los ex presidentes van en la misma dirección: a Pastrana y Uribe los une ser enemigos del proceso de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno Santos. La consecuencia es de doble intención: negar legitimidad del gobierno venezolano y atacar el proceso de paz. Atrás quedarían las rencillas entre los ex mandatarios Pastrana y Uribe por apetitos electorales, y la responsabilidad de los dos en la pérdida de mar territorial con Nicaragua; hoy juntan sus fuerzas políticas para ambientar el fracaso del proceso de paz y embarcar al país en una salida militar, ya agotada.
División uribista
Pero así como se suman aliados contra la paz, se suman también divisiones al interior del uribismo. El vaivén de cartas entre el prófugo ex comisionado Luis Carlos Restrepo y los precandidatos presidenciales del Puro Centro estremeció a esa colectividad, pues Restrepo plantea separase de la visión guerrerista y le pide al movimiento se sume al proceso de paz.
Para Restrepo es necesario sí debatir un modelo económico y una doctrina militar diferente para el país. “Un cambio en las Fuerzas Armadas. Y decir sin temor que necesitamos un ejército más pequeño y profesional. Que necesitamos una Policía más vinculada con la solución de los problemas cotidianos de los ciudadanos”, pide Restrepo. A lo que recibió respuesta contundente de Francisco Santos, en El Tiempo: “Unos creen que Luis Carlos está entregado”.
Panorama electoral
Ad portas de la campaña electoral no la pasa bien el Centro Democrático. De la galería no reciben aplausos, cuando actúa la Justicia siempre un miembro cercano a esas toldas resulta incriminado en un hecho delictivo, además de las sonadas rechiflas en su gira por el país como ocurrió en el municipio de Mosquera, en las afueras de Bogotá, en donde habitantes de esa localidad reclamaban al ex mandatario por los supuestos actos corruptos de sus hijos.
La última noticia del Puro Centro es la ratificación de que Álvaro Uribe encabezará la lista para el Senado, a pesar de las investigaciones que ya cursan en la Fiscalía General de la Nación por el caso de la hacienda Guacharacas, de su propiedad y en donde se presume fue creado un grupo paramilitar que a la postre fue denominado el Bloque Metro.
El segundo en la lista sería José Obdulio Gaviria, con todos sus antecedentes, y al lado de ellos otras protuberantes figuras de la más recalcitrante derecha colombiana. “Algunos aspirantes en la lista de Uribe coinciden con investigaciones preliminares por toda clase de hechos”, dicen voces desde la Fiscalía.
Pero desde ya se presagian malos vientos en contra del Puro Centro. El antagonismo creciente del uribismo frente a la paz y los cambios democráticos se reflejará en los resultados electorales del próximo año.