miércoles, julio 30, 2025
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Agenda de paz con voz de mujeres

De La Habana a los consejos regionales de paz

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Francy Franco

Las grandes movilizaciones desarrolladas durante 2013 y 2014 para acompañar el proceso de paz, en lo relativo a sus debates, avances y perspectivas de acuerdo, ha exigido al movimiento social y político colombiano retomar la construcción de las alternativas, fortalecer las denuncias y visibilizar las construcciones de la agenda de paz. Todo esto, más allá de lo que pasa en La Habana, quizá mirando más de cerca el conflicto social y político que se expresa en la cotidianidad de la vida de las colombianas y los colombianos.

En este camino, la reinstalación del Consejo Nacional de Paz, así como la condición y reglamentación de los consejos regionales de paz, dan elementos para abordar desde otros enfoques las condiciones y limitantes de la democracia colombiana, como uno de los principales determinantes de la confrontación. Las mujeres lo hemos hecho y estamos convencidas que sin la materialización de la democracia y la garantía plena de recomponer la conducción política del poder local y nacional, la paz no podrá realizarse, aunque se silencien los fusiles; lo cual es un avance significativo.

En las distintas formas y expresiones del movimiento nacional de mujeres, hemos señalado la importancia de ampliar y democratizar la instancia de los consejos regional y nacional de paz. Hasta el momento, esos órganos de discusión en torno a las necesidades de la paz, no han logrado ser catalizadores de las profundas demandas de paz que tiene el pueblo colombiano; entendiendo la paz, fundamentalmente, como democracia, justicia social y transformación real de las desigualdades. Por tanto, como en el actual plan nacional de desarrollo, dichas instancias, no han reconocido la construcción política y social que históricamente hemos potencializado las mujeres.

Para nosotras, dichos espacios no son los lugares de llegada de nuestra acción política, son, sobre todo, más allá de sus alcances institucionales, otra oportunidad política para demandar democracia. Hemos solicitado, por lo tanto, a las organizaciones de mujeres de las regiones, movilización, unidad y autonomía para fortalecer el movimiento nacional por la paz y la incidencia política de las mujeres.

Nuevas realidades sociales y políticas en Colombia

Nos hemos autoconvocado a la construcción de mesas regionales de paz; nos hemos puesto al frente y somos nosotras quienes citamos la construcción de nuevos consejos regionales de paz. Hemos señalado la necesidad de que la composición del consejo nacional dé cuenta de la multiplicidad de nuevas realidades sociales y políticas en Colombia, en el marco de este proceso de paz. Pero por sobre todo, dé cuenta de la diversidad de más de la mitad de la población colombiana, que somos las mujeres jóvenes, niñas y adultas, que aspiramos a que la fuerza de la movilización demande paridad con nuestra presencia política en dicho consejo.

Como lo hemos hecho históricamente, las mujeres, este 8 de marzo, conmemoramos nuestros trabajos públicos y privados, denunciamos la antidemocracia, el militarismo y la falta de compromiso del gobierno nacional con la paz y con las mujeres. Nos proponemos, además, recordarle a Colombia y al mundo entero, que las mujeres seguimos trabajando para garantizarnos la posibilidad de vivir en un país en paz, con justicia social, democracia y dignidad.

Si ese es nuestro rumbo, lograremos un proceso de paz, donde la subcomisión de género no sea simplemente un importante símbolo del proceso de paz y que tampoco lo sean los nuevos tiempos que las mujeres hemos tejido; sino que se convierta en parte sustancial en la columna vertebral por donde transiten y se sostengan los acuerdos de La Habana.

Por lo tanto, se requieren voz y acción regional, interregional y nacional. A eso nos referimos cuando aludimos a los consejos de paz. Es con todos y todas que garantizamos la construcción de un nuevo país, que escuche la voz, promueva la participación y reconozca la decisión de las mujeres.

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