jueves, abril 18, 2024
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Acuerdo con Irán: Enriquecimiento de uranio, al congelador

Como positivos para las partes fueron calificados los términos de un acuerdo entre Irán y seis potencias occidentales en torno al programa nuclear del país persa. Estados Unidos se compromete a levantar sanciones económicas

Alberto Acevedo

Irán, con 80 millones de habitantes y un enorme potencial económico, especialmente por poseer una de las más ricas despensas en gas y petróleo, podrá, a partir de este momento, rehacer su economía, fortalecer sus estructuras de desarrollo y alcanzar un mayor peso dentro de la economía regional y mundial, gracias a la firma de un acuerdo, el pasado 2 de abril, con las cinco mayores potencias industrializadas del mundo, en torno a su programa de producción de energía nuclear.

Resultado de un trabajo diplomático de varios años, el borrador del acuerdo se suscribió entre representantes diplomáticos de Estados Unidos, China, Rusia, Alemania, Reino Unido y Francia, de una parte, y de la otra voceros del gobierno iraní.

Los representantes de ambos bloques expresaron, en principio, sentirse satisfechos con los términos del acuerdo. Estados Unidos consiguió que Irán aceptara reducir la cantidad de centrifugadoras, que pasarán de diez mil activas a seis mil. Se compromete a no enriquecer uranio por un lapso de 15 años en el complejo nuclear de Fordo, construido dentro de una montaña, que venía trabajando en un programa de esta naturaleza.

El gobierno iraní del presidente Hasán Rohani se compromete a no construir, en los próximos 15 años, nuevas instalaciones nucleares y a no enriquecer uranio en las que tiene por encima del cuatro por ciento, tope que se considera el límite máximo para desarrollar energía nuclear con fines pacíficos.

Se establece una excepción a la anterior cláusula, en el sentido de que únicamente la planta de Natanz estaría autorizada para adelantar labores de enriquecimiento de uranio, y se garantizará que los inspectores de las Naciones Unidas puedan ingresar en forma permanente a las instalaciones industriales, de acuerdo al protocolo adicional de no proliferación.

Dificultades

Estados Unidos y la Unión Europea, por su parte, se comprometen a levantar las sanciones económicas impuestas a Irán, que habían impactado su economía en medio de una situación compleja en la región, a lo que se agrega la caída de los precios del petróleo. En este sentido, el canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, quien jugó un destacado papel en las negociaciones adelantadas en la ciudad suiza de Lausana, dijo que el acuerdo implica no suspender sino eliminar las sanciones económicas a su país.

En este sentido, persisten diferencias de enfoque entre Estados Unidos e Irán. El jefe de la misión negociadora norteamericana, John Kerry, dijo que en todo caso el levantamiento de las sanciones no podría ser antes de un año, no sin un exhaustivo proceso de verificación de los acuerdos a que llegó Irán, que les diera la certeza de que el país persa estaba cumpliendo sus compromisos. Irán replica que el levantamiento de sanciones debe darse inmediatamente se firme el acuerdo final, sin ningún aplazamiento.

Las misiones diplomáticas de los países participantes en este acercamiento tienen, a partir de ahora, tres meses para lograr elaborar un documento que perfeccione el acuerdo, que deberá ser ratificado antes del 30 de junio próximo.

Por esta circunstancia, no se puede hablar todavía de normalización de la situación en el Medio Oriente. La reciente intervención militar de Arabia Saudita en Yemen, la crisis en Siria, la conformación de una coalición internacional, con la bendición de Estados Unidos, contra el denominado Estado Islámico, son escenarios de confrontación que atentan contra la estabilidad en la zona.

Nuevos focos de conflicto

El acuerdo nuclear, que en general fue de buen recibo por los países de la región, choca sin embargo con los intereses de Israel y Arabia Saudita, que han evitado a toda costa el reconocimiento del derecho de Irán al uso y explotación de energía nuclear con fines pacíficos. Para Irán, en cambio, esto era una cuestión de principios, en la defensa de su soberanía nacional.

Algunos analistas temen que la aparente reconciliación diplomática entre Estados Unidos e Irán sea pasajera, por cuanto al conseguir que una coalición de países inicie una aventura intervencionista contra Yemen, estaría urdiendo desde allí nuevas provocaciones contra Irán.

Pero también contra Rusia y China, para evitar que estas dos potencias amplíen y consoliden su influencia en el Cercano y Medio Oriente. En este sentido, llama la atención que la Casa Blanca haya mantenido dos escenarios de negociación estratégicos, uno en Lausana por la cuestión nuclear iraní, y otro en La Habana, por la normalización de relaciones con Cuba, pero al mismo tiempo incluye en la lista de sus “enemigos estratégicos” a Rusia y Venezuela. Para el caso del Medio Oriente, Estados Unidos anuncia una confrontación que denomina la “batalla del Pacífico”, donde se decidirá el futuro del mundo.

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