En un discurso desde el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, pronunciado el pasado 15 de enero, el presidente Barack Obama anunció una serie de reformas en el método empleado y en la operatividad de las agencias de inteligencia de su país, sin la intención real de una restructuración profunda de mecanismos.
El discurso del mandatario estuvo orientado más a calmar las manifestaciones de indignación entre los ciudadanos norteamericanos que a una reforma a fondo de los aparatos de espionaje, dentro y fuera del país, que han causado una ola de indignación universal.
De hecho el analista Abdus Sattar Ghazali, en una nota publicada por la agencia canadiense Global Research, dijo que las reformas de Obama son apenas ‘cambios cosméticos’ que “no significan un giro fundamental en las labores de obtención de inteligencia”, lo que no va a menguar las críticas generadas en no pocos países.
El fundador de WikiLeaks, Julián Assange, fue más allá al calificar de ‘vergonzosas’ las declaraciones del mandatario norteamericano. “Es vergonzoso que el presidente de Estados Unidos, un líder de su envergadura, hable durante 45 minutos sin decir nada”. Es lamentable que Obama “se resista a una reforma concreta”, puntualizó Assange.
Justifican la intromisión
El anuncio de Obama se dio, además, un día después de que el rotativo británico The Guardian, revelara que la Agencia Nacional de Inteligencia, NSA, de los Estados Unidos, intercepta casi dos millones de mensajes de texto cada día.
La propuesta más audaz de Obama consiste en delegar en una agencia privada el almacenamiento masivo de datos telefónicos que recolecta la NSA, que en el futuro no podrá acceder a ellos sin el permiso de una corte secreta. Lo grave es que ya de antemano, el poder judicial norteamericano dijo que el espionaje de su país es legal y en el futuro a la NSA no le costaría ningún esfuerzo obtener permisos para la utilización de metadatos, cada que se le antoje.
Obama prometió que su gobierno no espiará a líderes de países amigos y aliados de su país, lo que incluye a los asesores más cercanos de esos líderes. Pero el andamiaje monstruoso de espionaje a escala global, sigue siendo justificado por el mandatario norteamericano que, asegura, es elemento indispensable en la lucha contra el ‘terrorismo’.