Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
La Asociación Campesina del Catatumbo, ASCAMCAT, nació el 19 de diciembre de 2005 por la defensa de los derechos humanos de las y los ciudadanos en medio de la violencia que sufría la región.
Desde hace veinte años es un faro de paz, iniciativas y defensa de los derechos del campesinado. VOZ habló con su cofundadora y coordinadora general, Olga Quintero, sobre su historia, retos, la reforma agraria y lo que viene para ASCAMCAT.
¿Cómo nació ASCAMCAT?
-Se dio una vulneración de los derechos humanos entre el 29 de mayo hasta enero de 2005, cuando las Autodefensas Unidas de Colombia, en cabeza de Salvatore Mancuso generó una crisis humanitaria en el territorio.
El Catatumbo había participado en las marchas cocaleras, lamentablemente la respuesta del Estado en 1999 fue una muerte anunciada; se sabía que algo feo iba a pasar en el territorio, y el 29 de mayo de 1999 hubo un primer intento de ingreso al territorio por parte del paramilitarismo, que fue repelado la entrada por las FARC – EP, sin embargo, hubo una masacre de más o menos nueve personas en la vereda Carboneras en Tibú, ahí duraron tres meses para poder ingresar de lleno al territorio.
Así pues, el 21 de agosto de ese mismo año entraron al corregimiento de La Gabarra, y comenzó el apocalipsis para el Catatumbo. En el tiempo del 99 al 2005 fueron asesinadas 11.200 personas, y tres mil personas desaparecidas, con base a recientes declaraciones de Mancuso.
Muchos de nosotros no teníamos la confianza de denunciar que estábamos desplazados, porque el paramilitarismo tenía muy permeado la institucionalidad, empezando por la Fiscalía, así que, la información de denuncia salía y llegaba a manos de los paramilitares y eso le costó la vida a muchas personas. Esto genera una ruptura total del tejido social.
En diciembre del 2005, después de que se da un desplazamiento forzado por la Fuerza Pública, que fue la que ocupó formalmente los territorios abandonados por el paramilitarismo, decimos que no necesitábamos más la bota militar porque había dejado un derramamiento de sangre.
Las Fuerzas Militares empezaron a atacar a las comunidades y a seguir con la lógica que el campesinado es sinónimo de guerrillero; esto generó un desplazamiento, fue ahí donde decidimos que debíamos hacer algo.
Así fue como nos reunimos hombres y mujeres de todas las edades para ver diferentes figuras para la defensa de los derechos humanos. Así fue como llegamos a la Asociación Campesina del Catatumbo, donde el primer objetivo fue reconstruir el tejido social.
En el 2006 formalizamos ante Cámara de Comercio e hicimos un encuentro de lanzamiento que se llamó “en medio de la violencia reflorece el Catatumbo”, ese fue nuestro eslogan.
También, la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC, ha sido como nuestra hermana, en todo este proceso nos han enseñado cómo debemos proceder, entendiendo que ellos nos llevan años en la organización y lucha.
Una organización, muchas luchas
¿Qué fue lo que encontraron al formarse como organización?
-Nos encontramos con los mal llamados falsos positivos, así que, entramos a denunciar, ahí fue cuando recibimos nuestras primeras amenazas porque la Brigada 30, donde estaba el General Paulino Coronado decía en el periódico La Opinión que nosotros estábamos mintiendo.
Asimismo, nos encontramos con el empadronamiento que el gobierno de Uribe se quiso imponer, donde teníamos que decir para dónde íbamos y cuántos días, a eso nos opusimos rotundamente; igualmente nos encontramos con bloqueos económicos, ya con erradicaciones manuales forzadas no había soluciones para el campesinado.
En el 2009 hicimos el campamento de refugio humanitario por la vida, la tierra, el territorio y la paz del Catatumbo, duró 18 meses y aproximadamente habían tres mil personas, allí se dio una cadena de ideas e iniciativas, tal como la Mesa de Interlocución y Acuerdo, MIA, donde se hizo pliegos para trabajar con el Gobiern: la primera negociación fue por la creación de la Zona de Reserva Campesina, después generamos siete puntos pilotos para la sustitución de cultivos ilícitos y la tercera sobre garantías y derechos humanos.
– ¿Cómo está la situación de los derechos humanos en el Catatumbo en este momento?
El Catatumbo ha sido una región de diversos conflictos, como el del 2018 entre el ELN y el EPL, que generó 30.000 personas desplazadas y un sinnúmero de personas combatientes asesinadas, hubo una crisis humanitaria.
En ese momento, ASCAMCAT junto con el pueblo Barí, Vivamos Humanos y otras organizaciones dijimos que debíamos humanizar y acabar con la guerra, y esto se hace estableciendo unos mínimos, tal como la distinción entre la población combatiente y no combatiente, el no reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, la no instalación de minas antipersonales, el respeto a las misiones humanitarias y al trabajo social y político de las organizaciones sociales. En ese sentido, hemos venido trabajando estos veinte años.
-Y este año, ¿cómo está?
El 16 de enero de este año se emprendió un conflicto que veníamos anunciando las organizaciones sociales hace dos años, si nos hubiesen escuchado, quizás se hubiera podido prevenir.
Petro en medio de toda esta situación, instaló una matriz de opinión sobre la Paz Total, nosotros y nosotras estuvimos de acuerdo pero que incluyera el Acuerdo Final de Paz. No obstante, se excluyó y eso es irrespetuoso, porque la paz firmada en el 2016 es el punto de partida para la culminación de una paz total e integral, y no se puede desconocer que es una política de Estado, no de gobiernos.
Lamentablemente lo que está pasando ahorita en el Catatumbo es la consecuencia de la no implementación del Acuerdo de Paz, porque van 1.700 líderes asesinados desde la firma y casi 500 firmantes de paz asesinados.
Falló la Paz Total, pero el Acuerdo de Paz no ha fallado, porque puede estar golpeado, pero no está muerto, desde la organización siempre hemos dicho que el Acuerdo de Paz está vigente ahora más que nunca, y requiere un acompañamiento y blindaje.
¿Cómo ve el Gobierno Petro frente al Catatumbo?
Lo que se rescata de este Gobierno es que viene avanzando en la Universidad del Catatumbo, el cual se firmó el Pacto Catatumbo este año donde convergen todos los pliegos de peticiones. Nosotros incluimos muchas cosas que tienen que ver con el Acuerdo de Paz porque este se construyó desde los territorios, otra cosa es que no hayamos tenido la participación que todo el mundo quería, pero la hubo.
El Acuerdo de Paz integra las necesidades que ha tenido el pueblo colombiano, especialmente la zona rural.
Entonces, ¿cómo hacer una buena reforma agraria?
Una verdadera reforma agraria tiene que ir más allá del nombre; se requiere que las decisiones pasen por el Congreso, pero tenemos uno que odia al campesinado y pone obstáculos para que no se desarrolle.
Sin embargo, este gobierno ha hecho esfuerzos, compró una finca en el municipio de los Tanques, 54 mujeres de ASCAMCAT son beneficiarias de 9.5 hectáreas cada una, estamos viendo líneas productivas.
La reforma debe ser un diálogo permanente con las comunidades campesinas. Uno de los grandes problemas de los tecnócratas es que no conocen el territorio, y se imaginan lo que se debe hacer, es ahí donde está el error.
Hay que hacer un levantamiento de Zonas de Reserva Forestal, hay que tener proyectos que sean viables, con líneas para que puedan ejercer el cooperativismo y la transformación de productos.
El norte para ASCAMCAT
Veinte años de lucha de ASCAMCAT, ¿qué sigue para la organización?
Esperamos que haya ASCAMCAT para rato, no puedo poner días, ni años, pero lo importante es que cada paso que haya sea orientado para aportarle al territorio.
Me atrevería a decir que la Asociación Campesina del Catamtumbo es una de las casi únicas organizaciones que en medio de este conflicto que se viene dando y que sigue dando la pelea, se ha enfrentado en el territorio para romper cercos.
Asimismo, el pueblo Barí ha jugado un papel fundamental, también la organización Vivamos Humanos ha sido un gran respaldo y la institucionalidad.
ASCAMCAT ha sido fruto de nuestras entrañas; yo la describo como la niña de la paz, que a pesar de las adversidades sigue en pie.
La organización está representada por hombres y mujeres que ha asumido su liderazgo, me voy a permitir mencionar algunos: Chavela, María, Yajaira, Juan Carlos, Guillermo, Olmer, Don César, Luis Evelio, Junior y a la larga lista de afiliados; también comités de apoyo de la zona alta, media y baja, equipo técnico, la ACVC y voluntarios que nos apoyan de diversas partes del país; a todos ellos, gracias por ese acompañamiento en estos veinte años.







