El precandidato presidencial por el colectivo Somos Pueblo conversó sobre la campaña ‘Colombia, la madre que nos parió’ y la agenda social que exigen las periferias y que él se compromete en impulsar. “Nuestra voz viene de los sectores excluidos que decidieron no rendirse”, dice
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
Alí Bantú Ashanti es un hijo orgulloso del Pacífico colombiano. Si bien Timbiquí es su lugar de origen, su corazón pertenece a toda esa imponente ecorregión ubicada en el suroccidente del país, caracterizada por la biodiversidad de la naturaleza, el cariño de la gente y la diversidad cultural, pero también por las profundas desigualdades sociales, las violencias permanentes y el histórico abandono del Estado.
“En esta campaña he encontrado personas que nunca han visitado nuestro Pacífico. No conocen a la madre que nos parió”, dice sorprendido.
Alí es abogado, integrante del colectivo Justicia Racial y defensor de los derechos humanos. Es precandidato presidencial para la consulta del Pacto Histórico por el colectivo Somos Pueblo y avalado por la Colombia Humana.
En esta conversación con VOZ, el dirigente afro habló de su aspiración, la agenda social que exigen las periferias y que él se compromete en impulsar, la necesidad de profundizar la reforma agraria, las soluciones al Ministerio de la Igualdad, sus iniciativas de política exterior, entre otros temas.
La madre que nos parió
¿Qué lo motivó para lanzarse como precandidato presidencial?
Mi voz viene de las periferias, de los sectores más excluidos que decidieron no rendirse. Soy un hijo del pueblo y de los movimientos afros que han venido caminando y radicalizando el proyecto de transformación del país.
Estamos en el Pacto Histórico para darle una continuidad a esa votación que sacó el progresismo, tanto en el Caribe como en el Pacífico, donde por ejemplo mi pueblo Timbiquí apostó mayoritariamente por las propuestas que lidera el presidente Petro.
Son varias precandidaturas las que se medirán en la consulta de octubre. ¿Cuál es su opinión sobre este inédito proceso electoral?
Demuestra la diversidad al interior de la izquierda. Un hombre como yo, que no tiene apellidos, que no viene de las élites, hoy aspira a la presidencia de la República. Y eso es gracias a la apertura democrática y a la unidad del Pacto Histórico.
‘¡Colombia, la madre que nos parió!’, es una de las consignas seleccionadas para su campaña. ¿Cuál es el mensaje que quieren transmitir con esta idea?
Este es el país donde nacimos y crecimos, la Colombia que amamos. Pero también es el país que sufre las violencias y las desigualdades. El llamado que hacemos es que debemos cuidar nuestra tierra y que debemos desarrollar un amor, similar al de un hijo con su madre y el de una madre con su hijo.
Hablamos del amor radical por el pueblo, por nuestro país, por las madres que han parido las vidas, pero que tristemente siguen enterrando a sus hijos. Estamos apelando a la empatía radical porque creemos que allí está la posibilidad de un país distinto.
Economía y reformas sociales
En este momento hay una crisis fiscal que compromete recursos sociales. El Gobierno ha presentado un presupuesto que requiere de una ley de financiamiento para tapar el hueco. ¿Cómo resolvería usted este problema?
Lo primero es que debemos ganar las mayorías en el Congreso de la República. No basta con tener la presidencia. Es fundamental que la gente sepa elegir a los parlamentarios que estén del lado del pueblo y no de las élites, de las oligarquías y de las mafias.
La crisis fiscal es un tema viejo que es necesario afrontarlo con responsabilidad. No es justo que se presente una ley de financiamiento y desde ya los congresistas le cierren la puerta al debate. Esto afecta negativamente los recursos que van para las políticas sociales.
Creemos que la crisis fiscal es porque los ricos son los que menos pagan impuestos, mientras que las clases medias y más empobrecidas deben asumir cargas tributarias injustas. Eso necesita revertirse.
Si usted es presidente, ¿cuál sería su agenda social para el país?
Nosotros estamos discutiendo y dialogando con la gente. Estamos visitando diferentes plataformas organizativas y escuchando a los campesinos, a las campesinas, a los jóvenes que hoy tienen que elegir entre el hambre o las mafias. Sabemos y conocemos lo que necesita el país.
Creemos que el próximo gobierno debe concentrarse en la redistribución de la tierra. Allí reside un problema fundamental que explica el conflicto armado. No es posible que la tierra hoy siga siendo para que pasten vacas o se paseen caballos, mientras millones de personas no tienen un metro para cultivar sus alimentos. Si es necesario expropiar tierra a los grandes terratenientes, estoy listo y dispuesto a hacerlo.
La reforma agraria debe avanzar. Reconocemos los esfuerzos que viene haciendo el Gobierno del presidente Gustavo Petro llegando a 700 mil hectáreas entregadas. Y aunque es un resultado importante, lastimosamente no es suficiente. Por eso mi reto es acelerar el proceso.
¿Cuál es su posición frente a las reformas sociales aprobadas, como la laboral y la pensional?
Nuestro compromiso es implementarlas y profundizarlas. En materia laboral toca pensar en el pueblo colombiano. Aquí no puede ser solo ‘trabajo, trabajo y trabajo’, mientras se enriquecen unos y se empobrecen las mayorías.
La pregunta es, ¿el trabajo para qué? Nuestra opinión es que debe dignificar a la ciudadanía. Tenemos un salario mínimo que ha venido creciendo, pero sigue siendo insuficiente, pues no le permite a un padre o madre de familia mandar a su hijo a estudiar y al mismo tiempo pagar una vivienda. Además, la gente trabaja de lunes a sábado, incluso de domingo a domingo, por un mínimo o menos, y en muchos casos en la informalidad.
Hoy estamos sacando a más de dos millones de personas de la pobreza. Pero sigue siendo un reto garantizar los derechos que permitan a la gente vivir con dignidad. Por eso el desafío es implementar la reforma laboral, pero profundizar sobre otros puntos que quedaron por fuera.
Sobre la pensional, ¿cómo estamos en esa materia con relación a nuestros ancianos y ancianas afros?
Yo creo que el presidente Petro es un hombre antirracista. No solo presentó la reforma pensional, sino que logró con muchas dificultades sacarla adelante en el Congreso. Esto va a afectar de manera positiva a los ancianos y a las ancianas de nuestros pueblos, a los que llamamos mayores y mayoras.
Eso es ser antirracista, resolver las condiciones materiales de existencia de la gente más empobrecida y vulnerable del país, como son los ancianos y las ancianas afros de Colombia.
Yo vengo de un territorio donde cerca del 95 por ciento de los adultos mayores no logran una pensión. Incluyo en ese porcentaje a mi madre y padre que no tenían posibilidad de acceder a una jubilación digna. Así que esta reforma nos tiene muy felices. Nos toca mejorar los recursos que van a recibir cada anciano por la pensional y las condiciones para que puedan vivir dignamente.
Igualdad y agua potable
A propósito del Ministerio de la Igualdad, no se cumplieron con las expectativas políticas. ¿Cuáles son sus propuestas para corregir el rumbo?
Sobre el Ministerio de la Igualdad yo fui uno de los cinco abogados que trabajamos el proyecto de ley, que posteriormente la vicepresidenta Francia Márquez presentó al presidente y al Congreso. En este punto, debo ser honesto y decir que en mi opinión no era necesario una institución de esta magnitud cuando el pueblo necesita resultados concretos.
Nosotros venimos del Pacífico, de los más de 300 municipios que no cuentan con agua potable. Por eso creo que es mejor dedicarnos a construir los acueductos del país que concentrarnos en un ministerio que se demora mínimo ocho años para dar resultados. Además, existieron múltiples errores que se cometieron en la ejecución de los recursos. Pero también la Corte Constitucional ha dicho que el próximo año el ministerio dejará de existir, a menos que el presidente vuelva a presentar el proyecto de ley.
Es decir, ¿usted continuaría o no con el proyecto del Ministerio de la Igualdad?
Nosotros aspiramos a ser el Gobierno que tome esa decisión. Pero quisiera profundizar más en los retos. La igualdad pasa por la redistribución de los recursos. Para nadie es un secreto que la inversión está muy centralizada en las grandes ciudades, mientras que la mayoría de los municipios no reciben la financiación adecuada para resolver sus problemas más urgentes. Es una situación desigual que viene de muchos años atrás y que aún no pueden subsanarse.
El Pacífico colombiano es un ejemplo. Buenaventura es el principal puerto del país, pero no tiene agua potable. Es una vergüenza. Ni qué decir de Tumaco, de Quibdó. Casi que todo el pueblo del Pacífico carece del líquido vital. Y esto es una deuda pendiente que deja este gobierno y que nosotros vamos asumir desde nuestro primer día en la Casa de Nariño.
Paz Total y política exterior
¿Cuál sería su estrategia para lograr la paz en el país?
La mejor estrategia para la paz es mayor inversión social. Resolver las condiciones materiales de existencia de la gente. Que los niños puedan ir a escuelas dignas, que exista agua potable en cada hogar, que el campesino y la campesina reciban los subsidios para trabajar la tierra, pero además que reciba la tierra para poderla trabajar, que las universidades hagan presencia en todo el territorio nacional para que ningún niño y niña tenga que elegir entre el hambre y las mafias.
Si bien nosotros nos alejamos de esa política equivocada que resuelve todo con balas y cárcel, también es importante decir que seremos firmes con los grupos armados que hoy son simplemente mafias al servicio del narcotráfico y del dinero. Vamos a disputarles metro a metro, centímetro a centímetro del territorio nacional.
¿Cómo se piensa su política exterior?
Sería una continuidad a todo lo que ha venido desarrollando el presidente Petro. Lo que ha hecho con Palestina quedará en la historia de la humanidad. La voz de Colombia ha sido muy importante para denunciar el genocidio y defender la vida del pueblo palestino.
Sobre los Estados Unidos endurecería el tono y las decisiones. Estoy convencido que debemos sacar las bases militares estadounidenses porque somos un país soberano. Además, no se justifica la eterna presencia militar extranjera. La inseguridad en los territorios está disparada y el negocio del narcotráfico sigue funcionando sin mayores dificultades.
Un ejemplo de ello es Tumaco, donde existe una considerable presencia militar, incluso de las fuerzas militares y de inteligencia de los Estados Unidos, y aun así el negocio del narco sigue funcionando sin ningún problema.
También profundizaría las relaciones con los procesos revolucionarios de África, que vienen dando un ejemplo no solo para el continente, sino para todo el sur global.
Finalmente, ¿cuál es su mensaje para lectoras y lectores del Semanario VOZ?
El país está preparado para un gobierno liderado por las comunidades negras. Nuestra propuesta representa la radicalización del cambio y de las reformas. No es momento de retroceder, sino de avanzar en el proyecto de izquierda. Las revoluciones son de la gente descalza, las que no tienen nada que perder, pero que tienen todo por ganar.