viernes, agosto 8, 2025
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Una moneda, una presidencia y una misión

Como miembro de la bancada del Pacto Histórico y militante de la Unión Patriótica asume el liderazgo de una comisión estratégica del Congreso, para sacar adelante una agenda de transformaciones, garantizar el debate plural y abrir el legislativo a la voz de la ciudadanía

Mónica Andrea Miranda
@Emedemoni_

El pasado martes 29 de julio, el representante Gabriel Becerra fue elegido como presidente de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, una de las células legislativas más estratégicas del Congreso.

Su designación no fue producto de una mayoría clara, sino de un empate inusual que, conforme a lo establecido en la Ley Quinta, debió resolverse por sorteo. Una moneda lanzada en pleno recinto definió el destino de la presidencia. Pero detrás del azar hay una trayectoria, una bancada y un proyecto político más amplio: el del Pacto Histórico.

“Sentí una profunda alegría, pero también una enorme responsabilidad. Presidir esta Comisión significa liderar debates fundamentales que pueden transformar la vida de millones de personas”, aseguró Becerra al conocer el resultado. La moneda, para él, no simboliza suerte sino deber: una señal de que hay que estar a la altura del momento histórico.

Un camino colectivo hacia la presidencia

Becerra llega a esta posición tras más de veinte años de militancia política, liderazgo estudiantil y trabajo legislativo. Militante de la Unión Patriótica, miembro activo del Pacto Histórico y actual representante a la Cámara, ha enfocado su labor parlamentaria en temas como la paz, los derechos de las víctimas, la defensa del Estado social de derecho, la defensa de la educación pública y la articulación entre el Congreso y las organizaciones sociales.

Según sus propias palabras, esta presidencia no es un logro personal sino colectivo: “Es el resultado del esfuerzo de mi bancada, de mi equipo de trabajo, y de quienes han acompañado mi labor política desde hace dos décadas. Llegamos hasta aquí gracias al respaldo de muchas y muchos, y esa confianza la vamos a honrar con una presidencia garante y comprometida”.

El Pacto Histórico ha apostado por llevar al Congreso no solo vocerías políticas, sino liderazgos sociales, populares y alternativos que encarnen las transformaciones de fondo que exige el país. La elección de Becerra se inscribe en esa apuesta: construir poder desde abajo, con principios, organización y compromiso. “Esta presidencia es también del proyecto colectivo que representamos. No llegamos a administrar el poder, sino a transformarlo”, afirmó.

¿Una moneda para decidir un cargo tan importante?

La escena generó sorpresa en redes y en medios: un cara o sello definía la presidencia de una de las comisiones más poderosas del Congreso. Pero el procedimiento está claramente establecido. Ante un empate, la Ley Quinta del Congreso ordena resolver por la suerte. En esta ocasión, fue una moneda al aire la que decidió entre dos aspirantes.

“Fue completamente democrático. No se trata de un acto improvisado ni anecdótico. Incluso en la historia de las democracias antiguas, como la ateniense, el azar se usaba como mecanismo legítimo para resolver situaciones de empate. Lo importante es que todo ocurrió con transparencia, bajo las reglas del Congreso y con el aval de todas las bancadas”, explica Becerra.

Una agenda con impacto nacional

La presidencia de la Comisión Primera coincide con un momento clave del gobierno del cambio, que busca avanzar en reformas de largo alcance. Durante esta legislatura, llegarán a debate temas como la ley de sometimiento a la justicia para grupos armados organizados, la ley estatutaria de competencias territoriales tras la reforma del Sistema General de Participaciones, y varias reformas constitucionales que redefinirán las funciones del Estado.

“Todos los temas que llegan a esta Comisión tocan el corazón del modelo de Estado. El reto político más grande es garantizar un debate serio, informado, abierto a todas las voces”, señala Becerra. Además, agregó que “No vamos a imponer una agenda de manera autoritaria, pero sí vamos a insistir en que las discusiones se den con altura, con argumentos y pensando en el bienestar del país”.

Consciente de la fragmentación del Congreso, Gabriel Becerra sostiene que el diálogo será clave: “Sabemos que no tenemos mayorías automáticas, pero tenemos ideas, voluntad política y legitimidad para construir consensos. Mi prioridad es avanzar en leyes que mejoren la vida de las personas, no en discusiones estériles”.

El Congreso como puente con el pueblo

Uno de los mayores cuestionamientos ciudadanos al Congreso es su desconexión con las realidades populares. En ese sentido, Becerra tiene clara su apuesta: abrir la Comisión Primera a la ciudadanía.

Desde su llegada al Congreso, su equipo ha promovido audiencias públicas, visitas a los territorios, mesas de diálogo con comunidades y acompañamiento a procesos sociales. Como presidente de la Comisión, promete profundizar esa dinámica. “Siempre he creído que el Congreso debe ser un puente con la sociedad. No se puede legislar a espaldas del pueblo.

»Esta presidencia va a garantizar espacios para que organizaciones sociales, sectores populares y movimientos ciudadanos puedan ser escuchados. Vamos a abrir las puertas, a llevar los debates a las regiones y a traducir esas voces en proyectos concretos. El pueblo manda”, afirma.

Estado, igualdad y paz como ejes de liderazgo

La hoja de ruta de Becerra combina prioridades institucionales y apuestas sociales. Uno de los proyectos más esperados es la ley de competencias territoriales, cuyo objetivo es reglamentar el acto legislativo que reformó la distribución de recursos entre nación, departamentos y municipios.

“Esta ley puede transformar la forma en que el Estado responde a las necesidades básicas. Si se hace bien, los municipios tendrán más capacidad para resolver problemas cotidianos como agua, salud, educación o vías. Es una oportunidad histórica para fortalecer el Estado desde abajo”, expresó Becerra.

Además, será responsabilidad de esta Comisión discutir la ley de sometimiento, una herramienta clave en el marco de la política de paz del gobierno Petro. Según el representante, “Tenemos que lograr que el debate supere los clichés. Esta ley es una pieza fundamental para garantizar verdad, justicia y no repetición. No se trata de impunidad, sino de cerrar ciclos de violencia con responsabilidad y futuro”.

Otro eje será el impulso al Ministerio de la Igualdad, una promesa central del Pacto Histórico. El objetivo es consolidar una institucionalidad robusta que garantice derechos para las poblaciones históricamente excluidas: mujeres, sectores LGBTIQ+, comunidades negras, indígenas y campesinas.

Del Congreso al país

Becerra insiste en que su presidencia no será una gestión rutinaria ni técnica. Será política, en el mejor sentido de la palabra: “Vamos a demostrar que el Congreso puede dialogar con el pueblo, que los debates pueden tener altura sin alejarse de la realidad, y que sí es posible legislar para transformar”.

Con una trayectoria forjada desde la base, un respaldo colectivo desde el Pacto Histórico y una agenda de país sobre la mesa, la presidencia de la Comisión Primera inicia con una moneda, pero se medirá en consensos, leyes, y resultados concretos para y por la gente.

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