El nuevo mandatario aboga por la justicia social, cerrar la brecha social y defiende la normalización de las relaciones con Corea del Norte, sin renunciar a la colaboración con Estados Unidos
Redacción Internacional
Las tres principales cadenas de televisión surcoreanas ─KBS, MBC y SBS─ coincidieron en señalar que Lee Jae-myung, candidato presidencial del partido liberal, descrito por varios medios de comunicación como progresista y, en algunos casos, incluso como de ‘izquierda’, resultó ganador en las elecciones del pasado 3 de junio, con el 51,7 % de los votos, por encima de su inmediato contendor, el conservador Kim Moon-soo, quien solo consiguió el 41,98 % de los sufragios.
Para las tres de la madrugada del martes siguiente, aunque aún no se conocía un boletín oficial de las autoridades electorales, ya se había escrutado el 95 % de los votos, lo que confirmaba el triunfo del candidato progresista, con el porcentaje previamente mencionado.
Lee, quien aboga por una mayor equidad y ayuda a las familias de ingresos medios y bajos, calificó las elecciones como ‘el día del juicio final’ contra su contrincante conservador y el Partido del Poder Popular que lo representa, acusándolos de haber tolerado el intento del anterior gobernante de imponer la ley marcial y militarizar la vida social de Corea del Sur.
Nacido en 1964 en Andong, en el centro-este del país, Lee creció en la pobreza tras mudarse a Seongnam, ciudad dormitorio de Seúl. A pesar de una infancia difícil, logró completar sus estudios de Derecho gracias a una beca. Se desempeñó como abogado defensor de derechos humanos e ingresó al Partido Liberal en 2004. Fue alcalde de Seongnam entre 2010 y 2018 y más tarde gobernador de Gyeonggi, la provincia más poblada del país.
Hereda una economía frágil
Con la elección de su nuevo presidente, Corea del Sur espera poner fin a una etapa de zozobra política en los últimos meses, tras la inhabilidad que el Congreso le impuso al gobernante anterior, Yoon Suk-yeol, acusado de hechos de corrupción y de intentar un golpe de Estado autoritario.
El nuevo mandatario deberá gestionar una economía frágil y altamente dependiente de las exportaciones, amenazadas por las políticas proteccionistas e impredecibles de Estados Unidos, su principal socio comercial y aliado en seguridad.
“Restaurar la democracia es el camino hacia la unidad nacional. Reactivar el crecimiento económico es el camino hacia la unidad nacional. Reducir las brechas entre nosotros es el camino hacia la unidad nacional”, expresó Lee durante un discurso el pasado mes de abril, después de haber sido elegido como candidato.
En materia de política exterior, Lee ha subrayado la importancia de una alianza trilateral de seguridad entre Corea del Sur, Estados Unidos y Japón. Al mismo tiempo, propone por fortalecer los lazos de amistad con Corea del Norte, gravemente deteriorados, convencido de que la paz puede impulsar el crecimiento económico surcoreano.