Rubén Darío Arroyo Osorio
Aún no se conoce un medio de comunicación que no defienda y diga asumir la objetividad en su labor. Una cosa es decirlo y otra cosa es practicarlo. En las elecciones de Venezuela, antes de que terminara el conteo oficial y por tanto sin conocer los resultados, varios medios se apresuraron a “informar” que el candidato opositor, Capriles, habría ganado con una diferencia de dos puntos sobre Nicolás Maduro.

Escrutados el 99.1% de los votos que mostraban a Maduro como ganador con más de 200 mil votos de ventaja, los mismos medios manifestaban sus dudas al respecto y hacían eco a las opiniones del candidato opositor en el sentido de no aceptar los resultados hasta que hubiese una auditoría con conteo de todos los votos, uno a uno. Capriles, sus seguidores y los medios parcializados en su favor sabían que en Venezuela no hay papeletas para contar porque el voto es electrónico y que se pueden contar solo los comprobantes de los votantes que están en el resguardo, pero además las normas de este país admiten el conteo de un 46% y, realizado esto, Maduro seguía siendo ganador.
El Consejo Nacional Electoral explicaba que “no se podían crear falsas expectativas sobre lo que es una auditoría, ya que esta no revierte los resultados electorales”, que además existían otras instancias para ello como “la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia”. La obtusa opinión de quienes soñaban con el triunfo de Capriles se sostenía en la poca diferencia. Pronto olvidaron que el mismo Capriles había obtenido un triunfo ajustado en la gobernación que ocupaba hasta hace poco.
CNN en español repitió hasta la saturación que Capriles no aceptaba el triunfo de Maduro, pero él se sentía vencedor y declaraba derrotado a Maduro y su gobierno, que este era ilegítimo y el presidente corrupto y mentiroso, por tanto había que salir a la calle, hacer cacerolazos y demás acciones de fuerza para tumbarlo, hasta hicieron crecer la especia de un posible golpe de estado por las fuerzas armadas. Es decir mentiras y engaños con el ropaje de objetividad mostrando todas las posiciones, aunque se inclinaban abiertamente por la de la derecha oligárquica.
Otros medios hablaban de la frialdad con que los seguidores del chavismo habían celebrado el triunfo y otros magnificaban los choques entre ciudadanos de ambos bandos, los muertos, los heridos y los detenidos que configuraban una profunda crisis política. Mientras tanto Unasur reconocía la legitimad del triunfo de Maduro y este llamaba al diálogo a la oposición y a cumplir la Constitución, pero eso se ocultaba o minimizaba por los medios poco objetivos. En suma, hay que tomar las noticias y opiniones con ojo crítico y no repetir como si todo lo que sale en la televisión o en los medios más escuchados es absolutamente cierto.