sábado, julio 26, 2025
InicioOpiniónEditorialLos devaneos del presidente Santos

Los devaneos del presidente Santos

En ataque de arrogancia ha dicho que gústele o no le guste a la insurgencia se impondrá el plebiscito por la paz. ¿Esa es la postura correcta de un gobernante que supuestamente está interesado en la paz?

Santos

Nelson Lombana Silva

Los devaneos del presidente de la república, Juan Manuel Santos Calderón, son permanentes en relación con el proceso de paz que se adelanta en la Habana, con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP).

Incluso, colocando en grave riesgo los diálogos sale a decir sandeces propias de su clase social, en aras de imponer su pensamiento, que no es otra cosa que la ideología de la clase dominante, de tal manera que todo cambie para que nada cambie. Eso es lo que acaricia la burguesía a través de su agente Santos: Hacer que la guerrilla firme apresuradamente un proceso de paz a cambio de nada. Qué iluso, pero también qué salvaje.

Santos quiere que 52 años de lucha y resistencia se sinteticen en nada. Por el contrario. En contra de los anhelos del pueblo colombiano y que el movimiento fariano cambie su lucha por carro, finca y beca. Se equivoca la burguesía de cabo a rabo. La FARC no es el M – 19, con todo el respeto de este movimiento guerrillero.

La agenda para la paz que se viene desarrollando es apenas elemental, sin desconocer que en el eventual caso que el gobierno cumpla con su palabra (Quién no duda de la palabra de Santos), sea un avance en el sentido de no asesinar al pueblo porque se atreve a pensar distinto al régimen y a la clase dominante.

Por eso, los acuerdos parciales que se han venido aprobando los debe hacer suyos el pueblo colombiano. Defenderlos y masificarlos, estar atento para que se cumplan y ser incluso, protagonista de primera línea.

Santos siempre ha intentado sabotear la agenda imponiendo unilateralmente los criterios de la burguesía. En ataque de arrogancia ha dicho que gústele o no le guste a la insurgencia se impondrá el plebiscito por la paz. ¿Esa es la postura correcta de un gobernante que supuestamente está interesado en la paz?

En la Habana no hay un monólogo. Hay un proceso de diálogo entre dos fuerzas contrarias, antagónicas: Mientras la insurgencia lucha por la vida, el presidente por la muerte.

Cualquier decisión sobre el particular debe ser fruto del acuerdo de las dos partes en condiciones de igualdad. Nada de imposición por algo elemental: Ni la guerrilla, ni el gobierno, llegan a la mesa de diálogos vencidos.

El plebiscito no es la salida para convalidar lo acordado en la Habana, lo correcto sería la Asamblea Nacional Constituyente. Claro, no cualquier clase de constituyente donde solo tenga acceso los representantes de la clase dominante. Debe ser una asamblea nacional constituyente democrática, incluyente y participativa con capacidad decisoria. Allí, deben estar todos los sectores que hacen parte de nuestra colombianidad. Nada de exclusiones.

Artículo anterior
Artículo siguiente
RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments

Fernando Acosta Riveros en Reunión de urgencia del Grupo de La Haya
Fernando Acosta Riveros en Proteger a Petro, lo quieren matar
Fernando Acosta Riveros en Manifiesto por la paz mundial
esperanza moreno gutierrez en Carta de lector
Fernando Acosta Riveros en La democracia judicial mexicana
William Fortich Palencia en Cortar el césped, arrasar la tierra
Fernando Acosta Riveros en El megaproyecto del siglo XXI
Fernando Acosta Riveros en Francisco, el papa del sur
Fernando Acosta Riveros en Solidaridad con RTVC
LUZ HELENA VARGAS en Una jueza indómita
Fernando Acosta Riveros en Las chazas de la Che
WLDARICO FLOREZ -PEÑA en La metamorfosis del conflicto armado
Andrés Arévalo en Una serie con tedio anunciado
Eder José Scaldaferro Silvera en 50 ediciones de amor y lucha
Isaac Rafael Garcia en 50 ediciones de amor y lucha
Jorge Albeiro Gil Panesso en ¿Qué hay detrás de la COP16?
Alba Rocío Gomez Ramírez en El comunismo decrecentista
Luis Alfredo en Una ministra de racamandaca
Rodrigo en No hay dos demonios
Rodrigo en Petro en la mira
Rodrigo en 30 años sin Manuel
Rodrigo en ¿No se dan cuenta?
Rodrigo Carvajal en Elefantes blancos en Coyaima
Rodrigo Carvajal en No Más Olé
Rodrigo Carvajal en ¡A hundir el acelerador!
Rodrigo Carvajal en Semana contra el fascismo
Rodrigo Carvajal en Ucrania, ¿Otro Vietnam?
Rodrigo Carvajal en ¿Quién es Claudia Sheinbaum?
Rodrigo Carvajal en Odio y desinformación
Rodrigo Carvajal en La inflación y sus demonios
Rodrigo Carvajal en No cesa la brutalidad sionista
Rodrigo Carvajal en Putin gobernará hasta el 2030
Rodrigo Carvajal en De Bolsonaro a Lula