Nuevo Embajador de Cuba
José Luis Ponce, conocedor de los diálogos de paz de La Habana, a los cuales contribuyó como parte del equipo cubano, será el nuevo Embajador de Cuba en Colombia en remplazo de Iván Mora Godoy, quien cumplió una magnífica labor para fortalecer los lazos de amistad entre los dos países y fue pieza fundamental para ayudar a los diálogos de paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC-EP. Ponce estará al frente de la embajada en los próximos días y contará con el apoyo y la solidaridad de los Movimientos de Casas de Amistad y Solidaridad en Colombia.

Puja en la cúpula
Continúa la puja en los altos mandos militares. Tiene que ver con las contradicciones frente al apoyo a la paz. Para el escritor y periodista Gustavo Álvarez Gardeazábal: “Los colombianos no han medido la gravedad que significa para los actuales momentos, que el Comandante General de Las Fuerzas Militares y el Director Nacional de la Policía estén cuestionados públicamente por la Justicia cuando el gobierno constitucional negocia la paz con los rebeldes de las FARC”. Al general Juan Pablo Rodríguez Barragán lo acusan de haber participado en los “falsos positivos” y al general Palomino por razones de acoso sexual y de favorecer la corrupción en la institución policial.
Frechette sabe más
El ex embajador de los Estados Unidos en Colombia, Myles Frechette, le reveló en una entrevista al periodista Juan Carlos Iragorri en Washington, que él no cree que Ernesto Samper y Horacio Serpa tengan algo que ver con el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. El ex embajador cree que a Gómez Hurtado lo asesinaron militares que le cobraron no apoyar el golpe de estado contra Samper. En VOZ se había dicho lo mismo. Pero Frechette sabe más porque estuvo vinculado con los golpistas y conoce muy bien quiénes fueron. No puede pasar de agache con la verdad que necesita Colombia sobre el magnicidio de líder derechista y conservador.
Armero 30 años después
En la conmemoración de los 30 años de la avalancha de Armero, posible por la incuria gubernamental, nadie se acuerda de su entonces alcalde Ramón Rodríguez, personalidad de izquierda y amigo de los comunistas, que se cansó de golpear en las puertas de la Gobernación del Tolima y de otras autoridades sin que nadie le creyera la inminencia de la avalancha letal. “Moncho”, como le decían sus amigos, estaba seguro de la catástrofe y lo que quería era la ayuda gubernamental nacional y departamental para evacuar a la población de 35 mil habitantes, al final, ante la desatención del gobierno en todos los niveles, decidió regresar a Armero para acompañar a sus ciudadanos en lo inevitable. Murió el mismo día de la avalancha, arrollado por el lodo, las piedras y el agua que arrastró a toda velocidad el río Lagunillas. Enfrentó la muerte como un héroe. No quiso abandonar a su gente.