Los presidentes de Colombia, de México, Panamá, Guatemala o de España le reclaman a Nicolás Maduro lo que con violencia y arrogancia ellos le niegan a sus propios pueblos.

Jaime Cedano Roldán
Han de estar muy asustados. Seguro que duermen muy mal, que tendrán sobresaltos en sus horas de las medias noches y que ante cualquier ruido medianamente extraño correrán a esconderse en sus sótanos de seguridad. Y seguro que a cada momento leerán y releerán los voluminosos estudios de los ministros, los ininteligibles informes de la inteligencia y los editoriales de los diarios de la oposición para convencerse de que las estadísticas no los delatarán, de que las cifras son confiables. Si miran lo referente a la llamada persecución política hay mucho donde escarbar, leyes que cuestionar y presos políticos que visitar.
En el tema de la libertad de prensa, no hay nada que temer, piensan, hay libertad total y no han clausurado periódicos. Algunos procuran no pensar en los periodistas asesinados, amenazados o en los despedidos. Están convencidos de que el hecho de que los dueños de los medios son las mismas multinacionales es precisamente el garante de esa libertad. Por este lado no puede saltar la liebre. Están convencidos de que la gente puede salir libremente a protestar. Que después hayan porrazos, balas de goma y algunos heridos no es culpa de los muchachos del Esmad, ni de los mozos de escuadra, ni de la policía federal, ni de los de la policía nacional civil. Y si hay arrestados, pues será porque algo habrán hecho.
Y además, los corruptos son otros y ese tema no tiene nada que ver ni con sus familias, ni sus partidos, ni sus amigos. Peña Nieto piensa preocupado por el escándalo que le han montado por la dizque suntuosa vivienda, Mariano piensa en su Bárcenas y tanto copartidario empapelado, Juan Manuel no deja de pensar en los hijos de Uribe y que él era el ministro-tío, Varela no deja de preocuparle que digan que su país es un paraíso fiscal.
Y entonces, después de leer los informes y los balances y las estadísticas y los editoriales, vuelven a leer el comunicado: “Persecución política, el control de la libertad de prensa, el uso de la violencia y abusos para responder a las protestas antigubernamentales… al igual que la creciente corrupción política”.
Y llegan a la misma conclusión terrible y estremecedora que no les deja dormir tranquilos, y es que a cualquiera de ellos, en cualquier momento, el día menos esperado podrían acusarlos de ser un peligro para la seguridad nacional de los Estados Unidos, pues, aunque los editoriales no lo digan, los informes lo oculten, ellos lo tienen absolutamente claro: la Venezuela de Nicolás Maduro es considerada un peligro para la tranquilidad del imperio, por estas razones ellos podrían recibir un calificativo bestialmente más demoniaco, terrible estremecedor.
Nos estamos refiriendo desde luego a los presidentes de Colombia, de México, Panamá, Guatemala o de España que le reclaman a Nicolás Maduro lo que con violencia y arrogancia ellos le niegan a sus propios pueblos.