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40 años de historia político sexual

La despenalización de la homosexualidad comenzando la década de los ochenta, creó la argumentación jurídica que hizo posible organizar la primera marcha el 28 de junio de 1983

Manuel Antonio Velandia Mora
@manuelvelandiam

En la historia, todos los movimientos políticos sexuales han sido subversivos. Esto es fundamental porque lo que nos cuenta es que el dinamismo de la sociedad, de la cultura y de los cuerpos llevan a diferentes expresiones cotidianas a contemplar las necesidades de los seres humanos en su amplio espectro de diversidad para que sean reconocidos en sus derechos humanos y sus derechos sexuales.

Cuando el movimiento se inició en Colombia, la homosexualidad, según el Código Penal vigente desde 1936, era contemplada como un delito. Era también el momento en que se estaba fortaleciendo el discurso de las mujeres en torno a sus derechos. Es por esta razón que el movimiento feminista y el movimiento homosexual tienen elementos en común en sus orígenes y en el acompañamiento a y desde los liderazgos.

Cambiar las relaciones sociales

Teórica y políticamente el movimiento homosexual colombiano no tiene una gran influencia del movimiento del Stonewall en los Estados Unidos y del movimiento previo, el de la sociedad Matachine, que surge por la persecución a los comunistas a quienes se relacionaba directamente con la homosexualidad.

Nuestra influencia estaba más centrada en Mayo del 68 en Francia, del texto de Gay Hocquenghem quien fuera expulsado del Partido Comunista Francés y que es el autor de El deseo Homosexual, de la teoría SexPol y de la contradicción que nos producía los movimientos homófilos, que promulgaba una experiencia vergonzante de la homosexualidad.

Inicialmente el movimiento tiene dos vertientes que generan una gran contradicción. Por una parte, la corriente centrada en el tema legal, encabezada por Guillermo Cortés y Víctor Hugo Duque Le Marie. En contraste, estaba la idea de León Zuleta y de Manuel Velandia de que lo importante era cambiar las relaciones sociales y a partir de esto generar transformaciones en la cultura.

La despenalización de la homosexualidad en 1980, que se logró con la participación de Cortés y Velandia, que se hizo vigente en 1981, creó la argumentación jurídica desde la cual fue posible organizar la primera marcha el 28 de junio de 1983.

Ventana Gay

Desde los orígenes del movimiento el 9 de abril de 1977, el desarrollo conceptual y experiencial se centró en la discusión política-sexual, en el fortalecimiento del liderazgo de los obreros maricas en los sindicatos y en el arte como una ruptura del deber ser hegemónico marcadamente europeo y norteamericano.

Esto significó crear tres frentes de trabajo: el intelectual se hacía desde el grupo Landa Gay, el de Antía arte se desarrolló a partir de Heliogábalo y el decrecimiento político se centró en el trabajo con los jóvenes. En 1980 fuimos expulsados de la biblioteca Emanuel Mϋnier y esto nos obligó a trabajar en el Parque Nacional en donde aprovechamos las circunstancias para hacer cursos de oratoria, apoyados en técnicas de respiración, fonación y acondicionamiento motriz, como una manera de prepararse para permear los sindicatos.

En el segundo semestre 1980 se creó la revista Ventana Gay, intensificando la actividad de movilización política en los bares de encuentro para población de los sectores, a los que ahora llamamos LGTBI, pero que en ese momento se llamaban homosexuales y más concretamente “minorías sexuales”.

Con posterioridad a la primera marcha, hay una incisión en el movimiento de Liberación homosexual de Colombia, y algunos de quienes allí estábamos dedicamos nuestro tiempo al trabajo de la prevención de la infección por VIH y la atención a los primeros casos de sida que ya se están presentando en el país. Si bien oficialmente la primera persona que murió en Colombia a causa del sida fue una mujer, los estudios retrospectivos demostraron que Velandia atendió los dos primeros casos, uno en 1981 y otro en el 82.

La primera marcha

La violencia policial continuó durante algún tiempo a pesar de la despenalización de la homosexualidad y la excusa era que estaban autorizados para hacerlo por el código de policía en la ciudad. La violencia siempre fue mucho más marcada para las personas transfemeninas y aun cuando había un bar que abría las puertas a ellas, la gran mayoría de lugares de encuentro eran para hombres homosexuales y muy pocos para mujeres lesbianas.

En la primera marcha participaron en total 32 personas, 29 hombres, dos mujeres lesbianas y una mujer trans género. Un contingente mayor a 50 policías hizo una calle de honor durante el recorrido al tramo que nos fue autorizado, entre la plaza de toros y la plazuela de Las Nieves en la carrera séptima con calle 20.

Allí el sindicato de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB, nos prestó una tarima y el sonido para la actividad de cierre, que tuvo discursos de León Zuleta, Fernando Alviar que representaba a el GRECO (una organización de Medellín) y Manuel Velandia, que hizo el discurso de cierre.

Una de las mujeres marchó con una máscara cubriendo su rostro, algunos de los hombres pintaron su cara de blanco con un triángulo rosa en la mejilla y su número de documento de identidad, y algunas otras personas marcharon con sus caras descubiertas.

Aspecto de la primera marcha LGTBI. Foto archivo MV

Simplemente homosexuales

Los carteles se volvieron consignas de la marcha. Los carteles decían: “Madre si tus amas a tu hombre, deja que yo ame al mío”, “Nosotras estamos aprendiendo a amarnos, vive el amor sin pene”, “Ni enfermos ni antisociales, simplemente homosexuales” y “Para ser homosexual se necesita ser todo un hombre”.

Cabe destacar que el cartel que abría la marcha decía: “Sí a la vida”. Éste tenía un fondo fucsia y estaba pintado con letras negras y blancas. Básicamente lo que queríamos era usar frases que sonaran cotidianas y que reflejaran ideas del sentido común en torno a la homosexualidad y la lesbianidad.

Como no estaba prevista la participación de ninguna persona trans, no pensamos en un cartel que hablara de esta temática. La mujer trans que llegó a la marcha se acercó con sus claveles blancos y empezó a repartirlos a las personas. Ella era vendedora en una plaza de mercado cercana a la plazuela de las Nieves.

Subversivos sexuales

Desde Ventana Gay se solicitó el permiso de la policía para poder hacer la marcha, no tuvimos ningún impedimento, pero se nos fue concedido luego de que ya habíamos publicado en la revista que haríamos la movilización. La policía no llegó directamente a la plaza de toros la Santamaría, sino que se encontró con nosotros cuando estábamos llegando a la calle 24 con carrera séptima.

La policía jugó un papel importante en la marcha pues hubo un momento en que nos gritaron e intentaron agredirnos físicamente, en ese instante la fuerza pública creó una especie de cordón de protección, se reorganizó al lado y lado de nosotros y nos hizo una especie de calle de honor. Así circulamos el resto de la marcha hasta la plazuela de las Nieves.

Realmente el énfasis político estaba en las pancartas y en las pintadas en la cara de las personas, eran un homenaje a las personas asesinadas en los campos de concentración en Alemania con la excusa de que eran objetores de conciencia, pero quienes realmente eran hombres homosexuales y mujeres lesbianas, por eso para nosotros fue tan importante el triángulo rosa y nuestro número de identificación.

Hay algo que me llama muchísimo la atención al ver nuevamente las fotos y es que varios de nosotros reflejamos lo que era la moda en el momento, un corte de pelo y un peinado llamado “afro”; nos rizábamos el pelo y algunos además usábamos un arete, era otra manera se ser subversivos sexuales.

El cartel que nunca fue: Diseño Marrano de Barro, edición especial para PrensaMarica.org
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