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Neoliberalismo o economía del bien común

Gerardo Esteban Vargas*

El martes primero de octubre del año en curso, Eurostat, la oficina comunitaria de estadística, publicó los datos de desempleo[1. http://www.cadenaser.com/espana (Consultado el 1 de octubre de 2013).] en la zona euro con un 12 por ciento en agosto, aumentando 0,5 puntos respecto al mismo mes del año 2012. Son 19,2 millones de personas sin trabajo y en el 10,9 por ciento en el conjunto de la Unión Europea (UE), con un aumento de 0,3 puntos o 26,6 millones de personas desempleadas. De los veintiocho países el primero en la lista con mayor desempleo es Grecia con un 27,9 por ciento y lo secunda España con un 26,2 por ciento. Los estados miembros con menores tasas de desempleo fueron Austria con 4,9 por ciento y Alemania con 5,2 por ciento.

El sistema económico mundial viola los valores democráticos básicos, generando protestas a escala mundial.
El sistema económico mundial viola los valores democráticos básicos, generando protestas a escala mundial.

Es por ello, que se deben buscar soluciones estructurales a la problemática que se está viviendo, y así, el pasado 28 de agosto, el ideólogo de la teoría del Bien Común opinaba que el neoliberalismo viola la democracia[2. http://www.publico.es/dinero (Consultado el 1 de octubre de 2013).]. El cofundador de ATTAC, Christian Felber, explicó que en octubre se fundará la Asociación Española para el Fomento del Bien Común, desde donde se orientará a las empresas, entidades y municipios interesados.

Este profesor de Economía de la Universidad de Viena, afirma que el sistema económico mundial “viola frontalmente los valores democráticos básicos”. En una rueda de prensa con motivo de su intervención en el Foro Social del Festival Rototom Sunsplash, Felber asegura que esa violación de los valores democráticos se debe a que el sistema “está mal programado y fomenta valores opuestos” a los que recogen las constituciones.

Plutocracia impuesta

El profesor austríaco considera que el sistema económico actual, en lugar de fomentar valores democráticos, genera “desorientación, destrucción ideológica y llega hasta el soborno, el fraude y la corrupción”. Esto se produce porque el fin que impulsa a las empresas es el beneficio financiero, aunque éste “solo debería ser el medio de la actividad económica”. Felber, quien considera como fines “la dignidad humana, la ecología, el reparto justo y el respeto a la democracia y al medio ambiente”; complementa sus puntos de vista con planteamientos tales como que “mientras el pueblo no defina las reglas tendremos una dictadura financiera y una injusticia social tan profunda que corremos el peligro de una guerra civil”. Para el ideólogo austríaco es necesario que el pueblo pueda “escribir su constitución, empezando por su parte económica y monetaria”.

El movimiento “Bien Común” nació hace dos años y medio y hay 1.319 empresas que ya apoyan el proceso en 22 países. En España, 300 empresas están interesadas en él y 125 ya han empezado a aplicarlo.

Por ello, como asevera la socióloga Susan George[3. Presidenta de honor de ATTAC, es una socióloga reconocida internacionalmente y Presidenta del Instituto Transnacional con sede en Ámsterdam. Su último libro se titula ¿La crisis de quién? ¿El futuro de quién?. http://www.attacmadrid.org/?p=9955 (Consultado el 1 de octubre de 2013).] respecto al poder de los grandes capitales, que ellos van en contra de la democracia, al punto de convertir en su necesidad la corrupción y violencia, para sostener un modelo legal, pero ilegítimo, que atenta contra los pueblos. No es solo su tamaño, su enorme riqueza y los activos que poseen, lo que hace que las transnacionales sean peligrosas para la democracia. Como solía decir el profesor Ted Wheelwright, también es su concentración, su capacidad de influencia, de infiltrarse literalmente en los gobiernos y su capacidad de defender sus intereses como una auténtica clase social internacional.

Intercambiables, internacionales, individualmente ricos, nómadas, con atributos comunes, hablando un lenguaje común y compartiendo una ideología común, esta es la gente que manda no solo en los negocios, sino también en el gobierno, es el gobierno de la clase Davos. Los ciudadanos que valoran la democracia no deberían ignorar que esta elite representa un gran peligro.

* Economista Investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales (CEIS).

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