martes, abril 23, 2024
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Medios machistas

Los medios de comunicación son un dispositivo de socialización y juegan un papel importante a la hora de fomentar cambios en tendencias que justifican y legitiman las diversas formas de violencia contra las mujeres.

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Renata Cabrales

Uno de los acuerdos de La Habana con enfoque de género para la implementación de la paz en Colombia, podría ser la creación de una ley que obligue a los medios de comunicación a ser responsables a la hora de tratar los temas sobre las mujeres. Los medios de comunicación desempeñan un papel importante, pues son canales que sirven para transmitir información a una sociedad, es por eso que sus mensajes pueden destruir o fortalecer ciertos comportamientos sociales.

La principal cualidad de estos debería ser la veracidad, asimismo, la imparcialidad. Pero la realidad, al menos en Colombia, nos muestra otra cosa, ya que como sabemos, su cobertura informativa no es muy precisa y peor aún en el caso de las mujeres. Estas suelen ser invisibilizadas y la mayoría de veces se les muestra como víctimas, sin resaltar su participación en la política, por ejemplo, o en el peor de los casos, como símbolos de belleza, para complacer la mirada masculina.

ONU Mujeres, debido a esta problemática, siempre busca oportunidades para crear conciencia sobre la igualdad de género entre los profesionales de los medios de comunicación, esto es, a través de talleres donde puedan aprender a adoptar un estilo informativo sensible al género.

La violencia mediática y la normatividad

Por otra parte, es de saber que los medios de comunicación son un dispositivo de socialización y juegan un papel importante a la hora de fomentar cambios en tendencias que justifican y legitiman las diversas formas de violencia contra las mujeres. Estos además, constituyen un medio de trasmisión de violencia mediática contra las mujeres cuando se muestran:

“Imágenes distorsionadas de las mujeres, modelos de relaciones violentas aceptadas como naturales en telenovelas, frivolización de los temas considerados femeninos, estereotipos de belleza, burla de personas homosexuales, mercantilización de los cuerpos femeninos, discriminación de mujeres que no responden a la imagen exigida por el mercado, eternamente jóvenes y sin arrugas …”.

“Otra forma de violencia hacia las mujeres especialmente relevante en el caso de los medios de comunicación, es la violencia simbólica, que se ejerce de manera sutil y está presente en manifestaciones culturales como leyendas, cuentos, refranes, música, chistes y bromas con una fuerte carga machista. Es por estos factores que resulta indispensable que los medios de comunicación se conviertan en poderosos aliados para la prevención de las violencias contra las mujeres. Pueden proveer correctamente la información y promover la toma de conciencia de las personas, para lo cual resulta imprescindible la formación ético-profesional, fundada en valores como la igualdad y el respeto”[1. http://www.bivica.org/upload/violencia-medios-comunicacion.pdf.].

Debido a su capacidad para influenciar, bien sea de forma negativa o positiva en la sociedad, a nivel internacional se han creado normativas como: El artículo 5 de la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, Cedaw, 1979, que advierte que “los Estados partes tomarán las medidas para: modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres”.

Así mismo, la Plataforma de Acción de Beijing indica en el artículo 255 que se debe “fomentar la participación en pie de igualdad en las responsabilidades familiares, mediante campañas en los medios de difusión que hagan hincapié en la igualdad de género y en la exclusión de los estereotipos basados en el género de los papeles que desempeñan las mujeres y los hombres dentro de la familia, y que difundan información tendiente a eliminar todas las formas de violencia contra la mujer”.

También se conoce el Artículo 8 de la Convención de Belem do Pará, 1994, que obliga a los Estados parte a promover “en forma progresiva, medidas específicas, inclusive programas para alentar a los medios de comunicación a elaborar directrices adecuadas de difusión que contribuyan a erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y realzar el respeto y la dignidad de la mujer”.

Lo último en maltrato de los medios

Si bien es cierto que existe la libertad de prensa, también es cierto que de acuerdo a lo antes mencionado, los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad a la hora de dejar de fomentar estereotipos de violencia machista que perpetúan la desigualdad de género en el país.

Hace poco se supo de la existencia del hombre más machista del mundo según un programa que transmite uno de los medios convencionales del país y un medio de comunicación escrita de difusión masiva. Si bien es cierto que antes de eso se conoció el movimiento machista debido al premio que le entregaron al expresidente enemigo de la paz, por ser además, un gran referente machista, también es cierto que la sociedad sabría poco de su detestable existencia de no ser por el micrófono que le abren como costumbre, los medios de comunicación del país a gente que no tiene nada bueno que aportarle a la sociedad y mucho menos iniciativa de contribuir a la conformación de una sociedad más justa y equitativa para las mujeres.

Esto se nota en la forma que publican, no con el fin de rebatir o contradecir los exabruptos del hombre “más machista del mundo”, sino, por el contrario, con el fin de contribuir con la violencia simbólica y la revictimización que padecen a diario las mujeres, muchas de estas víctimas de los malos tratos de una persona de esta calaña que se sale de la ropa al decir con orgullo que las mujeres que son golpeadas por sus parejas, se lo merecen.

De hecho, tuvo el cinismo de exigir una ley que proteja a los hombres maltratadores y además, en sus reuniones con los miembros de su grupo, enseña el arte de golpear a las mujeres, según declaraciones en un medio escrito. Exige además, con el descaro que lo caracteriza, protección para aquellos que tienen demandas por alimento, como él, que ha tenido muchas, pero según su inconmensurable cinismo, el Estado debe salvaguardarlo por su ineptitud.

Estas y muchas expresiones misóginas son las que caracterizan a un ser vil, a quien los medios convencionales del país le abren los micrófonos para fomentar, de esta forma, el machismo que promueve su movimiento y cometer el error de que sus propuestas violentas lleguen a oídos de la ignorancia que impera en el país, y sin siquiera incentivar una toma de conciencia con respecto a la desigualdad y a toda clase de injusticias contra las mujeres, que promueve y defiende el entrevistado.

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