sábado, julio 12, 2025
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La tumba de Antígona: Las campanas doblan por ti

En la vida real los verdaderos héroes y heroínas son personas inocentes que mueren en medio de ofensivas y bombardeos diarios de naciones que se enfrentan por la obtención del poder. Pero la gran prensa, al servicio del poder, es la que decide cuáles muertos debemos llorar y a cuáles víctimas compadecer.

Foto: Gaza via photopin (license)
Foto: Gaza via photopin (license)

Renata Cabrales

La literatura nos ayuda a identificarnos con el otro, nos ponemos en los pies de los personajes y padecemos sus vicisitudes a medida que más sabemos sobre sus vidas y sobre sus hazañas, cuando estos están en medio de una guerra o han sobrevivido a sus estragos.

Las guerras son el principal conflicto en nuestra sociedad y son de orden socio político con diferentes objetivos, de dos opositores, que pueden ser, dominar u obtener los recursos del otro, lo que conduce a sometimiento y destrucción. Otras causas son los intereses políticos debido a las riquezas naturales, los levantamientos armados de grupos opositores y sin ir más lejos las famosas “guerras santas” que han venido causando estragos en países como Siria que obliga a vivir en condiciones infrahumanas, empeorando cada vez más la calidad de vida de los habitantes.

Quién no admira las hazañas del guerrero Aquiles protagonista del poema épico La Ilíada, que recoge parte de la guerra de Troya.

En Por quién doblan las campanas, Hemingway, narra sucesos de la Guerra Civil Española. La muerte es el tema principal. Cuando Jordan recibe la orden de volar un puente, intuye que no sobrevivirá. Él y sus compañeros reflexionan sobre sus propias muertes.

Scarlett, su familia y el resto de los personajes de Lo que el viento se llevó, enfrentan las terribles consecuencias de la Guerra de Secesión. Scarlett madura en medio de la dura prueba, y pasa de ser una niña superficial a una mujer dispuesta a hacer lo que sea para salvar a su familia del hambre.

En Cien años de soledad, la complacencia de Aureliano por participar en la Guerra de los mil días, lo lleva a realizar iniciativas fracasadas, que aún así le permiten burlar a la muerte en diferentes ocasiones. Su figura de joven valiente es la que permanece en el imaginario colectivo, pues en su vejez representa el olvido que deja la guerra. Hacer y deshacer pescaditos de oro simboliza el vacío espiritual de la posguerra.

En la vida real los verdaderos héroes y heroínas son personas inocentes que mueren en medio de ofensivas y bombardeos diarios de naciones que se enfrentan por la obtención del poder. Pero la gran prensa, al servicio del poder, es la que decide cuáles muertos debemos llorar y a cuáles víctimas compadecer. Ningún muerto pesa más que otro. Las víctimas padecen de igual manera los estragos de las guerras debido a intereses de dominio de naciones sobre otras con objetivos egoístas, por encima de poblaciones inocentes.

Para ponernos en el lugar del otro (a), recordemos el bello poema de John Donne: Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

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