Tanto el contenido como el método con que se toman las decisiones, son importantes. ¿La unidad a costa de la participación política de las mujeres? Una pregunta inevitable en la construcción de democracia
Magda Alberto
Avanzan las candidaturas hacia la consulta interna que definirá al o la precandidata presidencial del Pacto Histórico. Iván Cepeda, Carolina Corcho y Daniel Quintero fueron finalmente los ungidos. Surge una pregunta incómoda pero necesaria: ¿dónde quedaron las mujeres y sus agendas políticas?
Las excandidatas
Esta consulta inicialmente congregó a una decena de aspirantes, la mayoría de estas, mujeres con trayectorias admirables y compromisos concretos con las mujeres.
Entre ellas, se destacan figuras como María José Pizarro, impulsora en el Congreso de leyes fundamentales como la de Paridad y la de No Violencia contra las Mujeres en la política; Carolina Corcho, quien, desde su defensa por el acceso equitativo a servicios de salud, ha llegado conocer las necesidades de los más necesitados, incluyendo las mujeres; Susana Muhammad, quien con una mirada ecofeminista ha podido reconocer la lucha de las mujeres defensoras del territorio y la vida
También, Gloria Flores, con un trabajo histórico en los movimientos populares de mujeres y la paz con las mujeres; y la exministra Gloria Inés Ramírez, feministas, primera mujer presidenta de FECODE, autora de la Ley de Feminicidio, impulsora de la primera bancada de mujeres en el Congreso, artífice y vendedora internacional del enfoque de género en el acuerdo de paz, pionera en incorporar del enfoque de género en las reformas laboral y pensional, y creadora del primer equipo élite de inspección laboral para la equidad de género, su apuesta de vida, lograr la justicia social, eliminando la brechas de género.
Agendas feministas sacrificadas
Por su puesto que las feministas, comprendemos la necesidad estratégica de la unidad. Las mujeres no solo hemos sido gestoras de unidad, sino que hemos demostrado nuestro poder en escenarios como la lucha por el voto, la Constituyente y, en la historia reciente, la incorporación del enfoque de género en el Acuerdo de Paz.
Sin embargo, para los procesos de base y colectivos feministas, siguen sin ser claros los criterios que llevaron a transitar de una contienda plural y mayoritariamente femenina a una terna final que ni siquiera respeta el principio de paridad. Al menos, ¿no podrían haber quedado dos hombres y dos mujeres?
La pregunta surge, pues al salir estas mujeres de la contienda, no solo se sacrifica la representación y sino el posicionamiento de sus agendas. Algunos argüirán que era obvio unir fuerzas para ganarle a Quintero. Lo que no es obvio para nosotras es por qué, siempre, son los liderazgos de las mujeres los primeros en ser sacrificados. Ya sea para reducir presupuestos, o consolidar una alianza política, se negocia o se abandonan son los procesos, las agendas o los liderazgos de las mujeres.
Basta recordar el momento tras la pérdida del plebiscito por la paz: sin mayor análisis, lo primero que los machos de izquierda y de derecha, buscaron negociar en la Habana Cuba fue el enfoque de género de los acuerdos. Un patrón que se repite.
Avanzar con la crítica y la autocrítica
Hoy nos enfrentamos a una consulta con tres candidatos cuyas historias políticas no se han centrado en la defensa de los derechos de las mujeres, ni personas con identidades y orientaciones sexuales no heteronormativas.
Frente a ellos, está Daniel Quintero, quien ha basado su discurso en la burla y la violencia simbólica hacia los temas de mujer y diversidad sexual; Carolina Corcho, que, en esta carrera por la contienda presidencial, ha hecho un ejercicio para comprender las necesidades del país y ha incluido las necesidades de las mujeres y la diversidad sexual en su propuesta, e Iván Cepeda, un hombre coherente, un humanista que comprende que los derechos de las mujeres y las personas LGBTIQ+ son derechos humanos.
Las mujeres del Pacto Histórico continuaremos trabajando por un proyecto de unidad que reconozca nuestras diversidades y garantice que nuestro partido, el partido de una unidad, la paz y el cambio, sea una verdadera apuesta política despatriarcalizadora. Para el pacto será clave realizar esfuerzos para que las agendas de las mujeres ocupen el lugar que merecen y se reconozcan las transformaciones conquistadas por las feministas.
Colectivamente, seguiremos cuestionando y transformando esas prácticas que, una y otra vez, sacrifican a quienes hemos sido pilar histórico de la transformación social: las mujeres. Exigimos dejar de ser pactadas, objeto de acuerdos entre otros, para convertirnos en protagonistas y pactantes directas.
Las mujeres del Pacto Histórico continuaremos trabajando por un proyecto de unidad que reconozca nuestras diversidades y garantice que nuestro partido, el partido de una unidad, la paz y el cambio, sea una verdadera apuesta política despatriarcalizadora.