Este proyecto está centrado en la refrendación de los acuerdos de paz, la verificación de los mismos y la construcción del tejido social por mujeres de todos los rincones del país sin importar su orientación sexual, política y social.
Mariana Alejandra Moscoso
En un ambiente de festividad y fraternidad, un grupo de mujeres y hombres se congregaron en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, para dar inicio al lanzamiento de la iniciativa ciudadana: Un Millón de Mujeres por la Paz, hecho que tomó lugar en el día internacional de la mujer en la capital colombiana.
Siendo las cinco de la tarde, como hormigas arrieras, iban llegando las y los asistentes, quienes se dispersaron por el auditorio saludándose con radiante alegría después de recibir una camiseta blanca con el logo de la iniciativa y dos pequeñas insignias hechas de tela: la primera el símbolo de la paz y la segunda: la bandera de Colombia. Veinte minutos más tarde, el evento se inauguró con cuatro manifestaciones culturales: la primera llevada a cabo por la magia y el encanto del teatro, el segundo adornado por el rojo y el amarillo del vestuario de una danza wayú y los dos últimos protagonizados por el canto. La apertura tuvo un objetivo en común: Armonizar la palabra y el corazón para unir la fuerza que llevaría cada discurso que retumbaría en el escenario.
La primera fila del auditorio, estaba ocupada por un grupo de mujeres de diversos grupos sociales y políticos, el rostro de Piedad Córdoba, Clara López, Aída Avella, María Mercedes Maldonado, Gloria Flórez, Viviana Morales entre otras mujeres que han trabajado por la defensa de los derechos humanos y la reivindicación de los derechos de la mujer, observaban atentamente la transición de un video realizado en horas de la mañana, en el cual esos mismos ojos revolucionarios homenajeaban con flores, frutas y cantos a la heroica Policarpa Salavarrieta.
“Un Millón de Mujeres para la Paz” es una revolucionaria iniciativa que se ha creado en base del método 10×10: cada mujer invita a diez mujeres de su entorno, éstas convocan a otras diez para llegar a la meta del millón de mujeres. Este proyecto está centrado en la refrendación de los acuerdos de paz, la verificación de los mismos y la construcción del tejido social por mujeres de todos los rincones del país sin importar su orientación sexual, política y social.
El discurso de la construcción de la paz tuvo arranques y remates sorpresivos, frases ingeniosas, construcciones dinámicas, adjetivación preciosa y armoniosa y una que otra alusión literaria a la actual apuesta por la paz, a la tarea de realizar una lectura sobre el conflicto armado que vive Colombia, a las consecuencias y efectos en el territorio, a un proyecto político de transformación cultural y social que incluya la diversidad y trabaje por eliminar la violencia de todo tipo, en especial la de género. Colombia consiguió escalar 11 puestos (del 53 al 42) en el Índice de Brecha Global de Género de 2015, publicado por el Foro Económico Mundial y que mide la disparidad que se da entre mujeres y hombres en 145 países en materia de salud, educación, economía y política.
Con las camisetas puestas en los desafíos políticos por la paz, el auditorio recibió una videollamada en vivo de la Subcomisión de Género de la Mesa de Negociaciones desde la Habana, donde un grupo de mujeres militantes de las FARC-EP reiteraron la importancia de incluir la voz de las mujeres y la perspectiva de género en los acuerdos que resulten de los diálogos de paz y confirmaron su compromiso y admiración con el Millón de Mujeres que aplaudían del otro lado de la pantalla.
La culminación del evento se llevado a cabo por Piedad Córdoba, quien subió al escenario para liderar el panel sobre “cómo se consigue la paz en los territorios desde una perspectiva social”. En este hecho, participaron diez panelistas públicamente reconocidas, entre ellas la congresista wayú Orsiniaa Polanco Jusayú quien hablo sobre el importante rol de la mujer indígena y la necesidad de perder el miedo al poder para actuar y liderar, Cecilia López quien aludió la necesidad de incluir la economía del cuidado, (el valor del trabajo de la mujer), al producto interno bruto (PIB), Ana Teresa Bernal emocionada habló sobre la significación que tiene el no dejar perder los logros ambientales y sociales que ha logrado Bogotá en lo últimos doce años y que representan un esfuerzo implacable de la defensa por lo público.
En este momento Colombia se enfrenta a la celebre frase de García Márquez, con la cual germina su libro Cien Años de Soledad y con la que recibe el Premio Nobel de la Paz: “Colombia necesita una segunda oportunidad sobre la tierra” y la siguiente de esa segunda oportunidad sobre la tierra “seremos y somos las mujeres colombianas” agrego Ángela María Robledo.
Esta reunión recopiló diversas perspectivas que estimularon el repensar sobre el acceso paritario al poder, la importancia de que las mujeres sean las primeras protagonistas en la reconstrucción del tejido social ya que se aproxima una gran tarea de dimensión heroica e histórica que tiene que comenzar en los territorios y que debe tener una visión de reordenamiento en el campo fundamental de la política. Es importante que las mujeres puedan aspira de manera igualitaria las listas de los partidos políticos en los consejos, en las asambleas, en la cámara, en el senado y en la presidencia de la república.
Es imperativo que las mujeres sepan que apenas se firmen esos acuerdos de paz en la Habana comenzara la gran tarea de las mujeres y hombres para apropiarse de una historia que se construya con justicia social, con igualdad , equidad, con integridad y con amor. Entre aplausos y abrazos, la noche fue cómplice del comienzo de un movimiento que será la base de una nueva sociedad: Un Millón de Mujeres por la Paz.