Mientras Galán decretaba tres días de duelo por Miguel Uribe, las familias de Sergio Luis Blanco y Harold Aroca García lloraban sus muertes, causadas por inacción del Distrito ante llamados de protección y denuncias de secuestro
Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
La muerte de Miguel Uribe trajó un revuelo en Colombia, días de duelo en la capital, mensajes lamentando lo sucedido y campañas políticas con lo ocurrido abundaron las redes y los medios de comunicación.
Mientras que, la muerte de Sergio Luis Blanco y Harold Aroca García, dos jóvenes, deportistas, y víctimas de la violencia en el país, pasaban por un silencio institucional.
Blanco
Sergio Luis Blanco era antifascista, gestor de convivencia y barrismo social; movilizador del programa Aguante Popular por la Vida del ministerio de Igualdad. Desde su barrismo pensó la resistencia y militancia en la alegría y la construcción de una vida digna y unidad.
“Sergio amaba el fútbol. Creía que la unión en la tribuna podía ser fuerza para la dignidad humana. Trabajó desde joven para transformar la sociedad y crear espacios de vida digna. Lo mataron y algunos celebraron “que hay un ñero menos”, que por defender ideas de izquierda debe ser invisibilizado”. expresó Red Guards United, hinchas del Club Independiente Santa Fe, y parte de la Guardia Albi-Roja sur.
Murió atropellado por un vehículo que se dio a la fuga a las afueras del Movistar Arena en la ciudad de Bogotá, mientras intentaba escapar de las peleas entre barras al comienzo del concierto de Damas Gratis.
Ahora bien, el Gobierno Distrito sabía que no era un evento normal, pues, se necesitaban medidas restrictivas y preventivas para evitar hechos violentos, “somos conscientes que no habitamos un mundo ideal en el que una parte de los individuos de la sociedad asumen con calma, tolerancia y convivencia la diferencia” señaló en un comunicado la Guardia Albi-Roja Sur.
Por tal razón, cuestionan el actuar del Distrito, ya que, el 15 de julio dirigentes de las barras habían manifestado su preocupación ante la ligereza en que se estaba promocionando el evento, sin tomar en cuenta los factores de posibles riñas entre barras populares. “Desconocemos si el Gobierno Distrital tomó en consideración nuestras recomendaciones, alertas y las expuso ante el organizador.” La familia y sus compañeros exigen la investigación y que se ponga a disposición de las autoridades a los instigadores de la riña.
Las redes sociales
Ante lo sucedido, las redes sociales colapsaron con imágenes y videos que señalaba a las barras de “ñeros”, “vándalos” y/o “desadaptados”, un lenguaje lleno de estigma frente al barrismo.
“La violencia en el barrismo no es un mundo aparte: es la misma violencia que atraviesa la sociedad entera y la respuesta del poder siempre es la misma: prohibir, reprimir y estigmatizar” comunicó Red Guards United.
La muerte de Blanco demostró el clasismo y el desprecio por jóvenes populares que resiste a la oligarquía y a una invisibilización. “El barrismo no es una plaga que haya que erradicar. Somos personas, con historias, luchas y sueños. La vida de Sergio – y la de cualquier barrista – merece respeto, sin condiciones.” señalan con contundencia en su comunicado.
Harold
Tenía 16 años, vivía en Los Laches en Bogotá, Harold Andrés García fue arrebatado de su hogar por hombres armados el 5 de agosto. Su madre, desesperada buscó ayuda en la Policía y en el Distrito, pero recibió inacción institucional, por tal razón, tuvo que apoyarse de organizaciones sociales, vecinos y amigos para poder encontrar a su hijo.
La silenciosa respuesta del alcalde Carlos Fernando Galán permitió que el horror y la incertidumbre creciera, y fue ella quien encontró el cuerpo de su hijo, con signos de tortura. “Lo secuestraron. Hay videos que muestran claramente a quienes se lo llevaron (…) hoy, con el corazón destrozado, exige justicia. Exige que, si no hicieron nada para salvarlo con vida, al menos actúen ahora para que su muerte no quede impune.” publicó la concejala Heidy Sánchez.
El asesinato del joven generó indignación en sectores de la sociedad, por el silencio del Distrito ante el angustioso pedido de la madre, el hecho abrió el debate sobre la inacción institucional en las desapariciones de menores populares.
“Harold no era parte de una estructura delincuencial. Era un joven estudiante, futbolista, con sueños y proyectos.” Señaló la Corporación Justicia y Democracia.
Así pues, el concejal José Cuesta Novoa presentó en la sesión de la Comisión de Plan del Concejo de Bogotá, presentó denuncias contra la Policía Metropolitana de Bogotá y el alcalde mayor, Carlos Fernando Galán, “¿por qué guardó silencio absoluto desde el 5 de agosto hasta el domingo 10 de agosto, pronunciándose solo a las 7:34 p.m. más de 26 horas después del hallazgo del cuerpo, y únicamente tras la presión de la ciudadanía y de redes sociales?” señaló el concejal.
Asimismo, señaló que hubo un desdén institucional, “la actitud del alcalde y las autoridades fue pasiva mientras un niño bogotano, dedicado al deporte y a su formación, estaba en riesgo de muerte.”
La diferencia
A diferencia de lo sucedido con el precandidato presidencial, que las instituciones de manera inmediata desplegaron todas las investigaciones para llegar, lo antes posible, con el autor de dicho crimen.
Los casos de Sergio Blanco y Harold fueron tratados desde el silencio y el desdén institucional, como si la vida de estos dos jóvenes importara menos que la de Uribe Turbay. Esto es muestra de la indiferencia y odio con la que las instituciones en la capital miran a los jóvenes de sectores populares.
El alcalde Galán decretó tres días de luto por la muerte de Miguel Uribe, pero ni uno por Harold y Sergio, quienes también fueron víctimas de la violencia que hay en Colombia, y solo encontraron revictimización y estigmatización.