jueves, octubre 16, 2025
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Se afinan los planes de invasión

“El plan es claro. Se trata otra vez de ejecutar la operación que ya fracasó, derrocar al presidente legítimo y constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, con el propósito de instalar un régimen títere y convertir a nuestro país en una colonia”

Ricardo Arenales

Mientras el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en la paradisíaca ciudad egipcia de Sharm el Sheik, en el extremo sur de la península del Sinaí, suscribía, junto a testigos, un acuerdo de cese al fuego en la Franja de Gaza y horas antes proclamaba que tenía derecho a recibir el Premio Nobel de Paz, en el mar Caribe cocinaba nuevos planes de guerra contra Venezuela.

El gobernante se ha venido rodeando de medidas de distinta índole para intervenir militarmente en territorio del país bolivariano. Primero solicitó y obtuvo autorización del Congreso de la república, para intervenir en tierra firme en cualquier país de la región al que, de manera unilateral, considere una ‘amenaza’ para la seguridad nacional de Estados Unidos, por su vinculación al tráfico de estupefacientes.

Después tomó otras medidas como la creación de una nueva fuerza antidrogas del Comando Sur, el traslado de radares y personal técnico a una isla cercana a Venezuela, el reforzamiento con personal militar y nuevos arsenales a las tropas que se movilizan en barcos de guerra, que rodean la costa norte de Venezuela.

Una intentona ya fallida

Con estos insumos, el gobierno bolivariano planteó la semana pasada en el seno de las Naciones Unidas, que Estados Unidos no va tras la lucha contra los carteles del narcotráfico, sino que en realidad pretende es “instalar un régimen títere” y convertir ese país suramericano en una “colonia” estadounidense.

Así lo señaló el embajador permanente de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas, Samuel Moncada, en intervención el pasado 10 de octubre. Durante una reunión urgente del Consejo de Seguridad, Moncada advirtió: “El plan es claro. Se trata otra vez de ejecutar la operación que ya fracasó, derrocar al presidente legítimo y constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, con el propósito de instalar un régimen títere y convertir a nuestro país en una colonia”.

En este sentido, Moncada fustigó duramente las acciones de Washington en el Caribe y su constante amenaza contra la paz regional y la de Venezuela. “¿Qué derecho tienen los Estados Unidos para militarizar la región del Caribe?, ninguno. ¿Qué derecho tienen los Estados Unidos para ejecutar civiles que tienen derecho a la presunción de inocencia y al debido proceso?, ninguno”.

Industria de la mentira

“¿Qué derecho tienen los EE UU para aterrorizar y privar de sus medios de vida a humildes pescadores en toda la región del Caribe?, ninguno. EE UU cree que el Caribe le pertenece porque tiene más de cien años usando la expansionista doctrina Monroe, que no es más que un lastre colonialista. Nuestra región ha sufrido más de un siglo de invasiones de EE UU”, precisó el diplomático.

Moncada advirtió que EE UU “está dispuesto a incendiar el Caribe para mantener su ideología de la guerra sin fin, una doctrina perversa” que, subrayó, es “una verdadera industria de la mentira y de la muerte”, de la que han sido víctimas “numerosos pueblos”. Por tal motivo, Venezuela exige a la Casa Blanca que cumpla con sus obligaciones internacionales.

“Las acciones y la retórica guerrerista del gobierno estadounidense señalan objetivamente que estamos ante una situación en la cual es racional pensar que, en muy corto plazo, se va a ejecutar un ataque armado contra Venezuela”, anotó Moncada en forma contundente.

Nueva fuerza de tarea

Venezuela advirtió en la misma sesión del Consejo de Seguridad que dispone de indicios que apuntan a la inminencia de un ataque militar directo de Estados Unidos hacia su territorio, bajo el argumento mentiroso de la lucha contra el narcotráfico, que ha servido a su vez como justificación para un despliegue bélico cerca a las costas venezolanas que incluye cazas, bombarderos dotados de misiles, tropas y un submarino nuclear.

Mientras el foro de las Naciones Unidas escuchaba las graves denuncias del representante de Venezuela, en simultáneo el Departamento de Guerra de los Estados Unidos anunciaba el lanzamiento de una nueva fuerza de tarea conjunta antinarcóticos, en la zona de operaciones del Comando Sur, precisamente cuando ha atacado varias lanchas en el mar Caribe, que supuestamente transportaban drogas a su país.

En su cuenta oficial en X, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció que la orden del presidente Trump es “aplastar a los carteles, detener el veneno y mantener la seguridad de Estados Unidos”. “El mensaje es claro: si trafican drogas hacia nuestras costas, los detendremos en seco”, precisó Hegseth.

El representante permanente de Rusia ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, terció en la polémica e indicó que “Venezuela está bajo una presión sin precedentes y la amenaza de una intervención militar desde hace varios meses, y la situación se agudiza cada día”.

Error irreparable

Aseguró el diplomático ruso que el contingente militar total, cerca de las costas venezolanas, supera los 4.000 efectivos. “¿Qué es esto, preparativos para una invasión?”, peguntó al tiempo que instó a los Estados Unidos a no cometer un “error irreparable”.

“Este es el momento de evitar una guerra contra Venezuela -dijo por su parte el embajador permanente de este país ante las Naciones Unidas. Si Venezuela no tuviera petróleo, la amenaza militar que está a punto de concretarse no existiría”.

El conflicto no existe y lo fabrica Estados Unidos. Si bien es cierto que en ese país existe una tragedia causada por la adicción a las drogas, existe otra peligrosa adicción de la que nadie habla. Se trata de la adicción al petróleo. EE UU está desesperado por controlar todas las fuentes de petróleo en el mundo y cree que el petróleo de Venezuela le pertenece. Su adicción desesperada le lleva a violar toda norma del derecho internacional”, puntualizó el diplomático.

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