Movimiento Segunda Papeleta por la Juventud Guajira
Lo que comenzó como una conversación entre jóvenes inconformes terminó convirtiéndose en un acto político sin precedentes. La iniciativa conocida como “La Segunda Papeleta por la Juventud Guajira” nació como una respuesta directa al incumplimiento legal en la formulación e implementación de la Política Pública Departamental de Juventud, una obligación que, pese a estar contemplada por ley, ha sido sistemáticamente ignorada por las autoridades.
Cansados de la indiferencia institucional y decididos a visibilizar su reclamo, cientos de jóvenes de distintos municipios se organizaron para crear una papeleta simbólica, que acompañó el proceso electoral de los Consejos de Juventud. El pasado fin de semana, esa expresión ciudadana se materializó en las urnas, alcanzando un total de 3.250 papeletas depositadas en todo el departamento.
Más que un acto de protesta, la Segunda Papeleta se convirtió en una manifestación pacífica, legítima y profundamente política. Su propósito fue recordar que el derecho a la participación juvenil no se reduce a la representación en cargos o mesas de diálogo, sino que exige políticas públicas reales, con presupuesto, cronogramas y compromiso estatal.
“Durante años, la juventud guajira ha sido llamada a participar, pero no escuchada. Hoy decidimos alzar la voz con una papeleta que exige lo que por ley nos corresponde: una Política Pública de Juventud seria, participativa y ejecutable”, señalaron los jóvenes promotores del movimiento.
Aunque algunos delegados de la Registraduría intentaron obstruir la recolección de papeletas o desecharlas, el ejercicio se desarrolló de manera pacífica en la mayoría de los municipios. Pese a las dificultades, la iniciativa logró lo que pocas veces ocurre: unir a la juventud guajira alrededor de una causa común.
Este hecho marca un hito en la historia política del departamento, evidenciando que la juventud no solo quiere ser consultada, sino también incidir, fiscalizar y proponer.
“La Segunda Papeleta es una metáfora de lo que queremos: un lugar en la democracia, una silla en las decisiones, una voz que no se silencie”, afirmaron los organizadores, quienes anunciaron que el movimiento continuará con espacios de incidencia y exigencia colectiva ante las instituciones.
Con esta acción, los jóvenes guajiros no solo visibilizaron el incumplimiento estatal, sino que encendieron una llama de esperanza en una generación que se niega a ser olvidada. Desde las urnas y la convicción, La Guajira volvió a recordarle al país que su juventud está viva, organizada y lista para escribir su propia historia.