El Gobierno no está solo, hay un pueblo dispuesto a defender su soberanía y su derecho a vivir con justicia social
Jaime Caycedo Turriago
El escándalo protagonizado por las grabaciones con las declaraciones del excanciller Álvaro Leiva Durán terminó cediendo ante el llamado a consultas por Washington al encargado de negocios de su embajada en Colombia y la recíproca invitación a Daniel García Peña al país.
La Administración norteamericana le debe muchas explicaciones a Colombia, como señala el expresidente Samper y Petro no tiene que dar disculpas como pide la derecha abyecta. Por ahora no funcionó la conspiración interna. El atentado contra Miguel Uribe es parte de un ejercicio desestabilizador, independientemente de los actores que de manera consciente o como “ganchos ciegos” se han prestado al aventurerismo político criminal.
En medio de las dificultades presupuestales, fiscales y de liquidez del Gobierno se resalta un fracaso más del llamado golpe blando. A pesar de la algarabía mediática, en lo externo y lo interno, es el Gobierno el que se está fortaleciendo en la coyuntura.
Fortalecimiento del gobierno del cambio
En primer lugar, las relaciones con Estados Unidos tienen que replantearse con base en la soberanía, la dignidad, la no intervención, la autodeterminación y el respeto al multilateralismo.
En segundo lugar, Petro acaba de obtener un éxito importante en la reforma laboral, con avances limitados pero reales para las y los trabajadores. La Cámara de Representantes votó y subsanó vicios de forma de la reforma pensional, en cumplimiento de la orden de la Corte constitucional. El propósito obstruccionista de la derecha en el Congreso ha fracasado también. Además, pese a las dificultades reconocidas, la reforma agraria avanza en los campos.
Movilización popular, palanca principal
En tercer lugar, el 18 de marzo y el 1 de mayo la presencia popular mostró que los derechos primordiales, con el respaldo de un gobierno popular que, además, pidió el apoyo del pueblo y de su movilización como la palanca principal para lograr los objetivos democráticos del cambio, se constituye en el factor decisivo en la coyuntura.
Al romper el cerco contrarreformista, la iniciativa de una consulta popular y el acompañamiento de movilizaciones de trabajadores en todo el país, conquistaron estos logros.
La resistencia democrática a la desestabilización y el avance del plan de gobierno para el cambio y las reformas sociales constituyen la base social y política de este tramo final de Gobierno.
Reconfiguración del Pacto Histórico
El Pacto Histórico avanza en su reconfiguración como movimiento político y social en la perspectiva de organizar al pueblo desde las bases populares con un programa que incluye más reformas sociales, infraestructuras, justicia social y laboral para relanzar el crecimiento, la defensa del agua, del medio ambiente, el bienestar y relaciones internacionales libres con el mundo entero.
La derecha teme a la capacidad de movilizar a la opinión popular de masas y de hacer que confluya con la voluntad democrática del cambio en la aprobación de las leyes necesarias para que el país avance hacia un nuevo momento de su historia.