Fueron documentados 14 casos de desaparición de mujeres en 2013. De 617 casos de presuntas violaciones del Derecho Internacional Humanitario y otras normas básicas contra la población registrados por el organismo internacional, 91 tuvieron como víctimas a mujeres

Redacción DD.HH.
“Como líderes, madres o esposas, las mujeres se han visto afectadas por la violencia en sus cuerpos, las amenazas, la desaparición de sus seres queridos y el desplazamiento. Sin embargo, sus vidas no se agotan en ser víctimas. En medio de las dificultades sacan adelante a sus familias”, señala el reciente informe del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Y es que las mujeres son víctimas del conflicto desde muchas aristas, y a pesar de ello según la investigación del CICR, para ellas la peor consecuencia es la ausencia de sus seres queridos.
En 2013 el Comité Internacional de la Cruz Roja se tomó la tarea de realizar una evaluación de los familiares de desaparecidos y encontró que el 80% de esas voces corresponden a mujeres, quienes además señalaron la importancia de recibir buen trato de las autoridades, ya que no obstante su sufrimiento muchas veces reciben mal trato y falta de consideración por parte de diferentes instituciones o representantes de éstas.
Según el informe, en cuanto al desplazamiento, este suele producirse por amenazas contra la vida o riesgo de ataque sexual, pero lo más preocupante es que muchas veces no reciben protección a su nuevo lugar de hábitat, a lo que se le añade la discriminación. En 2013 el CICR atendió a siete mil mujeres desplazadas en todo el país.
El 74% de personas que ingresaron a programas de formación ofrecidos por el CICR y el 42% que accedió a empleo temporal eran mujeres. Treinta desplazadas obtuvieron por primera vez en su vida empleos de medio tiempo con ingreso mensual en jardines infantiles, además de poder cuidar a sus hijos al tiempo que trabajaban.
Muchas mujeres ven incrementada la carga laboral en su vida diaria debido a que muchos hombres y niños sufren accidentes por artefactos explosivos producto de lo que se denomina “contaminación por armas”. Ellas deben asumir el cuidado de los lisiados y muchas veces por falta de información no acceden a servicios de ortopedia y rehabilitación.
En los centros de detención según lo registrado por el CICR, si las mujeres no están separadas de los hombres, son vulnerables a abusos y explotación. A esto se le suma una precaria atención médica aún si están embarazadas.
El CICR sostiene en su informe que desafortunadamente las cifras por abuso sexual en el marco del conflicto armado son inciertas por la ausencia de mecanismos efectivos de denuncia, miedo y vergüenza. En Buenaventura el organismo amplió un albergue para 60 mujeres embarazadas víctimas de la violencia sexual.