Hoy, aunque sin una corona y un cetro, Donald Trump se cree ungido por poderes divinos para dominar el mundo y moldearlo a su antojo. En las más de 2.600 ciudades y pueblos donde vibró el No Kings -“sin reyes, sin tronos, sin coronas”- se leyeron proclamas de repudio al presidente-rey
Alberto Acevedo
En reciente artículo periodístico, en el que reseña los trabajos de los primeros cartógrafos que recorrieron la geografía de los continentes inicialmente descubiertos por la cultura occidental, Mauricio Nieto Olarte (El Espectador, 22 de octubre de 2025, página 13), muestra el esplendor de la gobernanza de reyes que soñaron con poseer el mundo entero en sus manos.
Cita el caso de Felipe II, que en el siglo XVI fungía como monarca en una buena parte de la Tierra. El autor no se refiere a otros reyes que quisieron dominar el mundo porque ese no es el tema de su escrito. Los zares de Rusia tuvieron ese sueño. Napoleón Bonaparte en Francia, algunos emperadores en la vieja China. En épocas más recientes, la aspiración soberbia de Hitler y su Tercer Reich, de someter a Europa y a otros continentes. Y hoy, aunque sin una corona y un cetro, Donald Trump se cree ungido por poderes divinos para dominar el mundo y moldearlo a su antojo.
Este es un asunto que entiende con meridiana claridad el presidente Gustavo Petro quien, respondiendo a afirmaciones de Trump, en el sentido de que nuestro país está ‘fuera de control’, dijo que tales afirmaciones resultan ofensivas para un país soberano y precisó que el gobierno de Bogotá está “bajo el control del pueblo” y no de Trump, quien al hablar de esa manera se cree un ‘rey’.
¡A darnos órdenes, no señor!
“¡Pues claro que está fuera de control de él! En una democracia, un Gobierno está bajo control del pueblo, no de Trump. No es rey en Colombia. Aquí no aceptamos reyes. Punto”, fustigó el mandatario colombiano en una entrevista. Petro aseguró en ese momento que estaba dispuesto a hablar con el dignatario estadounidense de ‘tú a tú’, ‘como republicanos’ y sin problemas, tal como lo hizo en cuatro oportunidades con su antecesor, Joe Biden. “Pero a darnos órdenes, no señor”, puntualizó.
Esta desavenencia se ha dado en un contexto en el que Trump se asume y actúa cada día como un puro exponente del absolutismo, un sembrador de odio que empuja a la sociedad a vivir en estado de pánico, en medio del terror promovido desde el propio aparato gubernamental. Baste recordar las redadas contra migrantes, no solo en las calles, sino en centros agrícolas de trabajo, en supermercados, estadios, iglesias y tiendas.
Esto hizo que entre el 19 y el 25 de octubre pasado, entre siete y nueve millones de norteamericanos coparan las calles de más de 2.600 ciudades, convocados bajo el lema No Kings (No queremos reyes).
Espectáculo de alegría
Más allá del tremendismo oficial, que en su delirio calificó a los opositores como “asesinos, marxistas, socialistas, defensores del ‘antifa’ (antifascistas), anarquistas del ala pro Hamás de la extrema izquierda del Partido Demócrata” (todo eso en Estados Unidos), la protesta de una movilización no vista ni en los tiempos del rechazo a la guerra en Vietnam, fue un espectáculo de alegría avivado con guitarras y tambores, que recordaron lejanos carnavales.
En las más de 2.600 ciudades y pueblos donde vibró el No Kings -“sin reyes, sin tronos, sin coronas”- se leyeron proclamas de repudio al presidente-rey.
En una de ellas, en una barriada obrera de Chicago, un breve texto señaló que “en este momento de peligro para EE UU nuestro mensaje es exactamente el mismo: presidente Trump, no queremos que usted ni ningún otro rey nos gobierne. Muchas gracias, pero mantendremos nuestra forma democrática de sociedad. No avanzaremos hacia el autoritarismo, gobernaremos nosotros, el pueblo”, dijo un orador, no lejos de Haymarket Square, sitio donde fueron masacrados los trabajadores que se manifestaron en mayo de 1886 en demanda de los más elementales derechos laborales.
En un mitin en Washington, del Día de No a los Reyes, celebrado el 18 de octubre pasado, el senador demócrata Bernie Sanders, al igual que Petro, tomó el megáfono en sus manos y se dirigió a los asistentes.
Quiere más y más poder
“De manera nunca vista, este experimento democrático se encuentra ahora en peligro. Está en peligro cuando tenemos un presidente que quiere más y más poder en sus manos, y en las manos de otros oligarcas como él. Está en peligro cuando tenemos un presidente que afirma que las protestas pacíficas en Portland, Oregón, o en Chicago, Illinois, son una ‘insurrección’ y convoca al ejército del país. Y luego amenaza con arrestar a los alcaldes y gobernadores que se le resisten.
“Está en peligro cuando agentes enmascarados que trabajan para el ICE derriban puertas, arrojan personas al interior de camionetas sin el debido proceso y se las llevan Dios sabe dónde”, puntualizó el senador demócrata. “Está en peligro cuando tenemos un presidente que demanda e intimida a los medios, que no admite crítica a su persona o sus políticas y socava la Primera Enmienda de la Constitución: el fundamento mismo de nuestra democracia”.
“Nuestro país se encuentra en peligro cuando tenemos un presidente que amenaza con arrestar o cancelar a opositores políticos que están en su contra, como el procurador general del Estado de Nueva York, un senador en activo y el gobernador de California. Está en peligro cuando tenemos un presidente que socava la libertad de pensamiento y disentimiento en nuestras escuelas y universidades, y que ataca a los bufetes jurídicos que se le oponen en los tribunales.
Está en peligro cuando tenemos un presidente que amenaza con someter a juicio político a los jueces que emiten veredictos en su contra. Está en peligro cuando tenemos un presidente que hace caso omiso del Congreso, se niega a gastar dinero que el Congreso asigna y toma dinero de los estados que votaron en su contra”, puntualizó Bernie Sanders.







