lunes, mayo 12, 2025
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Cuba: trotamundos de la salud

Durante su reciente gira por América Latina, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, archienemigo de la Revolución cubana, instó a los gobiernos de la región a que cancelen su colaboración médica con la isla

Alberto Acevedo

Sin hacer demasiado ruido mediático y de manera más discreta que sus anunciadas campañas bélicas cotidianas –a menudo contra enemigos en gran parte imaginarios‒, la administración Trump ha emprendido una campaña contra las brigadas médicas cubanas, cuya labor humanitaria y solidaria se esparcen por buena parte de la geografía del planeta.

En ayuda a otros pueblos, la idea de llevar personal médico a otros países nació con el triunfo de la Revolución, hace ya más de seis décadas. Las misiones médicas cubanas se trasladaron a pueblos de África en años de penurias, tendieron su mano solidaria a diversas naciones en tiempos del covid-19, en procura de socorro a poblaciones que resultaron afectadas por terremotos, tsunamis, incendios descomunales y otras tragedias naturales.

Por esta razón, comunidades enteras, independientemente de su cultura, raza, idioma o preferencia sexual, agradecen en lo más profundo de su corazón la atención recibida por los galenos cubanos que, en no pocos casos, salvaron sus vidas.

Diferencia abismal

Al mirar el complejo horizonte político internacional, resulta pertinente destacar las palabras del sociólogo y analista político argentino Marcelo Colussi, quien en su artículo publicado en abril pasado por Prensa Comunitaria de Guatemala anotó que, mientras Estados Unidos exporta armas y fabrica guerras, Cuba envía muestras de solidaridad con las brigadas médicas.

Ambos países representan modelos político-económicos y sociales radicalmente distintos: por un lado, el capitalista más poderoso del mundo; por el otro, una pequeña isla que tuvo la osadía ‒o la dignidad– de independizarse de los tentáculos imperiales para construir el socialismo, como subrayó el pensador argentino.

La diferencia de potencial tecnológico, económico y militar entre ambos países es abismal. Sin embargo, el gigante del norte, después de más de seis décadas de intentos por destruir la experiencia cubana, no ha logrado su objetivo. Ha recurrido a formidables golpes: invasión fallida, bloqueo persistente, campañas negras, espionaje, sabotajes, mentiras difundidas masivamente y un largo ‒y vergonzoso– etcétera de agresiones, precisó Colussi.

Qué no les gusta

Pero, siendo el servicio médico cubano en el exterior una actividad noble por excelencia, ¿por qué molesta tanto? ¿Por qué irrita tanto al gobierno norteamericano?

La pregunta la hizo hace unos días el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, al ministro de Salud de la isla, José Ángel Portal Miranda, cuando ambos líderes, junto con otros especialistas, participaron en un pódcast sobre las brigadas médicas cubanas.

El titular de la cartera de Salud destacó el “indiscutible reconocimiento internacional de nuestros colaboradores. Y no solo por la preparación de nuestros profesionales de la salud de manera general, sino por lo que han logrado transmitirle al mundo en materia de solidaridad, de acompañamiento, de cómo lograr una verdadera salud para los pueblos”.

Y todo esto, resumió el ministro, es lo que molesta a quienes hacen esas campañas contra la colaboración médica cubana: el ejemplo que somos capaces de dar, el reconocimiento de los gobiernos que reciben nuestra cooperación, de los profesionales de esas naciones y, sobre todo, de las poblaciones que se benefician de ella.

Hoy estamos en 56 países

Nuestros médicos, puntualizó Portal Miranda, son, en muchas ocasiones, los únicos que atienden en hospitales a donde ningún otro profesional llega; con frecuencia, aquellos representan la única posibilidad de servicio a poblaciones enteras que, de otra forma, carecerían completamente de servicios de salud en las regiones donde viven.

El funcionario se refirió finalmente al hecho de que, durante todos estos años, más de 605.000 trabajadores de la salud (muchos lo han hecho varias veces, pero cada misión se cuenta como una) han cooperado en 165 países, donde han prestado más de 2.300 millones de consultas.

“Y en este momento estamos en 56 países, con más de 24.000 colaboradores. La cooperación médica en estos años también incluye la formación de más de 87.980 estudiantes de 150 países, dentro y fuera de Cuba, incluyendo 31.236 en la Escuela Latinoamericana de Medicina, ELAM”, anotó Portal Miranda.

En la Casa Blanca, esto no les gusta. Durante su reciente gira por América Latina, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, archienemigo de la Revolución cubana, instó a los gobiernos de la región a que cancelen su colaboración médica con la isla.

La prensa corporativa, entre tanto, denigra de este servicio humanitario y llega a decir que los médicos cubanos son explotados y sometidos a esclavitud por parte del gobierno de la isla.

Los más hermosos valores

Al responder estos infundios, el presidente Miguel Díaz-Canel aseguró que “los médicos cubanos son orgullo de la nación y de muchas naciones del mundo. Contra ese formidable muro de dignidad y profesionalidad probada, se estrellarán las maniobras de Marco Rubio y Claver Carone, y las mentiras de quienes sirven a sus criminales planes; como en 1961 se estrellaron contra el heroísmo cubano los invasores de Playa Girón”.

El mandatario dijo que estas calumnias buscan minar “o intentar contaminar medios tradicionales y redes sociales con estos mensajes, es solo parte de un cínico plan que la ultraderecha de origen cubano ha concebido”. Aseguró que “la Escuela cubana de Medicina está guiada por los más hermosos valores humanos. Y los enemigos de Cuba están apostando al egoísmo, al individualismo, a lo peor del ser humano”.

Díaz-Canel destacó que las misiones cubanas encarnan valores sembrados y defendidos por la Revolución, que son consustanciales al ejercicio de la medicina y “se desprenden del profundo sentido ético del llamado juramento hipocrático”.

Agregó que en Cuba “no hay que pagar, como en otros países, por una carrera en ciencias médicas. Aquí pueden acceder a ellas todos los cubanos en pie de igualdad, lo mismo el hijo de un empresario que el de un campesino, un obrero o una madre soltera y familias con pocos recursos”.

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