Para los marchantes, la jornada del 25 de febrero en la capital del país apenas fue el abrebocas de lo que será el paro nacional del próximo 17 de marzo y las distintas jornadas nacionales de protesta que habrá en 2016

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
Banderas, pitos, globos, disfraces, instrumentos musicales, megáfonos y sobre todo propuestas, acompañaron a los miles de caminantes en las calles bogotanas, en la pasada jornada de protesta. Los ciudadanos, cansados de imposiciones que atropellan sus derechos y patrimonio, expresaron su indignación en varias marchas que culminaron en un acto político en la Plaza de Bolívar.
La situación económica sin soluciones gubernamentales, y ciertas políticas del alcalde de la ciudad, Enrique Peñalosa, como el servicio de Transmilenio; la intención de vender la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB; la persecución a los vendedores ambulantes; la jornada única para colegios pero sin la infraestructura y los docentes necesarios; el recorte a la salud y la fusión de hospitales; y el proyecto de construir sobre la Reserva Forestal Thomas van der Hammen, colmaron la paciencia de los bogotanos.

Jornada única sí, pero no así
Uno de los profesores marchantes fue Jorge Laverde, director del Departamento de Educación de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Bogotá-Cundinamarca, quien explicó algunas razones por las que los docentes participaron en la jornada: “No es que estemos en contra de la jornada única, sino que no se debe implantar ahora porque no hay los suficientes establecimientos para que estén todos los muchachos ni los maestros necesarios. Requiere de más maestros en primaria; en educación física, arte, tecnología, inglés y en otras áreas. También está el salario del magisterio ya que si un docente va a trabajar todo el día el pago debe ser mayor. Además, ahora no es una alternativa porque la mayoría de colegios tienen las dos jornadas. Por eso es que hay oposición y creemos que debe suspenderse ese proceso y montarse una jornada única que le sirva a todos”.
Aunque dos días antes de las manifestaciones el Gobierno Nacional se había comprometido con recursos para la educación de esta ciudad, el dirigente sindical expresa que eso no alcanza para nada si se tiene en cuenta que hay alrededor de 900 mil estudiantes, por lo que faltarían 500 colegios como los que hay para poder tener esa clase de jornada.
Espacios, maestros y presupuesto
Cáterin Rodríguez fue una de las miles de estudiantes de artes escénicas de la Asab, de la Universidad Distrital que marcharon por la falta de maestros y espacios en este ente educativo, justo cuando está en proceso de venta la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB, entidad que genera utilidades a la ciudad, de las cuales se financia el centro de educación superior.
“Queremos una buena educación, una educación de calidad, que haya maestros para todos, que haya donde ensayar. La infraestructura que hay se queda corta ante la cantidad de estudiantes y sólo hay espacios para clases y no para ensayos, y nos toca ensayar en los pasillos, en parques o en el patio de la Universidad”.
A su vez John Cardona, también estudiantes de artes dijo que la pelea es por la privatización de la ETB, porque un porcentaje de las ganancias de la telefónica van al alma máter y ellos pueden pagar una matrícula mínima; si se vende la empresa la mínima podría quedar en más de un millón y medio de pesos, lo que muchos ya no podrían pagar. “Llevamos 10 años con el presupuesto congelado para la Facultad de Artes y en general para toda la Universidad, entonces pedimos una reestructuración del presupuesto porque estamos estudiando en condiciones mediocres y necesitamos educación de calidad”.

ETB no se vende
Pedro Manuel Urrea, dirigente de Sintrateléfonos, sindicato de la ETB, denunció el despido de 35 trabajadores pertenecientes al personal especializado e integralizado y junto con más obreros arengaban frente a la sede de la empresa contra su venta. “Una de las hipótesis es que la administración de Peñalosa despide a los trabajadores que ingresaron en la administración del pasado alcalde”.
El sindicato reclama por los despidos aunque se ha opuesto a la nómina integralizada porque hace pocos años hicieron un análisis de la nómina, en donde se determinó que el 48% estaba en estas condiciones y el resto era personal de base con salarios no superiores a uno o un millón y medio de pesos, mientras un integralizado devenga alrededor de siete millones.
“Denunciamos despidos de trabajadores ya que es una de las pretensiones del señor Jorge Castellanos, presidente de la empresa, con los de base y los sindicalizados. Buscan amedrentar a los demás seguramente para imponer planes de retiro que afectan a quienes ganan menos de dos millones de pesos”, anotó el dirigente de Sintrateléfonos.
Menos salud
Otros que colmaron la carrera séptima fueron los trabajadores de hospitales, quienes rechazaron el modelo de salud que está imponiendo el burgomaestre: “El Secretario de Salud redujo en enero el presupuesto para hospitales en un 40%, crea la emergencia sanitaria para tener excusa posterior y decir que son ineficientes, lo cual es falso, pues las emergencias permanecen llenas porque las EPS no dan citas ni órdenes de servicios, entonces la gente recurre a las urgencias. El señor Secretario pretende decir que por eso hay que privatizar los 22 hospitales. Presentaron el acuerdo para fusionarlos pero se olvidan de la deuda que tienen las EPS que son alrededor de 850 mil millones de pesos, si se pagara esa plata los hospitales públicos de Bogotá serían altamente eficientes”, expuso Fernando Castro, vicepresidente de Sindess.
Pliego y paro
Los manifestantes entregaron un petitorio en la Alcaldía Mayor de la ciudad con el título “Una ciudad para el buen vivir”, en el que hacen exigencias en temas como: La defensa del patrimonio público; el derecho a la movilidad; defensa de los derechos laborales; salud y educación como un derecho; función social del Estado; agua, ambiente y territorio; respeto a los vendedores ambulantes; y una política integral de paz y derechos humanos, entre otros.
Dejaron el documento sabiendo que el alcalde hará caso omiso. Por eso, y por la grave situación económica en al ámbito nacional, se comprometieron a preparar el paro nacional del 17 de marzo y el resto de movilizaciones que se planean para el presente año.