Queremos entender también que ustedes, al igual que nosotros, creen que la reflexión sobre la violencia es un asunto pendiente que convoca a la sociedad en su conjunto
Corregimiento de San José de Apartadó, 12 de marzo 2014
Señores integrantes de la fuerza de Policía del corregimiento
Señores del Ministerio de Defensa de Colombia
De parte del Comité de y para los Derechos Humanos de San José de Apartadó, y de las demás personas y colectivos que asistimos a este encuentro regional de las Constituyentes Campesinas por la Paz queremos agradecerles la deferencia que ustedes han tenido.
Sabemos que todo aporte a la convivencia es por sí mismo un aporte para la paz, y estimamos que la preocupación por el extremo estado de abandono en que se encuentran los edificios de interés para la comunidad es un noble propósito, que de seguro nace cuando ustedes y cualesquiera otra persona que visita nuestro territorio se percata de que los largos años de violencia selectiva y sus estragos se han ensañado contra los más vulnerables: mujeres, niños y hombres que luego de su jornada de trabajo o de reflexión política se guarecían en sus viviendas. Agradecemos el aporte de materiales de pintura para que la comunidad repare la capilla.
Sin duda que el refugio espiritual –o cualquier cosa parecida- es una válvula para escapar a locura y de las puertas del desespero a que puede verse avocada cualquier persona que al cruzar la calle se encuentre a una mujer abierta por su vientre y su bebé arrancado de las entrañas por hombres que han jugado a ser dioses, y para dominar la vida desde el momento primigenio han querido marcar la historia de San José de Apartadó superando la imagen del infierno que el propio Dante nos había ofrecido: la sangre mezclada con el polvo, recogida por asquerosos gusanos.
Queremos entender pues que esta pintura y el fin al que ustedes la han dedicado se trata de un reconocimiento al dolor de las víctimas. Y queremos entender también que ustedes, al igual que nosotros, creen que la reflexión sobre la violencia es un asunto pendiente que convoca a la sociedad en su conjunto. Porque no parece posible pensar en la extrema crueldad que ha alcanzado la violencia en Colombia desde la explicación de la triste condición humana o diciendo que ha sido asunto de unos pocos hombres enajenados.
Estarán ustedes de acuerdo que tal desprecio por la vida no puede explicarse tampoco por asuntos de ventaja militar alguna.
Y que menos aun podríamos acudir a la excusa en la que se parapetó el nazi Eichman cuando, preguntado por su responsabilidad en el exterminio de más de seis millones de personas, respondió diciendo que él jamás ejecutó de manera directa a nadie, que él no había firmado sentencia contra ningún judío, comunista o gitano, y que su participación se había limitado a diseñar procesos eficientes para dar solución –la solución final- a un problema que aquejaba al Estado alemán (él se sentía un patriota), y que para tal fin era necesario implementar el exterminio en masa y el más profundo desprecio por la vida.
Sólo así el resto del país y del mundo no se percataría de lo que allí estaba sucediendo.
Hay quienes dicen que un exterminio y una crueldad generalizado como el que se ha desatado en Colombia, Alemania, Chile, Argentina, Centroamérica, y otros lugares, se trata de un fracaso moral colectivo. Vecinos, médicos, obreros, jueces, fiscales, todos sin excepción conocemos cómo acechan la muerte, la tortura y el descuartizamiento; en la noche y demás momentos de indefensión. De seguro muchos de nosotros también estaremos tentados a decir que nunca tiramos del gatillo. ¿Acaso podríamos decir que hicimos algo para impedirlo?
Para finalizar, queremos reiterarles nuestro agradecimiento y decirles que en adelante también es posible construir la convivencia desde la justicia reparadora, es decir, una convivencia fundada en la verdad de los hechos de la violencia. Así que también agradeceremos que ustedes nos ayuden a esclarecer los grandes interrogantes que atormentan nuestros días: ¿Cómo es que de manera continua han fracasado los mecanismos de protección de Policía, Ejército y del sistema judicial, y cómo es que los verdugos han podido cometer esta cantidad de atrocidades sin que ustedes hayan hecho nada para detenerlos?
Agradeceríamos pues, que sus instituciones se hagan cargo de una tarea que muchos de sus integrantes han emprendido de forma individual, que atormentados por la extrema crueldad en la que tomaron parte, decidieron contactar con las víctimas para contarles cómo fueron las condiciones de modo, circunstancias e intereses que motivaron el exterminio de los pobladores de San José de Apartadó.
Comité de y Para los Derechos Humanos de San José de Apartadó