viernes, diciembre 5, 2025
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Patraña intervencionista

Se confirman la existencia de planes abiertamente injerencistas en los asuntos internos de la nación bolivariana. Según anuncio de la Casa Blanca, el presidente Trump convocó a su Estado Mayor y a su equipo de Seguridad Nacional para abordar nuevas acciones contra Venezuela

Alberto Acevedo

La autorización directa del presidente Donald Trump para que agentes encubiertos de la CIA adelanten labores de sabotaje en Venezuela, y objetivos militares de ‘falsa bandera’; una eventual intervención militar en suelo venezolano con operativos aparentemente dirigidos a liquidar centros de producción y acopio del narcotráfico, conocida como Operación ‘Lanza del Sur’.

El cierre del espacio aéreo del país bolivariano o la declaratoria, también por Washington, del llamado ‘Cartel de los Soles’ como organización terrorista, son pasos dados por la administración Trump en las últimas semanas, dirigidos a un escalamiento del conflicto con Caracas, sin descartar la intervención directa, que tendría como objetivo final el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro.

Hay detalles de última hora que confirman la existencia de planes abiertamente injerencistas en los asuntos internos de la nación bolivariana. Uno es que, en la tarde del lunes de la presente semana, según anuncio de la Casa Blanca, el presidente Trump convocó a su Estado Mayor y a su equipo de Seguridad Nacional, para abordar nuevas acciones contra Venezuela.

Todas las opciones

Refiriéndose al tema, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en rueda de prensa, confirmó la reunión, y aseguró que en ella “muchas opciones están sobre la mesa”. Por su parte, la agencia Reuters hizo público un cable noticioso en el que asegura que Trump habría dado un plazo perentorio al gobernante venezolano, para que antes del 28 de noviembre, abandonara el país y aceptara un exilio en Rusia.

El gobierno de Caracas insistió en denunciar que el pretendido operativo antinarcóticos de Washington en el Caribe no es más que una “patraña” con la que se pretende justificar una agresión contra el “pueblo venezolano y generar un cambio de régimen”, sin capacidad de impactar en la disminución del consumo de sustancias ilícitas dentro de EE. UU.

Por su parte el presidente Gustavo Petro se pronunció sobre el anuncio de Donald Trump del cierre del espacio aéreo de Venezuela y llamó a las compañías aéreas a no aceptar órdenes ilegales’. “El cierre del espacio aéreo de Venezuela es completamente ilegal”, escribió en su cuenta de X, pidiéndole a la Organización de la Aviación Civil Internacional, OACI, reunirse ‘de inmediato’.

Preservar el orden internacional

Petro recordó que no existe autorización alguna del Consejo de Seguridad de la ONU para realizar acciones militares contra Venezuela ni tampoco el Senado estadounidense ha dado luz verde a una intervención armada. “El orden internacional debe preservarse y América Latina y el Caribe deben decirlo sin temor, argumentó el mandatario colombiano.

Una semana antes, Trump publicó en redes sociales una advertencia a “todas las aerolíneas, pilotos, narcotraficantes y traficantes de personas” para que “consideren que el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela está cerrado en su totalidad”. Antes de esto, el mandatario estadounidense había dicho también que “pronto” extendería a tierra firme las supuestas operaciones antinarcóticos que lleva a cabo su país, y tienen como blanco preferente a Venezuela.

Para ese momento, Caracas denunció una “amenaza explícita de uso de la fuerza” por parte de Estados Unidos. “Venezuela denuncia y condena la amenaza colonialista que pretende afectar la soberanía de su espacio aéreo, constituye esta una nueva agresión extravagante, ilegal e injustificada contra el pueblo de Venezuela”, señala un comunicado difundido por el canciller de ese país, Yván Gil Pinto.

Un coro polifónico de voces se ha levantado en solidaridad con el pueblo venezolano, exigiendo a la administración Trump sacar sus manos de la esfera de influencia de patria de Hugo Chávez. Un análisis muy particular sobre el clima que se vive en el Caribe lo aporta el analista argentino Juan Marino, líder del Partido Piquetero, de orientación trotskista.

La mayor concentración naval

“Desde el miércoles 12 de noviembre, América Latina se encuentra bajo amenaza directa. El gobierno de Estados Unidos ha desplegado, en el mar Caribe, al USS Gerald R. Ford, el buque de guerra más grande y poderoso del mundo. No llegó solo: lo acompañan destructores, buques anfibios y submarinos, sumando un total de trece unidades navales y aproximadamente 15.000 soldados estadounidenses. Este despliegue constituye la mayor concentración naval de Estados Unidos en la región desde hace décadas.

“No se puede simular normalidad frente a este escenario -puntualiza Marino. Con el anuncio de la operación ‘Lanza del sur’ por parte del secretario de Guerra Peter Hegseth, Estados Unidos ha declarado, sin pasar por su Congreso, una guerra de facto contra América Latina. Donald Trump, quien comanda una guerra contra la democracia en su propio país, ha decidido exportar esa orientación a nuestro continente. La pregunta ya no es si habrá una invasión, sino cuándo y hasta dónde llegará la escalada.

“¿Por qué ahora? ¿Por qué semejante despliegue de fuerza? Esto no es solo una operación contra Venezuela; es un ensayo general para la guerra imperialista contra China. Analistas de defensa advierten lo que el propio Pentágono sugiere en sus documentos: “El camino a Taipéi es a través de Caracas”.

Testear la maquinaria de guerra

“Así como la invasión a Panamá en 1989 sirvió de laboratorio de doctrina y tecnología para la posterior Guerra del Golfo, la operación ‘Lanza del sur’ funciona como una prueba piloto para una futura guerra contra China por Taiwán. El imperialismo necesitaba testear su maquinaria bélica, y ha elegido nuestros mares y tierras como su campo de entrenamiento. Prueba de ello es la presencia del MV Ocean Trader, un “buque fantasma” de operaciones especiales que se desplaza sin rastreo público, diseñado para misiones encubiertas de captura y asesinato selectivo, que ya ha sido desplegado en Oriente Medio”, puntualiza el analista argentino.

Entre las muchas justificaciones para la ofensiva en el mar Caribe, la mayoría fabricadas por el Departamento de Estado norteamericano, está el de la existencia del ‘Cartel de los Soles’, inventado por los servicios de inteligencia de ese país y posteriormente declarado como ‘organización terrorista’.

Como señala un observador venezolano, “cada cierto tiempo un mismo fantasma vuelve a recorrer los titulares: el ‘Cartel de los Soles’. Resurge en discursos oficiales en Washington, se multiplica en informes de ‘inteligencia’, sin pruebas sólidas y se instala en la opinión pública, como si fuera una verdad indiscutible”.

Los verdaderos centros de acopio

Ahora se insiste en afirmar que Venezuela es el gran productor y exportador de cocaína. El país aparece sí como un corredor, pero de carácter muy marginal, frente a los verdaderos ejes de producción y transporte del alcaloide.

De acuerdo con una investigación del periodista Elías Ferrer, citada por Misión Verdad, “la cocaína tiene un mapa de origen bien delimitado. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodoc), el 61 por ciento proviene de Colombia, el 26 por ciento del Perú y el 13 por ciento de Bolivia. Venezuela no aparece entre los grandes productores: los cultivos en su territorio son ‘insignificantes a escala global’. Lo que se ha encontrado corresponde con sitios como laboratorios aislados en Zulia, en la zona del Catatumbo, siempre ligados con dinámicas que vienen desde Colombia.

La investigación de Ferrer expone cómo la presión política estadounidense exagera el rol venezolano. Los propios informes de la DEA son contundentes: “La DEA estimó que, en 2019, el 90 por ciento del comercio de cocaína con destino a EE.UU. transitaba por los vectores del Pacífico oriental (74 por ciento) y el Caribe occidental (16 por ciento). El Caribe oriental, donde encontramos la costa de Venezuela vio solo un ocho por ciento”.

Las rutas realmente decisivas están en el Pacífico y en la frontera terrestre mexicana. La costa venezolana, en cambio, apenas aparece como vía minoritaria.

La voz de Petro

Para el presidente Gustavo Petro es claro que el despliegue de fuerzas norteamericanas en el Caribe es una excusa para derribar gobiernos progresistas en la región. Foto Joel Gonzalez / Presidencia de Colombia

Cuando se analizan las cifras de la última década, Venezuela se ubica muy por debajo de otros corredores. En 2018, unas 210 toneladas de cocaína pasaron por el territorio, frente a las más de 2.300 toneladas desde Colombia y más de 1.400 toneladas que atravesaron Guatemala, un país mucho más pequeño.

Aún más: el corredor terrestre mexicano movió 2 mil toneladas ese mismo año. El promedio que se mantiene desde 2013 es de 9 a 1 en desfavor de Venezuela, lo que desinfla cualquier intento de sobredimensionar su peso.

En este contexto, el presidente colombiano Gustavo Petro calificó como “excusa ficticia” esgrimida por “la extrema derecha para derribar gobiernos que no les obedecen” al “Cartel de los Soles”, organización criminal dedicada al tráfico de drogas, cuya existencia no ha sido probada, pero sirve a Estados Unidos de pretexto para señalar que estaría liderada por Nicolás Maduro.

“El paso de la cocaína colombiana por Venezuela lo controla la ‘Junta del Narcotráfico’, y sus capos viven en Europa y Oriente Medio’, puntualizó el mandatario en su cuenta de X. Petro aseguró también que le propuso a las autoridades venezolanas y estadounidenses unir esfuerzos para destruir ese cartel (la Junta del Narcotráfico). “Es coordinar y no someter”, destacó, refiriéndose al despliegue militar al sur del mar Caribe.

Sirve para invadir países

Puntualizó finalmente que “el problema político de Venezuela se resuelve entre los venezolanos mismos, hablando y con más democracia”. “Una Venezuela descarbonizada debe ser el propósito: la Gran Colombia potencia mundial de la vida y pilar esencial de la unidad latinoamericana y de la paz”. En ocasiones anteriores, Petro ha desmentido la existencia del ‘Cartel de los Soles’; anteriormente sostuvo que “esa es una mentira como las armas de destrucción masiva en Irak, y solo sirve para invadir países”.

Datos más recientes, publicados en el Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la Agencia de la ONU contra la Droga y el Delito, cuentan una historia opuesta a la que difunde la administración Trump.

Una historia que -señala un analista- desmonta pieza por pieza el entramado geopolítico construido alrededor del ‘Cartel de los Soles’, una entidad tan legendaria como el Monstruo del Lago Ness, pero apta para justificar sanciones, embargos y amenazas de intervención militar contra un país que, casualmente, se ubica sobre una de las mayadoras reservas de petróleo del planeta.

El ’Cartel de los Soles’ es una creación de la imaginación de Trump. Supuestamente liderado por el presidente Nicolás Maduro, pero no se menciona en el informe de la principal agencia antidrogas del mundo, ni en los documentos de ninguna agencia europea ni de casi ninguna otra agencia anticrimen del mundo. Ni siquiera una nota de pie de página. Un silencio ensordecedor, que debería hacer reflexión a cualquiera que aun tenga un mínimo de pensamiento crítico.

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